Los billetes de 500 euros, aquellos que la mayoría de la población no ha visto nunca, no se producen desde hace años. La inaccesibilidad para los mortales a esta divisa es la razón por la que reciben el sobrenombre de ‘Bin Laden’, pero lejos de lo que todo el mundo piensa, aún existen algunos en circulación. Hace casi una década que se tomó la decisión de no producir más este tipo de billetes, pero a día de hoy todavía quedan algunos ejemplares en circulación.
En 2016, el Banco Central Europeo (BCE) tomo la tajante decisión como medida para combatir el blanqueo de capitales y el fraude fiscal y puso como fecha el final de 2018 para detener su producción. Sin embargo, no fue hasta el 27 de enero de 2019 que la decisión se hizo efectiva. Desde aquel momento, la presencia ha ido cayendo y se ha pasado de los 60,6 millones billetes con la llegada del euro, el 13,6%, a los 13,1 millones con los que se cerró 2022.
Durante 2023, el número ha seguido cayendo y el valor que alcanzan en circulación es de 5.400 millones de euros. El montante es un 22% inferior al registrado el año anterior; sin embargo, siguen siendo de curso legal, por lo que siguen circulando y utilizándose como medio de pago (comprar) y como depósito de valor (ahorrar). Además, los sectores profesionales, como bancos, compañías de transporte de fondos u oficinas y cambio de moneda, entre otros establecimientos, podrán recircular los billetes de 500 euros.
En definitiva, estos billetes no son ilegales, mantendrán su valor indefinidamente y podrán cambiarse en los bancos centrales y nacionales de la zona euro en cualquier momento. De hecho, pueden seguir obteniéndose en entidades financieras, oficinas de cambio de moneda y compañías de transporte de fondos. Eso sí, su control ahora es muy superior debido a las normas aprobadas contra el blanqueo de capitales que obligan, entre otras cosas, a las entidades financieras a advertir a la Agencia Tributaria de cualquier operación con estos billetes que supere los 3.000 euros.
Su uso como pago en efectivo, a parte de complicado porque gran parte de los establecimientos no los aceptan al no tener cambio con el que resolver la transacción, está topado. Hacienda redujo el máximo que podía pagar en mano de 2.500 a 1.000 euros. Hasta esa cantidad pueden seguirse utilizando, siempre y cuando sean para un pago justo o cuya vuelta sea asumible por el comercio. No obstante, siempre estará presente la opción de acudir al Banco de España (Madrid) o a cualquiera de sus sucursales repartidas por todo el territorio para cambiarlos.
¿Qué pasa con los billetes de 200 y 100 euros?
A parte de los utópicos billetes rosados, otros ‘grandes’ también rehúyen muchas carteras. Los amarillos de 200 y los verdes españoles, los de 100, son cada vez menos frecuentes, apartados por el pago con tarjeta o el móvil y por el uso de efectivo a niveles más micro. Estas rara avis también se están retirando paulatinamente y la diferencia entre los billetes distribuidos y los retirados de 200 euros fue de 7,9 millones unidades a mediados del pasado año.
En el caso de los billetes de 100 euros la diferencia entre los billetes distribuidos y los retirados de 100 euros fue de 178 millones de unidades, después de que las entidades que operan en España entregaran al Banco de España más billetes de los que se pusieron en circulación. En contraposición, el número de billetes de 50 euros en circulación creció en julio en 387.160, hasta 1.461,7 millones de unidades, con un importe que rondó los 73.086 millones de euros.
En cuanto a los billetes de 10 y 20 euros, el saldo neto entre lo distribuido y las devoluciones también fue negativo. La brecha fue de 1.728 millones de billetes en el primer caso, 11,9 millones más respecto al mes anterior, y de 2.442 millones de billetes en el caso de los de 20 euros, casi 14,6 millones más.