La realidad supera a menudo a la ficción. Titulares que pasan desapercibidos, porque desgraciadamente, llegamos a acostumbrarnos a las redadas policiales que desmontan situaciones de explotación, de trata de seres humanos, inconcebibles a estas alturas del siglo XXI.

Pero suceden, y en ocasiones, muy cerca, sin que lo sospechemos siquiera, hasta que agentes de la Policía Nacional detienen a cinco individuos, -por ahora “presuntos responsables del entramado criminal”-, y liberan a 13 víctimas de explotación sexual, 13 mujeres que habían sido captadas en Paraguay, atención, por los tratantes, entre las mujeres más vulnerables y jóvenes de sus propias familias, y que se encontraban viviendo hacinadas en un cuarto de calderas.

Como es habitual, los integrantes de la red proporcionaban el dinero y todo lo necesario, conocido como el “viático”, para viajar desde Paraguay hasta España e instruían a las mujeres para que viajaran en el avión simulando ser turistas, portando un billete de vuelta y una reserva de hotel que no llegarían a utilizar, porque, una vez en España, eran informadas de que debían saldar una deuda económica con la organización criminal. Asimismo, se les advertía de que, si acudían a la policía, podrían ser detenidas o expulsadas del país.

Quince meses de investigación

La investigación comenzó el mes de septiembre del 2021, cuando la Policía accedió al testimonio de una de esas mujeres y comprobó la existencia de anuncios en páginas web insertados por uno de los integrantes de la red, con captadores en Paraguay, Valladolid y Madrid, que se encargaban de localizar en su país de origen a mujeres en situación de extrema pobreza para que viajaran a España a ejercer la prostitución, si bien una de ellas declaró posteriormente que se le ofreció trabajo en España como limpiadora.

Por supuesto, las víctimas desconocían, igualmente, las miserables condiciones en las que les obligarían a prostituirse, así como el hecho de que tendrían que entregar a sus tratantes al menos la mitad del dinero obtenido por los servicios sexuales, incluso en su totalidad, hasta que saldaran la deuda.

Hacinadas en el cuarto de la caldera y vigiladas por videocámara

La organización criminal contaba con infraestructura en Madrid para recoger a las víctimas en el aeropuerto de Adolfo Suárez Madrid-Barajas y organizar su alojamiento durante los primeros días y su posterior traslado a Valladolid, donde se les obligaba a firmar un falso contrato de arrendamiento, si bien vivían hacinadas en literas encajadas en un pequeño cuarto de calderas, vigilado por cámaras y micrófonos que controlaba la responsable del entramado a través de su teléfono móvil. Debían estar disponibles las veinticuatro horas del día, de modo que apenas dormían, puesto que debían levantarse de madrugada, a la llegada de los clientes, y acudir a realizar el servicio a otra habitación. Debían pedir permiso a la encargada si querían salir del edificio, pero nunca podían alejarse mucho ni estar fuera más de dos horas, debiendo regresar en cuanto algún cliente las solicitaba.

La investigación ha culminado con la desarticulación de la rama en España de la organización criminal, liberando a 13 víctimas de explotación sexual -12 en Valladolid y una en Madrid- y la detención de cinco personas, tres mujeres y dos hombres, como presuntos responsables de los delitos de trata de seres humanos con fines de explotación sexual, favorecimiento de la inmigración clandestina, delitos relativos a la prostitución, contra la salud pública, blanqueo de capitales y pertenencia a organización criminal, habiendo ingresado cuatro de ellos en prisión provisional.

La Policía Nacional cuenta con la línea telefónica 900 10 50 90 y un correo electrónico trata@policia.es para facilitar la colaboración ciudadana y la denuncia, anónima y confidencial de este tipo de delitos. No queda reflejada la llamada en la factura telefónica.