Tan solo un segundo después de que el presidente del Gobierno anunciase la convocatoria anticipada de elecciones generales el pistoletazo de la campaña electoral resonó en las sedes de todos los partidos políticos. No tardó Pedro Sánchez en reaccionar a los comicios municipales y autonómicos, apenas unas horas, y recoger el guante de la ciudadanía, adelantando la cita con las urnas al 23 de julio. El pasado lunes un líder del Ejecutivo con el rostro serio construyó un puente entre los mítines autonómicos y la lucha por las generales, prolongando una campaña eterna.

El inicio oficial de la campaña electoral para las elecciones generales está fechado para el 7 de julio; sin embargo, el 29 de mayo, día del anuncio de adelanto, el presidente del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, ya pedía “una mayoría clara, incontestable y contundente en las próximas elecciones generales para iniciar un nuevo rumbo en España”. No tardaron mucho más los populares en recuperar el mantra del fraude electoral, aludiendo al voto por correo; señalar a Sánchez por convocar las elecciones en julio, a pesar de que Feijóo hizo lo mismo cuando era presidente de Galicia; y ETA, siempre ETA, como si el PP vasco no hubiese apoyado una ley de EH Bildu este miércoles.

Los socialistas han entendido lo ineludible de bajar al barro a luchar el argumentario populista del PP y Vox, reproducido por altavoces mediáticos donde los datos no suelen ser el ingrediente principal. Sin embargo, las fuerzas que conforman el Gobierno de coalición, tanto el PSOE como el movimiento de Yolanda Díaz, renuncian a soltar la bandera de los datos, aunque esta pueda quedar enterrada entre argumentos miserables, informaciones desprendidas de veracidad y ruido, mucho ruido. Así lo ha entendido el presidente del Ejecutivo, que esta semana ha recibido dos buenos espaldarazos de las puntas de lanza del Gobierno: la marcha de la economía y el empleo.

Las medidas socialdemócratas funcionan y benefician a la mayoría social de este país

El Instituto Nacional de Estadística (INE) revelaba este martes que la inflación española había caído casi un punto más en mayo, situándose en el 3,2%, dato que armonizado por Bruselas caería este jueves hasta el 2,9% y sitúa a España como la tercera economía de la zona euro con la progresión de los precios más bajos. “Las medidas socialdemócratas funcionan y benefician a la mayoría social de este país”, aprovechaba Sánchez para celebrar. Un mensaje escueto y certero del líder socialista a través de sus redes sociales que se cerraba con un mensaje para PP y Vox, a los que ya no diferencia: “Esto es lo que la ultraderecha no puede soportar”.

La todavía vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo no quiso dejar pasar la oportunidad como candidata a la izquierda del PSOE ya coronada, aunque con cada vez menos tiempo para sumar alianzas. “Somos el país de la UE con la inflación más baja”, celebraba, para pasar a la autocrítica y las llamadas a futuro. “Aún es insuficiente, demasiadas personas tienen dificultades por la cesta de la compra y la vivienda”, lamentaba, y la solución aparecía a continuación. “Debemos seguir actuando para mejorar el poder adquisitivo de las familias”, cerraba Díaz.

Revertimos la desprotección causada por los recortes del PP

Tan solo tres días después se han revelado las cifras de afiliación y paro, cuya progresión positiva ya no es una novedad. “La Mejor España es la que tiene 20,8 millones de trabajadores por primera vez en la historia”, ha celebrado Sánchez el aumento de más de 200.000 afiliados en las filas de la Seguridad Social, que cierra el mejor periodo enero-mayo de la historia. Sobre el paro, que ha caído en 49.2600 personas en solo un mes, más de lo mismo, “la Mejor España reduce el paro en 50.000 personas y beneficia a jóvenes y mujeres”. Otro mensaje vía Twitter cerrado con recado a las derechas indiferenciables para el presidente: “La Mejor España o la peor derecha de Vox y PP”.

Díaz, implicada directamente en estos datos como ministra de Trabajo, también ha ensalzado la buena marcha. “Más empleo y de mayor calidad”, ha apuntado, dejando claro que “cuando se apuesta por empleo decente el mercado laboral es más resistente en momentos de crisis”. La líder de Movimiento Sumar se ha querido acordar de la reforma laboral del PP, la destrucción de empleo y la temporalidad que esta produjo, la congelación del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) durante el Gobierno de Rajoy y demás regalos de la derecha a los trabajadores españoles. “Revertimos la desprotección causada por los recortes del PP y demostramos que solo apostando por trabajo digno hay esperanza”, ha señalado, “queda mucho por hacer, pero no escatimaremos esfuerzos”.

Entre el negacionismo estadístico y el olvido

Mientras, el PP se mueve entre el negacionismo de los datos de empleo, a pesar de que sus líderes autonómicos los celebran y se los intentan apropiar, y en señalar al Gobierno. El principal argumento esbozado por los populares es que España sigue siendo el país con mayor tasa de paro de Europa; sin embargo, se olvidan de señalar que la tasa de paro ascendía al 15,2% y 3,2 millones de personas el último mes de Gobierno de Rajoy. Después de la legislatura de Sánchez, la tasa se sitúa en el 12,7%, dos puntos y medio más baja, y el número total de parados en los 2,7 millones, medio millón menos.

Siendo las cifras tan elevadas no existe espacio para el triunfalismo, como señala Díaz cada vez que aparece un nuevo dato, a pesar de que este siga mejorando. No obstante, ha quedado demostrado que una reforma laboral que abarata el despido (la del PP) aumenta el paro y castiga a los trabajadores, mientras que subir el SMI y una reforma laboral que fomenta la contratación indefinida (la de este Gobierno) produce todo lo contrario. Quizá el PP solo reconocería lo bueno de esta reforma si por arte de magia desapareciesen dos millones de parados, o quizá ni por esas; pero negar la mejoría de las cifras parece de una tozudez desmesurada.