Antonio Garamendi, presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), no consigue encontrar explicación al desempleo estructural instaurado en España. “Por lo que sea”, ha decidido zanjar el líder de la patronal al respecto. Estas declaraciones, enmarcadas dentro de un discurso en el que el líder de la patronal defendía facilitar la incorporación de trabajadores inmigrantes al mercado laboral, han generado muchas críticas y reacciones. Los salarios ínfimos podrían ser una de las explicaciones, teoría que sustenta un estudio realizado por la Confederación Europea de Sindicatos (CES).

Los sectores donde escasea la mano de obra son a su vez los que pagan los salarios más bajos y, por lo que sea, no consiguen cubrir las vacantes con las condiciones ofertadas. El estudio realizado por el instituto de investigación de la CES, basado en los datos recogidos de 22 países de la Unión Europea (UE), revela que los salarios son un 9% más bajos de media en estos sectores que en los que la contratación es más sencilla para el empresario. La realidad es que en España, por lo que sea, hay tres millones y medio de parados y, sin embargo, falta gente para un montón de sectores”, lamenta Garamendi.

Quizás los empresarios deberían pagar más y mejorar las condiciones para que no haya estos problemas”, ha sugerido el secretario general del Partido Comunista (PCE), Enrique Santiago. Muchos son los que se han acordado del “pay them more” pronunciado por el mismísimo presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, que hace dos años ya tenía claro que la solución para los empresarios que no encontraban trabajadores era pagar mejores salarios. Margen existe de sobra, por lo menos en España, donde los beneficios de las empresas han aumentado muy por encima de la inflación.

Así lo señala la Comisión Europea, que asegura que los márgenes empresariales han contribuido más al incremento de la inflación que los costes laborales. De hecho, el estudio publicado por Bruselas la pasada semana expone a las empresas españolas, a las que señala como las que más aumentaron sus beneficios con respecto a la inflación durante el año 2022. Concretamente, el tejido empresarial español habría elevado sus beneficios tres veces por encima de la inflación, colaborando así a disparar el precio de la vida. Mientras, la subida de los salarios por convenio ni siquiera ha llegado al 3% (2,78%), quedándose muy lejos del aumento del coste de la vida, que cerró 2022 en una media del 8,5%.

“Por lo que sea” las empresas no mejoran los salarios de sus trabajadores, a pesar de que acumulan 25 meses consecutivos de ascensos en su facturación. La cesta de la compra disparada y los alquileres e hipotecas por las nubes no consiguen inmutar a los empresarios de una situación que escandaliza hasta al Banco Central Europeo (BCE), que ha pedido a las empresas rebajar sus márgenes de beneficios y aumentar los salarios de los trabajadores, a los que cada vez les quedan menos ahorros.

El Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) tan esperado parecía traer esperanza para la clase trabajadora que, finalmente, ya ha visto que sobre 2022 se ha corrido un tupido velo, como si el IPC medio de todo el año no hubiese ascendido hasta el 8,5%, y que para los próximos años no habrá subidas superiores al 4%. “Llámalo jornadas extenuantes y salarios de miseria”, le ha recomendado como explicación Oskar Matute, diputado de EH Bildu, al líder de los empresarios.

Sin embargo, Garamendi no parece por la labor de situar el debate en ese punto. En vez de eso, ha preferido acusar a todo aquel que critique los desmedidos beneficios empresariales, y su incremento aprovechando las últimas crisis, de esconder perversas intenciones electoralistas. "Entiendo que empiezan a ser debates sinceramente demagógicos y que van a poco lado. Ojalá las empresas españolas ganaran mucho más porque, cuanto más ganaran, más empleo habría, mejor calidad del empleo y mejor futuro para España", ha asegurado el presidente de CEOE.

Sorprende la explicación dado que las empresas españolas ya han ganado más en los últimos cursos y el rastro no se aprecia en los salarios de los trabajadores. Sobre esto también se ha defendido vasco que, al ser preguntado por el señalamiento de Bruselas, ha decidido echar balones fuera. “El primero que se ha aprovechado de la inflación es el Estado", disparaba. El aumento de las arcas públicas, que se destinan a sanidad, educación y demás servicios, no parece comparable al desborde de los bolsillos privados, evidencia que no ha frenado Garamendi en su defensa de las empresas.