El Producto Interior Bruto (PIB) español experimentó un crecimiento del 0,7% en el primer trimestre de 2024, sobrepasando todas las previsiones de organismos nacionales e internacionales. La Comisión Europea ya había elevado a España hasta la primera posición de crecimiento entre las grandes economías y el dato del periodo enero-marzo no ha hecho más que confirmar esta pretensión, obligando a muchos analistas a rectificar y otorgar un subidón a las estimaciones para el país, que parece haber confirmado una evolución mínima del 2%.

La última rectificación ha llegado de la mano de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que ha elevado en tres décimas la progresión prevista para este año. El think tank de las economías avanzadas estimaba que España avanzaría a un ritmo del 1,5% que ahora se ha elevado al 1,8%. De cara a 2025 mantiene el 2% que, de cumplirse, completaría cinco años consecutivos en ascensos para la economía española y dejando atrás la caída sufrida durante el 2020 por la crisis pandémica.

"El consumo privado sustentará el crecimiento respaldado por un mercado laboral resistente y aumentos de los ingresos reales", justifica la OCDE el avance diferencia español, añadiendo que se espera que la tasa de inflación armonizada de caiga al 3% en 2024 y al 2,3% en 2025, mientras que el dato subyacente bajaría al 2,9% este año y al 2,2% el siguiente. Así, la economía española seguirá creciendo este año y el siguiente sustancialmente por encima de la media de la zona euro, cuya expansión ha revisado al alza la OCDE hasta el 0,7% y el 1,5%, respectivamente.

España viene de cerrar el año 2023 con un crecimiento del 2,5%, cinco veces por encima de la media de la zona euro (0,5%), que se suma al 6,4% de 2021 y al 5,8% de 2022. La fuerte caída experimentada por el PIB durante la pandemia (-11,2%) consiguió voltearse ya en el tercer trimestre de 2022 y desde entonces la economía ha seguido creciendo, acumulando un avance del 14,7% desde 2021. Además, el 0,7% registrado en los tres primeros meses de este curso se ubica por encima de los cuatro trimestres anteriores (0,6%, 0,4%, 0,3% Y 0,6%).

No obstante, la organización con sede en París señala como inconveniente la debilidad de la inversión durante 2025, aunque confía en que aumentará en 2025 debido a la implementación del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (RTRP). Al respecto, señala entre los riesgos a la baja para sus previsiones, además de una mayor escalada de las tensiones geopolíticas que empeorasen la demanda de los principales socios comerciales de España, una implementación más lenta del Plan de Recuperación.

Deuda, déficit y ajustes fiscales

En lo referido a fiscalidad, el país está consiguiendo reducir el déficit y la deuda pública a un ritmo mayor de lo pactado con Bruselas, pero aún representan un peso sobre el PIB muy por encima de los requisitos que se establecerán con la recuperación de las reglas fiscales. Concretamente, las proyecciones de la OCDE apuntan a que el déficit presupuestario de España caerá este año al 3,3% del PIB desde el 3,6% del año pasado, mientras que para 2025 la organización espera que se reduzca al 2,6%.

En cuanto a la deuda pública, las previsiones contemplan que la ratio se sitúe este año en el 107,1% del PIB para bajar hasta el 106,7% un año después. Para seguir reduciendo estas variables, la OCDE apunta que el país "necesitará una consolidación fiscal más fuerte y sostenida en el medio plazo" para cumplir con las reglas fiscales propuestas por la UE y crear espacio para futuras prioridades de gasto.

En el corto plazo, para contener los costes fiscales, recomienda que las políticas destinadas a mitigar el impacto del shock de los precios de la energía se transformen en "un apoyo específico a los ingresos para los más vulnerables". Además, para dejar espacio a futuras presiones de gasto, según el organismo, la consolidación fiscal debería depender de la movilización de ingresos adicionales mediante la ampliación gradual de la base del IVA y el aumento de los impuestos relacionados con el medio ambiente y la mejora de la eficiencia del gasto.

Por otro lado, sostiene que, para impulsar el crecimiento sostenible, es necesario aumentar la productividad potenciando la innovación, mejorando las habilidades y reforzando los resultados educativos. "Es necesaria una renovación de las políticas activas del mercado laboral para mejorar la eficiencia de la contratación laboral y abordar los desajustes de habilidades", concluye.