La presidenta de la Comunidad de Madrid y candidata a la reelección, Isabel Díaz Ayuso, dio buena prueba de experiencia y resistencia en el debate que emitió Telemadrid el pasado miércoles -el único de la campaña electoral que reunió a los cinco candidatos a la Puerta del Sol-, pero poco más, y es que la baronesa popular no fue ni de lejos la mejor en la noche de la televisión pública madrileña.

Las evasivas a las preguntas de la izquierda, así como a alguna alusión de Vox centraron el modus operandi de la líder regional, de manera que, a juzgar por la estrategia seguida por Ayuso, parecía que su propio discurso se le desbordaba por momentos. En este sentido, a la persona que aspira a revalidar gobierno dos años la costó encontrar respuestas a los problemas de la vivienda -donde despuntó Alejandro Jacinto-, de la sanidad -terreno de Mónica García-, educación -ámbito en el que fue Juan Lobato quien tomó las riendas- e incluso migración, donde respondió tímidamente a las mentiras vertidas por la extrema derecha.

Con este telón de fondo, a veces una imagen vale más que mil palabras, y la presidenta de la Comunidad protagonizó al menos cinco momentos que se convirtieron en mantra y en malos aliados de cara al espectador.

ETA como respuesta a (casi) todo

Era de esperar que Ayuso centrara parte de su discurso en ETA, ya que el Partido Popular mantiene con vida a la banda armada en cada una de sus interpelaciones a pesar de que el fin de ésta se remonta doce años atrás, precisamente, bajo mando socialista. No era, además, el mejor día para optar por el comodín del terrorismo vasco, pues la actualidad no se puso del lado de la presidenta después de que los siete condenados por delitos de sangre que iban en las listas de EH Bildu rechazaran recoger el acta en caso de salir elegidos y tras el repaso de Pedro Sánchez a Alberto Núñez Feijóo durante su último cara a cara en el Senado antes del 28M.

La presidenta de la Comunidad de Madrid recogió su propio guante, de 2020, y llamó a elegir entre todo lo que, dice, representa la izquierda, y ella. Sin que extrañe ya a nadie, enfocó buena parte de su discurso en Moncloa y en el cuerpo a cuerpo con el presidente del Gobierno ante los recuerdos del resto de candidatos de que estaban en Madrid. Sobre ello, ETA salió en varios momentos del debate, pero solo por parte de Ayuso, quien incluyó a la banda armada también en su intervención final. “Necesito un gobierno sin zancadillas y sin más impedimentos. Nos hemos cansado además de Sánchez, de tanta frivolidad de él y de sus socios, de escándalos, de superioridad, 1.100 violadores beneficiados, asesinos de ETA que son aliados…”, emplazaba en una de sus declaraciones. También instó al votante de la región a elegir entre “un modelo ambicioso” o “votar a ETA” nada más empezar y entre “los que quieren subir impuestos, votar a ETA y dar vivienda a los okupas” en otro de los momentos.

Las drogas

La izquierda lanzaba propuestas concretas en términos de educación y cambio climático. Pero también ofensivas que incomodaron a la actual presidenta y que pasaron por la gestión de la Comunidad en las residencias o las mordidas de su hermano en la compra de material durante la pandemia del coronavirus. Asimismo, García, por ejemplo, recordó a Ayuso la “dignidad” de la sociedad madrileña, saliendo a las calles hasta en dos ocasiones de manera multitudinaria a pelear su “joya de la corona”, es decir, una sanidad pública, universal y de calidad.

Precisamente cuando se hablaba del futuro de los jóvenes -donde el candidato socialista hizo referencia a las 33.000 personas que se han quedado sin plaza de FP- la candidata del PP se fue por la tangente: “Queremos una infancia protegida y una juventud que esté incentivada, que no esté sola. Quiero jóvenes con futuro y para eso tenemos que evitar el mal uso del móvil, los contenidos inapropiados de violencia, pornografía (…) Y el uso de las drogas, con lo que siempre banaliza la izquierda. Las drogas destrozan vidas y destrozan proyectos vitales. No podemos dejar que esto siga creciendo”.

Plantas en los balcones, el caballo ganador en vivienda y medio ambiente

En otro orden de cosas, la presidenta de la Comunidad de Madrid prometió que la próxima legislatura “va a ser la de la vivienda” mientras añadía que “la mitad de la vivienda protegida se construye en la Comunidad” y que “hoy se pueden visitar 12 municipios donde se están levantando 6.600 viviendas”. Ayuso aprovechó el tema para responder también a las acusaciones de las fuerzas progresistas, quienes hicieron especial hincapié -especialmente Mónica García- en el cambio climático y el cuidado del medio ambiente.

En estas, la responsable de Sol se comprometió a llevar la “naturaleza a patios y azoteas” de la siguiente manera: “Que cada balcón de Madrid tenga una planta”. Nadie dio crédito, ni los propios candidatos, ni las redes sociales, ni los espectadores que dejaron sus opiniones en internet.

El libro de Alberto Reyero, su momento más incómodo

Alejandra Jacinto tomó la delantera a la hora de recordar a Ayuso el trato de su Gobierno para con las residencias con fotos de la comida que no llega a cinco euros y con el libro del exconsejero de la Comunidad Alberto Reyero, Morirán de forma indinga, que incomodó sobremanera a Ayuso.

“Es uno de los hechos más demenciales que han podido ocurrir en esta legislatura. Y por eso, como no quiero que se siga escondiendo de la verdad le quiero entregar (…)”, propuso la candidata morada mientras se acercaba al atril con el objeto. “Se lo agradezco, pero no. No invada mi espacio. Para usted”, fueron algunas de las réplicas que dio Ayuso en alusiones.

No se despidió de Alejandra Jacinto

Quién sabe si por el momento libro o por mera casualidad, el caso es que la presidenta de la Comunidad se despidió de todos los candidatos menos de Alejandra Jacinto. Trato cordial con los otros tres, a quienes ofreció su mano como si de un partido de cualquier deporte se tratase, en el que lo que pasa en el campo se queda en el campo. Sin embargo, la reacción con la candidata de Unidas Podemos fue distinta a la que tuvo con el resto de rivales político y pasó de largo.