Supermercados DIA vuelve a estar al borde del precipicio, tras completarse en el último minuto la OPA del magnate ruso Mijáil Fridman a través de su empresa de inversiones LetterOne. Stephan DuCharme, representante de LetterOne, y Javier García-Carranza, director general adjunto del Santander (y especialista en lo que se denominan "situaciones especiales") llevan negociando todo el fin de semana para aceptar el plan de rescate que Fridman tiene preparado para la cadena de supermercados. Ya durante la semana pasada LetterOne anunció que este plan estaba respaldado por todos los acreedores de DIA menos uno. Y el que falta es precisamente Santander, el mayor acreedor y el hueso más duro de roer. 

García-Carranza, llegado al banco de los Botín desde Morgan Stanley, tiene una merecida fama de duro y no está dispuesto a seguir la política de hechos consumados de Fridman, que en demasiadas ocasiones plantea tácticas de "todo o nada". Así, el plan de rescate del ruso supone también una serie de exigencias para los acreedores que el Santander no está dispuesto a aceptar. Y si eso supone mandar a DIA al preconcurso de acreedores, que así sea, como ocurrió en el caso de Isolux, donde el ejecutivo del banco prefirió el desguace de la empresa a una refinanciación que no consideraba viable.

Santander considera que el plan de recapitalización de Fridman deja a los bonistas en desventeja, les fija demasiadas obligaciones y que, además, supone fijar un precedente que no quiere repetir en el resto de "casos especiales" que pasan por las manos de García-Carranza. Así que tienen hasta hoy para llegar a un acuerdo, antes de que haya invocar el artículo 5 de la ley conscursal y la situación de la cadena de supermercados pueda empeorar irreversiblemente. 

Tres bancos han huído ya

Además de la posición dura en la negociación que ha adoptado el Santander, LetterOne ve como entre los deudores revolotean varios fondos buitre que han pasado a ocupar el lugar de bancos que estaban viendo cómo el culebrón de DIA se complicaba demasiado para su gusto. JP Morgan, Commerzbank y Deutsche Bank ya pusieron pies en polvorosa, vendiendo su deuda a fondos oportunistas como Silver Point, CarVal, White Box y Cross Ocean, que se sientan en la mesa de negociaciones con el ánimo de tener poco que perder, pase lo que pase.