Los estudiantes y las gentes de buena voluntad pasan por horas muy bajas. Hay un Ministro de Educación, locuaz, ligero de argumentos y amante de la polémica, que pretende simular una razonable justificación para convencer a algunos de por qué va contra ellos. No lo logra. Porque lo que no es posible, además, es imposible. Cabría sugerirle a tan singular personaje que cuando uno ve en una autopista o una vía de dirección única que todos circulan en sentido contrario a uno, lo más probable es que sea uno el equivocado de sentido y no todos los restantes. Ha ocurrido que, en algunas circunstancias, la persistencia en su tesis de algunos, valió al final para que venciera la sensatez y se acertara. Así se describe el episodio, de sobra conocido, en el que Galileo permanecía en sus trece, aún después de haber claudicado ante los tribunales papales, sobre la imposición de que la tierra era el centro del Universo. “Si, pero si muove”. ¿Es posible que el Ministro Wert se vea a sí mismo reencarnando a Galileo? ¿No hay nadie capaz de sacarle de sus trece? Tiene que ser alguien de una cierta envergadura, por cuanto, ni los rectores, reunidos y con una sola voz (cosa no demasiado habitual) se han bastado para ello, ni siquiera todos los Consejeros de Educación del PP que le hostigan para que cambie de opinión. La pertinaz insistencia del titular de la cartera de mayor importancia para el futuro de este país, es capaz de resistir cualquier embate, de la magnitud que sea. Pero, hace años, cuando el susodicho no mandaba, sino que solamente hablaba, en la SER, no apuntaba hacia la irracionalidad en la forma y manera en que ahora se prodiga. ¡Hay que ver lo que engañan las apariencias!
Bien, pero yendo a las interioridades que exhibe el Ministro Wert, empecemos por las más gruesas. Y, no se sorprendan, comenzaremos dándole la razón. No abandonen ya la lectura, ¡tranquilos!. Veamos de situarnos en el punto de equilibrio con mesura.

Le damos la razón en los enunciados que preceden a su propuesta de exigencia de puntuación para lograr obtener la beca. El Ministro Wert señala la bajísima calidad de nuestros titulados, de nuestros estudiantes y de nuestros candidatos a ingresar en cualquier centro de estudios de cualquier nivel. Tiene razón en ello. La calidad de nuestros estudiantes es bajísima. Nuestros recién (y no recién) egresados: ingenieros, licenciados o arquitectos, casi de forma generalizada, cometen faltas de ortografía. Peor incluso resulta la evidencia de que nuestros egresados universitarios no sean capaces de llevar a cabo una presentación, ni de su CV, ni de su trabajo, ni de un proyecto a desarrollar, ni de un análisis o valoración de una propuesta, con la solvencia que debe esperarse de una persona preparada. Ni es nuevo, ni es solo de ahora, ni parece que se haya hecho nada para superarlo. No en vano, todos los rankings, de cualquier género y condición nos sitúan en emplazamientos que enrojecen, incluso a los más insensibles. Ministro, tienes razón, la calidad de la formación es muy deficiente. Punto, nada que discutir. Felicitarnos por tu perspicacia. Has llegado a saber, lo que todo el mundo viene diciendo desde hace mucho. Convergencia, coincidencia, acuerdo con la valoración del Ministro.

Otra cosa son las consecuencias que se saca de ello y las relaciones que, perversamente establece el mismo Ministro. Las recetas son de lo más genuino. En primer lugar, habrá que relacionar el estado de la cuestión en la enseñanza general, con la incorporación de la asignatura de Religión. ¿Qué aporta para paliar el problema de calidad que tenemos? ¿Puede creer el Ministro o alguien del Ministerio que reparan en algo el enorme problema de calidad en el proceso de aprendizaje que tenemos en este país? Si al problema de la magnitud del que tenemos se contesta con la incorporación de la asignatura de Religión, además de lo que ya se ha dicho y los ríos de tinta que se han vertido, hay que decir que es como darle una taza de caldo a un muerto, sirve para lo mismo. Lo peor, es que el Ministro se crea que ha hecho algo que valga la pena. ¡Más pesar de conciencia tendrá cuando llegue a darse cuenta!

Y lo máximo, en esta feria de despropósitos, es la inmersión que ha hecho en el terreno de las Becas. A ver, ¿qué relación puede haber entre la nota para mantener la beca y la baja calidad del aprendizaje. ¿El Ministro y su Ministerio piensan que elevando la nota de los becarios, se corrige la baja calidad de los resultados de los estudiantes que no son becarios, con objeto de aumentar la valoración media del país? Porque, en la hipótesis que baraja el Ministerio y Ministro ¿no serán los becarios los que aportan las notas más bajas y los no becarios las más elevadas? ¿Las Universidades, los centros de educación secundaria y los profesionales van a ver elevada la nota media de sus alumnos, con solo subir la exigencia a los becarios? Si fulminamos esta relación, solamente queda una incapacidad de encarar la situación, de frente, con sinceridad y por la vía de la dignidad de un gobernante: no tiene dinero y quiere acomodar oferta a demanda, pero le da vergüenza tener que reconocerlo y echando mano de la demagogia quiere “colar” un argumento de calidad, cuando lo que está haciendo es fulminando el principio de igualdad de oportunidades y condenando a los que menos recursos tienen a ceder los puestos de liderazgo a que conduce la preparación y el conocimiento para los que nacieron en familias con recursos, sin ningún mérito ni esfuerzo por su parte. Si el 5 permite, académicamente, superar una asignatura, un curso, una carrera, la igualdad de oportunidades mínima, implica que debe conseguir la opción de disfrutar beca, porque el resto de españoles así lo queremos. Lo demás, lo que pretende el Ministro, el Ministerio y parte del PP le consiente y alienta es una forma de austeridad homicida, que impone la dictadura de los que pagan y pueden hacerlo, frente a los mejores que pueden quedar fuera.

La calidad Wert 6 punto 5 es un despropósito mal intencionado (incluso el rebajado 5 punto 5), una forma de dictadura intelectual de los adocenados y mediocres que estando en la zona de 5 a 6 punto 5, por el hecho de poder pagar la pequeña parte del coste de la educación que deja fuera a los que menos recursos tienen, a ellos, a los mediocres les consiente que alcancen los puestos de liderazgo que la Sociedad les va a reservar, porque ellos podrán estudiar. Pero esto, Ministro y Ministerio, solo supondrá mantener la baja calidad de nuestro nivel de preparación en el concierto internacional, además de haber fulminado a los que no tienen suficientes recursos económicos. Por cierto, Ministro, ¿Beca lo escribe Usted con B o con V? No me extrañaría cualquier respuesta. Cuando Usted estaba en la SER, no se me hubiera ocurrido hacerle la pregunta, pero hoy, visto lo visto, todo lo suyo es un mar dudas. ¿Alguien tiene las claves de todo esto?