El calendario encara la recta final de octubre y, junto con las fiestas típicas de estas fechas, llega también un hábito tradicional: el cambio de hora. Este fin de semana la noche entre el sábado y el domingo durará una hora más (a las 3:00 serán las 2:00) dando la bienvenida al horario invernal. Sin embargo, el cambio de hora lleva aparejada una eterna discusión: ¿ahorra energía?

Esta teoría del ahorro energético con el cambio de hora tiene sus defensores y sus detractores. El principal argumento que esgrimen aquellos que secundan la medida es que, con la llegada del invierno las noches se adelantan, al igual que los amaneceres. Por tanto, si se mantiene el mismo horario de verano se pierden horas de luz. De esta forma, al atrasar el reloj se aprovecha esa luz natural para evitar el encendido de iluminación artificial y por ende ahorrar energía. No obstante, no todos los expertos comparten el mismo parecer.

Teorías a favor y en contra del ahorro energético y el cambio de hora

De acuerdo con los expertos, el cambio horario supone un ahorro energético y económico puesto que se rascan horas de luz al sol en detrimento del interruptor, hecho que resulta, y resultará, de vital importancia este invierno debido a los altos precios de la energía.

Desde el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) se aprovechan más las horas de sol y por tanto se reduce el consumo de energía eléctrica. El IDEA calcula que el ahorro puede rondar los 6 euros al año. Si bien, a priori, la cifra no parece gran cosa, si se hace la multiplicación de esos 6 euros por los, aproximadamente, 24 millones de hogares en España, la cifra de ahorro crece exponencialmente, llegando a ascender hasta los 144 millones de euros.

Entre los detractores del cambio de hora reconocen que existe cierto ahorro energético, pero, en comparación con 20.000 millones de euros de gasto energético total, 144 millones resulta una cantidad insignificante. Sin embargo, también se ha de tener en cuenta la cifra de ahorro energético de las empresas e industrias por lo que ese ahorro de 144 millones de euros ascendería a los 350 millones. No obstante, de acuerdo con los detractores del cambio horario, dicha cifra continúa lejos de la del gasto energético total.

Otro factor importante, que entra de lleno en la teoría, es el clima. En España, por ejemplo, con un invierno suave, en comparación con otros países europeos, las personas pasarán más tiempo fuera de su hogar al haber más horas de luz y, por tanto, el gasto en gas y electricidad se reducirá.

No obstante, más allá de lo económico, los principales enemigos del cambio horario se apoyan en motivos médicos para hacer ver lo equivocado de atrasar (o adelantar) el reloj. Diversos estudios secundan la opinión de que el reloj biológico circadiano de cada persona que se establece por la luz y la oscuridad, nunca se ajusta para obtener esa hora extra de luz. Un desajuste horario que puede generar síntomas de fatiga o alterar el estado anímico.

Así pues, se demuestra que el cambio de hora permite un ahorro energético que -a pesar de que algunos expertos lo consideren mínimo- sin duda este año, más que ningún otro, permitirá aliviar levemente los altos precios de la luz y el gas.