La minería de Bitcoin se ha convertido en uno de los recursos más empleados para multiplicar el dinero. No obstante, cada año produce cerca de 30.700 toneladas de chatarra electrónica, es decir, basura electrónica, según publica un estudio titulado Bitcoin’s growing e-waste problem (El creciente problema de los residuos electrónicos de Bitcoin), publicado en la revista Resources, Conservation and Recycling.

Por otro lado, según un estudio de la Universidad Técnica de Munich (TUM) y del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), el uso de bitcoins genera unas emisiones de CO2 equivalentes a las de la ciudad de Las Vegas.

De hecho, por cada transacción en criptomonedas se generan 272 gramos de chatarra electrónica, lo mismo que tirar dos iPhones a la basura. Además, a este alto contenido en basura habría que sumarle el alto coste energético que supone la minería, que cada año emplea 101 TWH, es decir, más de lo que consumen algunos países del mundo como por ejemplo en los Países Bajos. 

Sin lugar a dudas, existe un vínculo entre el elevado gasto energético de la minería de Bitcoin y la generación de chatarra electrónica debido, sobre todo, a las máquinas (servidores) que rápidamente quedan obsoletas a medida que los mineros desarrollan y despliegan hardwares de minería más eficientes. De hecho, el tiempo que tarda un dispositivo de minería en dejar de ser rentable asciende a menos de 1,3 años. Pero para hacerse una idea de la basura electrónica que producen: sobre una cantidad estimada 2,9 millones de máquinas activas se producen 39,75 kilotoneladas de residuos electrónicos al año.

Cada transacción efectuada en Bitcoins genera de media 272 gramos de residuos electrónicos

Por otro lado, cabe destacar que la mayoría de la industria de la minería de criptomonedas se localiza en Asia, donde la producción de energía está fundamentalmente basada en el carbono por lo que el auge de las criptomonedas está provocando un exceso de emisiones que no estaba contemplado en ningún protocolo.

Para intentar reducir este consumo energético, los mineros de la criptomoneda ya emplean circuitos integrados para aplicaciones específicas (ASIC): procesadores especializados y más eficientes. Concretamente este tipo de chips no se pueden emplear para otra cosa que no sea la minería. 

¿Cómo nos afectan los residuos electrónicos?

Los intentos por rebajar las emisiones contaminantes de la minería bitcoin no son suficientes. Los productos químicos tóxico,; metales pesados o la contaminación del aire, entre otros factores, suponen una amenaza directa para el medio ambiente. Además, atendiendo a que el bitcoin es una criptomoneda con elevadas fluctuaciones, en los momentos en los que ha encontrado en máximos históricos, la cantidad anual de residuos electrónicos puede crecer más allá de 64,4 kilotoneladas

Según el estudio, la solución más deseable para reducir esta producción de residuos electrónicos sería sustituir el sistema de minería -Proof-of-Work- en su totalidad de forma que la red la red abordaría tanto el problema del consumo de energía como la generación de residuos electrónicos. De hecho, otra criptomoneda de cabecera, el Ethereum, ya ha confirmado su participación en este simulacro.