La Comunidad de Madrid ha llevado a cabo una inversión a fondo perdido en el Hospital Enfermera Isabel Zendal. La construcción estrella de Isabel Díaz Ayuso para hacer frente a la pandemia de coronavirus se ha convertido en un centro hospitalario con una actividad menesterosa, sin embargo, el dinero público sigue lloviendo sobre él. Casi dos años después de su levantamiento, el hospital de emergencias acumula adjudicaciones millonarias por parte de la Administración regional, que continúa otorgando contratos a dedo para su mantenimiento aunque, actualmente, atiende a poco más de 50 pacientes. Este 2022 el Gobierno ha otorgado convenios que superan los 15 millones de euros, el último el mismo día de Nochebuena, lo que supone 300.000 euros concedidos a dedo por cada paciente atendido. Mientras, los médicos de Atención Primaria continúan de huelga.

Un centro prácticamente vacío

En 2020, Ayuso presentó el Zendal como un "pulmón" para la sanidad madrileña y "un hospital al servicio de los demás hospitales". "Va a contribuir a que nuestra región siga teniendo uno de los sistemas sanitarios más sólidos y avanzados del mundo", aseguró el día de la inauguración. Unas palabras que hicieron vislumbrar un centro puntero con la capacidad de ofrecer atención sanitaria a los miles de contagiados de Covid que por aquel entonces registraba este territorio. Sin embargo, esto no fue así y desde el mismo momento de su construcción se colocó como unas de las infraestructuras más caras para la Administración. Y es que de los 50 millones que iba a costar su levantamiento finalmente la cifra real fue de 170 millones de euros públicos.

Tampoco en servicios ha llegado a ser lo que se esperaba. De las 1.000 camas que se anunciaron a bombo y platillo con las que iba a contar el centro, finalmente se llevaron a establecer cerca de 500 en una instalación que no cuenta ni con quirófanos, habitaciones, consultas, ni cocina. Desde entonces, y pese al fin del Estado de alarma ese mismo año, el hospital se ha convertido en un pozo sin fondo de dinero público por parte de la Comunidad de Madrid, que sigue otorgando contratos por la vía de emergencia para mantenerlo a flote. Según la Consejería de Sanidad, actualmente únicamente se atiende a 53 pacientes mientras a lo largo del año han pasado por allí 1.400 enfermos, lo que supone un ritmo de ocupación de tan solo unas 30 personas a la semana. Tomando los datos actuales de ocupación podemos concluir que se han destinado 300.000 euros concedidos a dedo por cada paciente o más de 10.700 euros por afectado a nivel anual.

Más de 15 millones de euros públicos

Con todo, este 2022 que ya hemos cerrado el Gobierno de Ayuso ha destinado cerca de 15,27 millones de euros para labores de seguridad, lavandería, mantenimiento, limpieza o desinfección a través de adjudicaciones sin concurso público, es decir, a dedo. La última de ellas el mismo día de Nochebuena para el mantenimiento de la infraestructura por valor de 571.000 euros a Serveo, empresa que ya ha sido beneficiaria de esta tarea y por la que ha obtenido de las arcas madrileñas casi tres millones de euros desde su puesta en marcha en 2021. La constructora, antes Ferrovial, fue la adjudicataria de otro contrato de casi 4,5 millones en 2022 para acometer la limpieza, desinfección y desratización del centro.

Este no ha sido el único contrato polémico que ha rodeado al Zendal. Uno de los más llamativos ha sido el que tiene que ver con la seguridad del edificio, que ha sido otorgado a dedo de forma sistemática a Ariete Seguridad S.A., entidad de la que es propietaria Silvia Cruz Martín, exconcejala de Alcorcón del PP. Como ya publicó ElPlural.com hace meses, Cruz se ha llevado hasta ahora cuatro contratos para acometer esta función por valor de casi 1,9 millones de euros al año. La última prórroga de este convenio se produjo el pasado mes de julio por valor de casi un millón de euros, a pesar de que en aquellas fechas el centro solo tenía diez enfermos. 

Tras la bajada de los repuntes de contagios, el Zendal se fue quedando sin utilidad propia y pasó de ser el "hospital milagro" de la región a intentar adquirir nuevos usos para no convertirse en una construcción fantasma ni un pufo de la Administración. Así, Ayuso encontró en él un punto de vacunación masiva primero, un almacén de productos para enviar ayuda a Ucrania tras el estallido de la invasión por parte de Rusia después e incluso planteó su conversión como centro de acogida para los refugiados que huían del conflicto. Finalmente no se llegó a emplear para esta tarea y su rendimiento como hospital se ha ido quedando a un lado. Cabe recordar que ni durante su punto más álgido contó con un buen número de profesionales que lo colocara como hospital puntero.

Los médicos, en pie de guerra

Ayuso se negó a contratar a nuevos médicos y obligó a la plantilla de otras unidades hospitalarias a acudir hasta allí. Una situación que se saldó con más de 400 profesionales para atender a menos de 40 pacientes. Todo mientras la presión amenazaba a las demás clínicas de la región ola tras ola mientras el Ejecutivo madrileño decidió cerrar las urgencias extrahospitalarias de la mayoría de municipios madrileños. Tras esto, los médicos han denunciado el "desmantelamiento" de la Sanidad Pública durante este año a través de parones y huelgas que han llevado a los trabajadores de las urgencias, primero, y de la Atención Primaria, después, a protestar en las calles sin visos de acuerdo a la vista para estos últimos.

Con todo, el Gobierno de Ayuso ya ha anunciado que va a construir seis salas de cirugía en el Zendal con la promesa de absorber pacientes de la Paz a cuenta de las polémicas obras de remodelación. Y es que la infraestructura instalada en Valdebebas no está preparado para esta función ya que no cuenta ni con consultas externas ni con quirófanos. Por el momento se desconoce la cantidad de dinero público que va a necesitar la Administración para acometer esta reforma ni si finalmente se va a utilizar para ello. Sin embargo, el Zendal ya se ha convertido en una de las construcciones más caras de la Comunidad de Madrid.