La constructora holandesa Ferrovial se estrena finalmente esta semana en Wall Street. Lo hace en el Nasdaq tras recibir el visto bueno de la SEC, el regulador bursátil estadounidense, para cumplir con el gran objetivo de su plan de fuga de España: alcanzar una triple cotización. Sin embargo, el plan va con retraso. Y es que la holandesa desembarca en el mayor mercado financiero del mundo más de un mes después de lo previsto. En concreto, 40 días más tarde del plazo marcado para ello y comunicado así a sus accionistas, esos que dieron su visto bueno a la salida de la compañía de España para trasladar su sede social de Madrid a Ámsterdam en abril de 2023.

El 93% de los accionistas de Ferrovial dieron su visto bueno a la marcha de la compañía de España en abril de 2023, hace poco más de un año. Una marcha que la multinacional de los Del Pino explicó y argumentó en todo momento por su objetivo final de llegar a cotizar a Wall Street. Como parte de su plan, la compañía aseguraba que el traslado de su sede a Países Bajos era un paso previo para cruzar el charco y desembarcar al otro lado del Atlántico. Tanto la embajadora de Estados Unidos en España como el presidente de la CNMV, el supervisor bursátil en España, se dirigieron a Ferrovial varias veces para recordarle que podía cotizar en Estados Unidos sin moverse de Madrid. Algo que la multinacional presidida por Rafael del Pino no quiso escuchar o que simplemente quiso ignorar.

Ferrovial mantuvo sus planes y sus argumentos -a pesar de las consideraciones de los expertos- asegurando que el traslado de su sede a Ámsterdam era un “paso intermedio” para desembarcar en el mercado de Estados Unidos. Sin embargo, ha tardado más de un año en hacerlo. No solo eso, ha incumplido los plazos marcados en su propio plan de desembarco en Wall Street. Tal y como constaba entre sus propias perspectivas, la holandesa pretendía empezar a cotizar en Estados Unidos en el primer trimestre del año, es decir, el 31 de marzo como día tope. Un plazo que no ha podido cumplir y que llevará a la práctica finalmente esta semana, 40 días después.

Más de un mes de retraso

La multinacional holandesa ya descontaba a mediados de marzo que no podría cumplir con sus planes de desembarco en el mayor mercado financiero del mundo. Ya en ese momento la compañía explicaba el retraso del plan por la necesaria adaptación de sus cuentas y balances financieros a la normativa y legislación estadounidense. Ferrovial tenía que adaptar sus cifras a la normativa de Estados Unidos para poder cotizar en dicho mercado, al igual que cualquier otra cotizada en su llegada a cualquier otro mercado. Para ello, necesitaba el visto bueno de la SEC antes de poner sus acciones a la venta en el mercado estadounidense.

La multinacional reconoce el retraso en sus planes de desembarco pero matiza que no ha habido ningún cambio ni ninguna petición adicional de información sobre su negocio por parte de la SEC. Simplemente se trataría de un retraso ordinario en los planes de la compañía dado que ha tenido que presentar actualizados, y adaptados a la normativa, sus resultados financieros anuales, presentados a finales de febrero; así como las últimas novedades de los contratos ratificados a nivel nacional e internacional por la constructora, ahora con sede social en Ámsterdam.

Ferrovial presentó sus cuentas financieras anuales a finales de febrero, un mes antes de la fecha inicial de desembarco en Estados Unidos, con un beneficio neto de 460 millones de euros acumulado al cierre del ejercicio 2023. Un beneficio que dispara en un 147% el resultado obtenido por la multinacional en el ejercicio de 2022, cuando todavía no se conocía su intención de irse de España. La propia compañía defendía en sus cuentas financieras la mejora de sus activos de carreteras y autopistas en todo el mundo, así como el crecimiento positivo de su negocio de construcción. Todo ello además de haber pasado del régimen fiscal español al de Países Bajos en abril de 2023, después de que el 93% de sus accionistas diera el visto bueno a su plan de internalización, traducido en la práctica como el cambio de sede de Madrid a Ámsterdam.

Ferrovial reconoció que el cambio de régimen fiscal podría tener un impacto negativo

La propia compañía reconoció ante la SEC en el mes de enero que el cambio de régimen fiscal podría tener un impacto económico negativo en sus cuentas financieras. Y es que el Gobierno tiene, todavía, en sus manos la investigación sobre la motivación real de la marcha de Ferrovial a Países Bajos. Es decir, la administración central debe comprobar si el traslado de la sede social de la compañía a Ámsterdam responde realmente a motivos de negocio -el plan de internalización que ha defendido a toda costa la holandesa de los del Pino- o si, como muchos han criticado y denunciado, responde simplemente a la motivación fiscal de pagar menos impuestos en Países Bajos. Por el momento, la Administración General del Estado está investigando a la compañía, a través de la Agencia Tributaria, por su contribución fiscal a las arcas públicas nacionales durante los años previos a su fuga.

El desembarco de Ferrovial en Wall Street se producirá finalmente esta semana bajo el símbolo FER, el mismo nombre con el que cotiza la multinacional a día de hoy en el Ibex 35 y el que eligió hace unos meses para estrenarse en el parqué de Países Bajos. Asimismo, entrará con un precio similar al que se estrenó en el Euronext de Ámsterdam, alrededor de los 36 dólares por acción. La triple cotización de Ferrovial en tres mercados diferentes pondrá a sus acciones en el mercado en todo momento -con la consecuente diferencia horaria entre uno y otro lado del Atlántico-, con festivos y cierres bursátiles diferentes de un lugar a otro y con sus títulos cotizando de forma simultánea en euros y dólares, a uno y otro lado del Atlántico.