Borja de la Cierva nunca lo tuvo fácil. Llegó a DIA en pleno hundimiento de la empresa, con sospechas acerca de la gestión del equipo anterior y de algunos de sus compañeros de Consejo de Administración. Mientras peleó para mantener a flote a la cadena de supermercados, con pérdidas crecientes y una deuda cada vez más difícil de pagar, tuvo que afrontar el desembarco del magnate ruso Mijáil Fridman, que aprovechó la situación de crisis para hacerse con DIA. Y lo cierto es que Fridman también culpaba de la situación al consejo liderado por De La Cierva, por lo que una vez consumada la OPA del ruso, los días del ejecutivo gallego al frente del consejo estaban contados. Si bien se esperaba que hubiera un periodo de transición que, finalmente, no se ha producido. 

Del Consejo de Adminsitración de ayer sólo queda hoy el ex secretario de Estado de Comercio con Rajoy, Jaime García-Legaz, que llegó a maniobrar para ser el presidente del Consejo resultante de la OPA y hoy se queda como único superviviente y miembro de la comisión de Auditoría y Cumplimiento. Richard Golding, Mariano Martín Mampaso, Antonio Urcelay Alonso, María Garaña Corces, Julián Díaz González, Angela Spindler y De la Cierva han salido hoy y entran los hombres de confianza de Fridman: Stephan DuCharme, Michael Joseph Casey, Sergio Antonio Ferreira Dias y Karl-Heinz Holland como consejeros externos dominicales (a propuesta de LetterOne, la sociedad de inversiones del ruso) y Christian Couvreux y José Wahnon Levy como consejeros independientes.

De ellos, el que fuera alto ejectuvo de Lidl, Karl-Heinz Hollland, es ahora consejero delegado y DuCharme, mano derecha de Fridman en todo lo relacionado con DIA, presidente del Consejo. 

Tras haberse llegado a un acuerdo ayer con el "hombre malo" del Santander para refinanciar la deuda, la empresa ha esquivado el concurso de acreedores y se embarca en un plan de rescate con el que salir de los números rojos mediante una ampliación de capital de 500 millones. En este momento la acción de DIA se cotiza a 0,67 euros, un céntimo por debajo de lo pagado por Fridman en la OPA y casi tres euros menos que hace un año.