Además de conocer los grandes lineamientos macroeconómicos y los planes generales del gobierno, los Presupuestos Generales del Estado para 2021 completan el cuadro general de ejecución de los fondos europeos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia y del programa REACT, los dos instrumentos clave de la iniciativa Next Generation Europe. De esta manera, el proyecto de presupuestos concreta y matizan la información ofrecida por el presidente del gobierno en la presentación del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía el pasado mes de octubre. Se despejan de esta manera las numerosas dudas que se habían establecido en torno a la ejecución del plan, descartando de esta manera las diferentes arquitecturas alternativas que incluían la creación de un alto comisionado o de una agencia española para la reconstrucción.

En efecto, y tras muchos meses de especulaciones, y atendiendo a las indicaciones de la Unión Europea, España ha integrado los fondos europeos en el ciclo tradicional de presupuestación, aprovechando de esta manera de sus fortalezas y asumiendo también sus debilidades. España ha decidido distribuir los fondos entre los ministerios competentes en los diferentes ámbitos de actuación, con un mayor peso de la transición ecológica y la digitalización, esto es, del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, y muy particularmente, del Instituto para el Ahorro y la Diversificación Energética (IDAE), que recibirá casi el 25% del total de la financiación disponible, seguido por el Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana, con el 15% de los fondos, y Ministerio de Asuntos Económicos y Transición Digital, con alrededor del 10% del los fondos previstos, para ser destinados a cumplir con la agenda digital. El resto de fondos se distribuye de manera más homogénea entre las diferentes temáticas y ministerios.

En términos de ejecución, y atendiendo a la distribución por capítulos, sabemos ya que la Administración General del Estado apenas contratará directamente las inversiones y programas necesarios, cifra que se situaría alrededor del 15% del total, correspondiendo el resto a transferencias corrientes y de capital. En otras palabras, la Administración General del Estado actuará principalmente como financiador, pero no como ejecutor, de los diferentes programas. Buena parte de ellos irán destinados a subvenciones para la ejecución de las inversiones, mientras que otra parte se destinará a realizar transferencias a las comunidades autónomas y municipios, quienes será en última instancia los encargados de ejecutar los proyectos en función de sus propias competencias. El proyecto de presupuesto supone que hasta un 58% de los fondos (incluyendo los componentes autonómicos del REACT-EU) serán ejecutados por las comunidades autónomas y las entidades locales.

En definitiva, los fondos van a seguir una trayectoria bastante previsible en la que el conjunto de las administraciones ejercerá un papel relevante en la gestión e instrumentación de lo fondos, donde la Administración General del Estado actuará como entidad distribuidora -bien a través de transferencias, bien a través de subvenciones- y como entidad controladora. Este método de gestión es el que mejor se adecúa a nuestro sistema institucional, pero no es necesariamente el más innovador ni el más proclive a ofrecer resultados diferentes de los obtenidos en otras ocasiones.

La ejecución de los proyectos requerirá de una agilización de los trámites de contratación y concesión de subvenciones, pero siempre con los límites establecidos en materia de control presupuestario y promoción de la competencia -la ley de contratos está constreñida por la directiva europea, cuyos requisitos no nos podemos saltar- y con la obligación añadida de realizar las pertinentes evaluaciones. El Gobierno se ha comprometido a presentar un Real Decreto que elimine los cuellos de botella administrativos necesarios para asegurar una correcta ejecución, pero al final la seguridad jurídica, la promoción de la competencia y el necesario control financiero del uso de los fondos imponen límites infranqueables. Será absolutamente imprescindible reforzar las capacidades de ejecución, porque, por muchos trámites que se agilicen, el proceso seguirá siendo lento y farragoso si no se cuenta con la estructura de gestión que se necesita, máxime si el proceso se va a canalizar de la manera que aparece descrita en los Presupuestos Generales del Estado.

Atribuída a Einstein, pero también a Mark Twain o a Benjamin Franklin, la sabiduría popular nos ha dejado la frase “Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”. Si hacer lo mismo es tirar un dado o sacar una carta de una baraja, es bastante probable que el azar nos genere resultados distintos para la misma acción. Lo que sí dijo Einstein es que “Dios no juega a los dados”, y nosotros tampoco deberíamos jugar, esperando que por un azar los resultados sean diferentes en esta ocasión. Bien al contrario, todavía estamos a tiempo de reforzar las capacidades de ejecución de los fondos, asegurando que maximizamos su rentabilidad económica y social, fortaleciendo la gobernanza de los mismos y mejorando la preparación, gestión y seguimiento de los diferentes proyectos.