Desde que Alfonso Fernández Mañueco anunciara el adelanto electoral, en el Partido Popular se han mostrado ambiciosos. Pese a que se guardaron de hablar de mayoría absoluta, el objetivo de los conservadores en estas elecciones es la conformación de un gobierno en solitario. Las encuestas aún les alejan de esta opción, amén de las intenciones de Vox, que cree que ha llegado el momento de entrar en los ejecutivos. Por ello, los populares recurrirán a una figura que puede condicionar el voto ultra el próximo 13 de febrero: José María Aznar.

El expresidente del Gobierno arropará al candidato del Partido Popular a la Junta de Castilla y León en un mitin en Valladolid el próximo 29 de enero. Aznar no fue partícipe en las campañas de Galicia, País Vasco o Madrid, pero en esta ocasión se ven forzados a recurrir a su figura para impulsar a Mañueco hasta el objetivo marcado. Tanto en Génova como en el PP regional le consideran un “activo” en la carrera hacia el 13-F, sobre todo a la hora de pescar en el río de Vox.

Aznar, un arma para frenar a Vox

El Partido Popular aspira a la mayoría suficiente para gobernar en la región sin depender de Vox, por lo que entienden que el perfil duro y más conservador del ex presidente del Gobierno servirá como contrapeso a los de Santiago Abascal. Además, Aznar es todo un símbolo en la autonomía, pues fue presidente de la Junta entre 1987 y 1989.

Desde Génova también estiman que la presencia de Aznar refuerza el mensaje de que una victoria en Castilla y León supone un peldaño más en la carrera por la Moncloa, como ya sucediera en su momento con el propio ex presidente del Gobierno.

Altibajos en las encuestas

La demoscopia es caprichosa y, si bien en los días posteriores al adelanto electoral el PP rozaba la mayoría absoluta, ahora ha entrado en una montaña rusa. Según qué encuesta se consulte, las pretensiones de los populares se cumplen o no. Los últimos sondeos no invitan al optimismo en Génova, que entienden estas elecciones – amén de las andaluzas – como un refuerzo para Pablo Casado en su pugna con Pedro Sánchez.

Los conservadores decidieron explotar el modelo que dio a Ayuso un resultado de otro tiempo en Madrid, pero de momento no transitan por el mismo cauce. Y es que existe un escollo con el que no contaban en el Partido Popular. Vox quiere dar un paso adelante, pues entienden que ha llegado el momento de condicionar los gobiernos desde dentro. Así lo verbalizó esta misma semana la portavoz ultraderechista en la Cámara madrileña, Rocío Monasterio. “Creo que es el momento de entrar en los gobiernos y de ejecutar nuestro programa”, aseguró.

En cualquier caso, este sentir en Vox pone las cosas más difíciles a los de Mañueco, que en las últimas encuestas le otorgan entre 33 y 36 procuradores. Las cifras son buenas, pero no en consonancia con los objetivos populares, pues la ultraderecha engrosaría su grupo hasta los once asientos. Este resultado, sumado a las recientes pretensiones de la ultraderecha, privaría al PP de esa mayoría suficiente para imponer su programa al completo sin disrupciones externas.