El desabastecimiento de medicamentos es un problema real en nuestro país. Se trata de una lacra que lleva afectando a la profesión y, por ende, a los pacientes, durante años, pero que se ha visto agravada por situaciones geopolíticas como la guerra de Ucrania, la inflación desbocada o situaciones complicadas por las que pasan empresas de según qué países como China.

"La escasez de medicamentos ha sido un problema de salud pública constante y la situación en la Unión Europea se ha visto agravada por acontecimientos o tendencias geopolíticas como la guerra de Ucrania, la crisis energética y las altas tasas de inflación", aseguraba días atrás el MSSG en un comunicado.

No pasa nada por partir amoxicilina, pero hay otras soluciones

El escenario actual ha llevado al continente y en nuestro país al Ministerio de Sanidad a tomar medidas sin precedentes, como por ejemplo que algunos fármacos para adultos puedan reinventarse en aptos para niños partiéndolos por la mitad. La decisión, leída a bote pronto, puede parecer tomada por cualquiera como último recurso, pero no es ninguna locura.

“Partir una pastilla no supone ningún problema en algunos casos”, asegura L.R, trabajadora de una farmacia de barrio de Madrid que se refiere a la amoxicilina, uno de los medicamentos que más está notando la escasez: “Esta no tiene un margen terapéutico estrecho. Es decir, no pasa nada por tomar 1,2 gramos en lugar de 1,1”. Sin embargo, expone que tanto ella como sus compañeros están autorizados a realizar lo que se conoce como formulación magistral. Es decir, coger los principios activos y elaborarlos en la forma farmacéutica que necesite el paciente. "Pero no estamos autorizado a ello. Podemos jugarnos una multa", lamenta.

El Grupo Directivo Ejecutivo sobre Escasez y Seguridad de los Medicamento concreta que la falta de amoxicilina viene agravada por el “incremento de la demanda de antibióticos como este especialmente en fórmulas pediátricas”, pero que también guarda relación con el aumento de infecciones respiratorias en invierno y “los retrasos en la fabricación y los problemas de capacidad de producción”.

En los últimos tiempos, la producción de estas materias primas se concentra en localizaciones muy determinadas. De hecho, el 80% de la producción rebotica mundial se sitúa en China y la India, por lo que, si alguna de estas fábricas tiene problemas, se resiente todo el mercado. A la problemática de la falta de medicamentos se suma la del envase, aspecto no menor a tener en cuenta y que también está notando las consecuencias del encarecimiento y, en ocasiones, la ausencia misma.

Medicamentos genéricos y de marca

Para entender la cuestión anterior hay que diferenciar entre medicamento genérico y de marca. “A ambos les une el principio activo y les diferencia la marca”. Así de simple. “Los genéricos normalmente se fabrican normalmente en España, pero hay muchos que se traen de lugares como China, India o Lituania, mientras que los de marca son los que todo el mundo conoce y los fabrican las multinacionales con sede en todos los continentes o de la propia UE”.

Si se pone el foco en la amoxicilina, esta fue una de las primeras genéricas -sino la primera, según L.R- y “entraron muchos medicamentos a hacerla, tanto que hasta los laboratorios que la hacían con marca bajo el nombre de clamoxyl dejaron de actuar de esta manera”, por lo que ahora solo tiene “dos o tres presentaciones, pues todo el mundo lo pide como amoxicilina”.

Una cuestión “de fondo”

No obstante, y aunque es cierto que las situaciones geopolíticas han desatado la tormenta perfecta para una situación que actualmente se torna casi dramática, los farmacéuticos defienden que llevan años enfrentándose a estas dificultades y que, también ahora, no solo afectan a medicamentos del tipo de la amoxicilina: “Nos está faltando de todo: antiepilépticos, orfidal, rivotril, medicamentos para diabéticos (…) Llevamos así como cinco o diez años. En Madrid, donde yo trabajo, hay pacientes que se tienen que recorrer media ciudad para un tratamiento. La industria tiene que ser rentable y en España no lo es”.

Para comprender a qué se refiere la profesional y la profesión, hay que subrayar que en nuestro país el precio de las medicinas está regulado. Esto es que por mucho que los costes de producción suban, el precio final no va a hacerlo, lo que disminuye las ganancias en época de inflación, sobre todo a las farmacias de barrio o rurales, que son las últimas en notar las consecuencias, pero las que más pierden.

“Nuestro sistema sanitario financia un porcentaje a todos los ciudadanos, mayor o menor en función de si eres activo, pensionista… esto es algo que todo el mundo experimenta día a día. Está muy bien para el paciente, pero el problema es que el Estado tiene que controlar el precio del medicamento para pagar lo menos posible. Para ello aprieta las tuercas a todos los actores que hay del otro lado”, explican a este medio.

"He llegado a cobrar diez céntimos con tarjeta"

“Estamos dejando de ser rentables. No nos fabrican o producen a nosotros porque interesan más otros países, lo que provoca desabastecimiento en el nuestro. Es un secreto a voces y se llama exportación paralela; y está prohibido, pero se hace, entiendo que por motivos económicos”, nos cuentan mientras ponen un ejemplo práctico: “Si tú produces amoxicilina para Alemania y España en una fábrica alemana -eso da más igual- y allí la vendes a 20 y aquí a 5, ¿a dónde te interesa mandarla?”. Esto, evidencia, repercute en muchos aspectos y la cadena cuenta con otros eslabones que habría también que analizar, pero el resultado final es el mismo: “Yo he llegado a cobrar diez céntimos con tarjeta para medicamentos de un mes”.

Respecto a los envases, la farmacéutica que se ha prestado a hablar con este medio lo tiene también bastante claro: “El cartón y el aluminio se utiliza para muchas cosas, ¿por qué notamos nosotros más las consecuencias que otros?”. Con todo, esta profesional asegura que el primero es el paciente y que “a nadie le va a faltar su medicina” mientras ella esté al otro lado de mesa. “Protestaremos, seguiremos, pero aquí nadie se va a quedar sin su medicamento, porque esto es vocacional y estaremos siempre al servicio del paciente”.