La guerra detonada entre las partes del Gobierno de coalición por la elevación del mínimo exento de tributación del IRPF sigue abierta. La subida del Salario Mínimo Interprofesional (SIM) quedó opacada por la discusión en materia fiscal protagonizada por la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, transformando lo que debería haber sido una nueva victoria social de cara a la opinión pública en un intercambio de reproches. Este lunes, las dos contendientes han querido limar asperezas y dejar una imagen de unidad.
Las discrepancias dentro del Ejecutivo siguen más vivas que nunca y las dos personalidades más relevantes, tan solo por debajo de Pedro Sánchez en el organigrama, no piensan ceder en sus posiciones. Sin embargo, ninguna de las dos quiere permitir que esto siembre la duda en torno a la salud de la coalición y protagonizaron hace escasas horas un afectuoso abrazo en el photocall de ‘La conquista de la democracia’, la nueva serie documental que ha lanzado RTVE y a cuya presentación estaban invitadas ambas vicepresidentas.
La titular de Trabajo defiende que el sueldo de los que menos cobran siga sin tener que tributar por el IRPF porque sigue siendo una cuantía reducida, pese a los múltiples ascensos aprobados durante estos años. Por su parte, la máxima responsable de Hacienda apuesta porque el límite se quede anclado en el último baremo, que coincide con el anterior aumento del SMI, al considerar que ya no es un salario de subsistencia. Las diferencias quedaron evidenciadas en la rueda de prensa posterior al último Consejo de Ministros, imagen que quieren evitar que vuelva a producirse.
“Puede haber discrepancias puntuales con respecto a una materia, pero la receta es diálogo”, trasladaba Montero durante el evento de la televisión pública. Díaz, algo más escueta en esta ocasión, se limitaba a trasladar amor a su homóloga: “yo la quiero mucho”. Nada que ver con el intercambio de hostilidades que han protagonizado en los últimos días, bajo el lema de “pedagogía fiscal” que ambas partes del Gobierno se arrojan recubierto de sarcasmo a la cara. Una tregua en medio de una pelea que no acabará con este abrazo.
El PSOE no cede
“Saben ustedes que el Gobierno ha explicado a lo largo de todo este periodo el porqué era importante la subida del SMI, un 61% desde que Pedro Sánchez es presidente; por tanto, este debate se trababa de esta subida”, defendía Montero a la llegada al teatro. “Estos salarios tributaban ya el año anterior, por tanto, nosotros en ningún caso subimos impuestos. Lo que piden algunas formaciones políticas es bajarlos, pero el Gobierno ya ha aprobado un ahorro para la clase baja y media de 5.000 millones en materia fiscal”, añadía.
Esta posición era refrendada horas antes por el jefe del Gobierno durante la Ejecutiva Federal del PSOE. No obstante, ha preferido no mancharse en esta batalla. “Diálogo, diálogo y diálogo”, zanjaba la vicepresidenta primera. En contraposición, desde Sumar mantiene que “ser de izquierdas no es bajar los impuestos a las energéticas” o hacer un “regalo fiscal a los rentistas (bonificación del 100% del IRPF)” y, a la par, defender no elevar el mínimo exento para los perceptores del SMI.
Sumar, con la carta del Congreso
“Siempre nos van a encontrar defendiendo un sistema tributario justo, que es lo que no ha tenido España en los últimos años. Pero para garantizar ese apoyo social a un sistema tributario, que es fundamental, necesitamos también que nuestra sociedad perciba que nuestro sistema tributario es socialmente justo”, ha defendido el portavoz de la formación magenta, Ernest Urtasun, que defiende una solución negociada, pero es conocedor de los números favorables en la Cámara Baja.
El también ministro de Cultura considera que “cuando el menú que se presenta en materia de fiscalidad es un menú en el cual se bonifica al 100% del IRPF a los rentistas, no se graba las eléctricas y se pretende grabar el SMI, allí es donde el consenso social alrededor del esquema tributario puede resquebrajarse” y la coalición puede perder apoyos. “Me gustaría alcanzar un acuerdo dentro del Gobierno, esto es lo legítimo. Yo nunca voy a una negociación diciendo que no voy a mover una coma”, ha dejado abierta la puerta Díaz.
Los socialistas la han cerrado de un portazo, garantizando que la decisión final está tomada. En consecuencia, todo puede terminar por dirimirse en el Congreso de los Diputados, donde la mayoría conformada por los partidos ubicados a la izquierda del PSOE, desde donde se han presentado varias proposiciones de ley para elevar el mínimo exento, y el Partido Popular (PP), que ha presentado otra proposición en la misma dirección, puede asestar un duro golpe a los de Sánchez.