Hay mucha cosas que se pueden hacer un sábado por la mañana en Madrid, desde dar un paseo por el Retiro hasta acercarse a uno de sus museos. La capital es una ciudad para todos los gustos. Así, los amantes del fútbol calientan las gargantas si después juega su Madrid o su Atleti o los del cine se acercan a alguna de las históricas salas en las que cada día las butacas descansan de la rutina. Comer un buen cocido, perderse en una de sus míticas librerías o, simplemente, tumbarse en uno de sus parques cuando el tiempo lo permite se convierte en seguida en el plan que uno necesita después de una semana liada.

Pero el primer día del fin de semana -si no se considera en él al viernes- también los hay que aprovechan para hacer los recados que no han podido antes, como ir al supermercado o comprar medicamentos. Esto último, sin embargo, fue misión imposible el pasado sábado por la mañana, cuando los farmacéuticos no pudieron dispensar las medicinas a sus clientes debido a un error en el sistema que duró desde la apertura hasta la hora de comer.

Pérdidas del 50% y clientes “muy enfadados”

La persona encargada de explicar el problema y las consecuencias de éste a ElPlural.com ha sido Alba Gómez -nombre ficticio-, quien tiene junto a su marido una farmacia de barrio en pleno centro madrileño. Allí acudió como cada sábado hasta las 14:00 horas, cuando comienza su fin de semana, aunque confiesa que el resultado en esta particular jornada habría sido el mismo que si se hubiera quedado en casa o, al menos, bastante parecido. En su caso, como le sucede a una amplia mayoría de compañeros, es precisamente el sábado por la mañana, pero en su caja se facturó “un 50% menos de lo habitual”.

Para comprender lo grave de la situación, Gómez pone de manifiesto que al menos el 60% de las farmacias madrileñas comparten horario. Es decir, el clásico turno partido en lugar del de 24 o 48 horas, por lo que más de la mitad de los establecimientos, como mínimo, notaron las consecuencias del error.

Más allá del aspecto meramente económico lamenta que muchos clientes “se fueron enfadados” y recuerda la situación a la que se enfrentan a veces los trabajadores de la Salud, bien sean compañeros de su gremio o médicos de Atención Primaria, pasando por celadores y personal de enfermería.

Y es que si se hace un poco de memoria es fácil recordar las amenazas que sufrieron algunos trabajadores de las urgencias extrahospitalarias durante la huelga que cedió el testigo a la de médicos de familia y  pediatras: “En nuestro caso no hubo ninguna agresión, pero muchos se enfadaron y se marcharon (…) Las agresiones se han convertido en un habitual en nuestro sistema sanitario”.

Los farmacéuticos desmienten a la Comunidad: No fue un mantenimiento rutinario

Desde la Comunidad de Madrid señalan que se trata de un control rudimentario. Sin embargo, la protagonista de estas líneas desmiente a la Consejería de Enrique Ruiz Escudero. Según sus declaraciones, este tipo de actualizaciones, saneamientos o derivados se llevan a cabo “en horarios que perjudiquen lo mínimo posible” y con aviso previo. Esto es así tanto en suelo madrileño como en otras comunidades, según ha podido saber ElPlural.com por otras fuentes.

“Normalmente se nos avisa con antelación de hasta 24 o 48 horas, igual que sucede cuando se producen cortes de cualquier otro bien de primera necesidad como pueda ser el agua. Lo que no es normal es hacer algo de este tipo un sábado entre las 9:30 y las 14:30 y que echemos el candado con el problema aún sin solucionar”, mantiene Gómez, dejando claro su enfado. “El Colegio de Farmacéuticos te mantiene informado en todo momento, como debe ser, pero en este caso no podían hacer más. La Consejería tampoco hacía nada al respecto ni nos ha dado más explicación”, apostilla con risa irónica al ser preguntada por las soluciones que plantea el equipo de Ayuso.

Quejas de las farmacias

Con motivo de lo que aquí se relata, esta profesional lamenta que las farmacias sean entidades “privadas de interés público” en función de para qué. “Para lo que no interesa no nos dan explicaciones porque como tenemos una concesión en exclusividad se nos considera un monopolio, pero un monopolio es una cosa que pertenece a un solo señor y aquí cada farmacia pertenece a familias diferentes”, expone.

“Otra cosa es que tengamos una concesión gestionada dada y contabilizadas las autorizaciones; pero si meten mano en mi caja, me dicen cómo tengo que vender los medicamentos y controlan el precio de los mismos, vamos a sentarnos todas las partes y a hacer públicas las farmacias”, pide a renglón seguido.

“Desde luego no puedo ser privado para asumir las pérdidas de mi negocio y público para que me controlen los precios de los medicamentos, lo que gano y que todo el mundo se limpie las manos sobre las pérdidas que todos hemos tenido el sábado”, asevera.

Como “apunte”, recuerda lo imprescindibles que fueron los farmacéuticos durante la pandemia, cuando dieron también mascarillas y test gratuitos e incluso pusieron a disposición de la Comunidad de Madrid personal. “Todo ello lo pagamos nosotros sin que nos dieran nada a cambio y sin esperarlo, si quiera. Y encima en casos como el último no solo no nos dan explicaciones, sino que intentan justificar algo que no tiene justificación comparándolo con situaciones que no tienen nada que ver”, concluye recogiendo en sus declaraciones unas impresiones que el sector lleva años teniendo y que afloraron un sábado tranquilo para -casi- todos en Madrid.