El cambio de perspectiva – en palabras de Gasset - sirve al indignado del ahora para mirar lo que se esconde entre las grietas de sus orillas. Es el lastre institucional de ciertos organismos del Estado el que impide vislumbrar la luz en las balanzas ejecutivas. Con la que está cayendo en las penurias mundanas no nos podemos permitir el mantenimiento "insoportable" del Senado y la Corona. Los adornos democráticos –decía esta mañana, el enfermo catedrático- deben ser descolgados de las ramas constitucionales. Las leyes orgánicas y ordinarias podrían aprobarse, sin necesidad –faltaría más– de pasar por la Cámara segundona. Son la suma de "seis mil cuatrocientos euros mensuales" – de media-, multiplicados por doscientos sesenta y seis encorbatados, la cifra que nos cuesta mantener el tinglado del Senado.
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