La repentina entrada de Arabia Saudí en el capital de Telefónica ha protagonizado la vuelva al cole informativa en el Ibex 35. Sin embargo, Telefónica no es la primera empresa española en la que se estrena el Gobierno saudí. Las relaciones económicas entre el Gobierno de Arabia Saudí, con el príncipe Mohamed bin Salmán como heredero, con los gigantes del sector productivo nacional han marcado la geoestrategia entre España y el país árabe de los últimos años con otras protagonistas que podrían haber marcado el camino de bin Salmán hacia Telefónica. Entre ellas la empresa pública Navantia.

Navantia es una de las empresas clave en el sector productivo nacional, especialmente en el terreno de la defensa. Dependiente del Estado -se trata de una empresa pública bajo el control de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI)- la naviera es, a día de hoy, la principal contratista de la Armada española. Pero también presta servicios a otras armadas y ejércitos internacionales, entre ellos el de Arabia Saudí. Es aquí donde entra en juego la relación Navantia-Arabia Saudí, con un contrato a punto de entregarse: las cinco corbetas que la naviera ha fabricado en el astillero de San Fernando, en la provincia de Cádiz, para la Marina saudí. 

Cinco corbetas fabricadas de forma conjunta entre Cádiz y Arabia Saudí -las dos últimas terminan allí su construcción, según ha podido saber ElPlural.com-, de las que la cuarta ya va en camino tras su salida de San Fernando el pasado 15 de mayo. Desde la compañía defienden la buena marcha de este contrato, firmado en 2018, y a punto de formalizarse en el momento en que se envíe la quinta y última corbeta a la Marina de Arabia Saudí, la Royal Saudi Naval Force (RSNF), previsto para el próximo 2024. Según las previsiones iniciales del proyecto, la construcción de estos cinco buques para el Ejército árabe contemplaba la creación de alrededor de 7.500 empleos cualificados entre los dos centros, 6.000 de ellos en la comarca gaditana.

Defensa tiene la última palabra con Arabia Saudí

El aluvión informativo tras la irrupción sorpresa de Arabia Saudí en el accionariado de Telefónica deja varias incógnitas sobre el papel del Gobierno en este tipo de operaciones. El escudo antiopas del Ejecutivo, actualizado en julio y en vigor desde este 1 de septiembre, otorga un poder al Gobierno por el que puede impedir la entrada de capital extranjero en empresas consideradas estratégicas. En el caso de Telefónica, la teleco española por excelencia no solo ha sido denominada por el Gobierno como “empresa emblemática”, sino que han confirmado que se trata de una “empresa estratégica” por sus contratos con el Ministerio de Defensa.

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Aunque el Ejecutivo se remite al papel de la vicepresidenta primera en funciones, Nadia Calviño, como máxima voz autorizada del Gobierno en materia económica, el Real Decreto que actualiza el escudo antiopas del Gobierno deja claro que debe ser el Ministerio de Defensa quien dé el visto bueno a la entrada de capital extranjero en empresas clave para la seguridad y la defensa nacional. Es el caso de la operación actual entre Telefónica y Arabia Saudí y sería también el ejecutor e intermediario entre Navantia y el Gobierno saudí. La naviera es una empresa pública dependiente del Gobierno y, por su relación con el Ejército español, el Ministerio de Defensa también es clave en esta relación.

Navantia y el Gobierno saudí mantienen una fuerte relación empresarial en los últimos años, con una muestra del acuerdo formalizada en los actos públicos de la entrega de tres de las cinco corbetas ya construidas y pactadas entre las partes. Estos acuerdos han sido suscritos, con foto oficial, por personalidades como el presidente de Navantia, Ricardo Domínguez; el viceministro de Defensa, Khaled bin Hussein Al-Bayari; y la ya ex ministra de Industria, Comercio y Turismo española, Reyes Maroto. La propia Maroto definía el acuerdo entre Navantia y el Gobierno saudí como “fruto de un trabajo intenso entre los gobiernos de ambos países”.

“La empresa pública española goza de confianza en el Reino de Arabia Saudí por el Programa de construcción de varias corbetas AVANTE 2200 aprobado en 2018, lo que ha permitido estrechar aún más los lazos de colaboración con este país. Navantia es líder mundial en el diseño y la construcción de buques militares y civiles de alta tecnología, y este acuerdo da continuidad a la apuesta tecnológica e industrial de España en este segmento”, continuaba la ministra durante el acto oficial.

Por su parte, el embajador de Arabia Saudí en España, Azzam bin Abdul Karim Al-Gain, también dejaba patentes las buenas relaciones establecidas con España y los líderes en defensa como Navantia en una de esas reuniones oficiales. El representante saudí en España recalcaba la "plena confianza en empresas españolas punteras como Navantia, cuyo trabajo está dando grandes resultados". Una confianza que ahora reiteran con la entrada en el capital de Telefónica y de la que el grupo de telecomunicaciones Saudi Telecom Company (STC) deja constancia en su nota oficial con el anuncio sorpresa. 

Navantia confirma que el MoU sigue abierto

En medio de este revuelo informativo, y más allá del viaje que está realizando la cuarta corbeta desde el astillero de San Fernando a Arabia Saudí, Navantia y el gobierno árabe tienen entre manos un MoU, un memorando de entendimiento, que consiste en conversaciones para cerrar nuevos contratos y proyectos entre las partes. Un MoU, una especie de precontrato para tratarse como socios, firmado también en noviembre de 2022 con foto oficial incluida. Una foto en la que participaron la entonces ministra de Industria, Reyes Maroto, junto con el príncipe Mohammed bin Salman, máximo responsable de la petromonarquía y de la realeza saudí.

El MoU sigue abierto, tal y como confirman fuentes de Navantia a ElPlural.com, pero por el momento no se ha cerrado ningún contrato. Desde la compañía mantienen la calma y defienden continuar con las conversaciones que, a día de hoy, pasan por la construcción de otros cinco nuevos buques multimisión para la Marina saudí, “trabajando en las especificaciones técnicas” para llegar finalmente a la firma del contrato entre ambas partes.