Los bomberos forestales de la Comunidad de Madrid no soportan más las condiciones laborales bajo las que se ven obligados a desempeñar un trabajo de vital importantica y elevada peligrosidad. Los intentos de negociación con el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso, que renunció a gestionar el servicio, y con la empresa a la que se trasladó el encargo, TRAGSA, han sido rechazos por sus gestores y los servidores públicos han anunciado una ola de movilizaciones que se sucederá antes del inicio del verano para presionar en favor de un “convenio digno que respete los derechos fundamentales”.

Los bomberos forestales han realizado movilizaciones y han llegado a encerrarse en la Dirección General de Emergencias de la Comunidad de Madrid para conseguir una negociación con la administración, pero de esta solo recibieron a los efectivos de la Guardia Civil que fueron enviados para desalojarse. Asimismo, arrojan la pelota al tejado de TRAGSA, empresa pública gestionada por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), que trabaja por encargo de la Comunidad y en cuyo consejo de administración se sienta Carlos Novillo, consejero de Medio Ambiente, Agricultura e Interior.

El miembro del Gobierno de Ayuso se desempeñó como bombero; sin embargo, reniega de reunirse con el servicio dedicado al ámbito forestal. Ante esta negativa y la posición de TRAGSA, que defiende que el convenio que regula su actividad laboral es correcto, pese a ser de 2008, tener los salarios congelados, aumentar las horas de trabajo y permitir una elevada temporalidad; los bomberos forestales han anunciado que acuden a la huelga el próximo 25 de abril. El mismo día, relata Javier Villanueva, bombero forestal y miembro del comité de empresa, a ElPlural.com, se concentrarán frente a la consejería de Novillo.

La convocatoria de esta huelga ha obligado a los trabajadores a acudir a la mediación del Instituto Laboral de la Comunidad de Madrid y estos, según asegura Villanueva, les han dado la razón. Sin embargo, TRAGSA reniega de negociar un nuevo convenio y la Comunidad de Madrid, administración última para la que desarrollan el servicio, se lava las manos. Así, sin plan de prevención de riesgos efectivo, con una elevada temporalidad, salarios congelados, sin reconocimiento de la categoría profesional y trabajando más horas que hace años; los bomberos forestales llegan a la época más crítica del año en materia de incendios.

Reivindicaciones para dignificar la profesión

La lucha de los trabajadores cuenta con cinco reivindicaciones. La primera es la negociación urgente de un convenio colectivo que garantice sus derechos y mejore sus condiciones de trabajo, dado que “el convenio actual es una reliquia del pasado que no refleja la realidad ni las necesidades de un servicio esencial y de alto riesgo”. Además, reclaman el “fin de la temporalidad y la creación de empleos estables durante todo el año”, acabando así con “una losa que impide la profesionalización y la adecuada planificación de un servicio que no puede depender de la incertidumbre de contratos temporales”.

En tercer lugar, exigen la implementación de un “plan de integral de riesgos laborales” que incluya la protección frente a agentes cancerígenos, actualmente no contemplados, a los que se enfrentan innecesariamente y “sin medidas de protección efectivas”. Asimismo, demandan el desbloqueo del encuadramiento profesional y el reconocimiento de su labor especializada. “Basta de ningunear nuestra cualificación y responsabilidad. Exigimos un encuadramiento profesional que refleje la alta especialización que nuestro trabajo requiere”, reivindican. Por último, exigen la aplicación efectiva, “inmediata y sin excusas”, de la reciente Ley 5/2024 básica de Bomberos Forestales, que busca salvaguardar los derechos de estos profesionales.

“No vamos a tolerar más dilaciones ni promesas vacías”, garantizan los bomberos, que se sienten especialmente fuertes después de la concentración que la semana pasado desplazó a más de 300 trabajadores hasta la puerta de la dirección de TRAGSA. "Estamos hartos de promesas vacías. Exigimos hechos. No vamos a permitir más excusas ni más retrasos", clamaban los manifestantes entre consignas, pancartas y cánticos. La idea una semana después, tras un nuevo portazo de la Comunidad de Madrid y de la empresa concesionaria, es la misma.

“La mecha está encendida. Los bomberos forestales seguirán en la lucha hasta conquistar lo que es suyo: dignidad, reconocimiento y condiciones laborales justas”, advierten a todos los implicados, antes de lanzar dos premisas claras: “¡Seguiremos en pie de lucha hasta conseguir un convenio digno y el respeto que nuestra profesión merece! ¡La seguridad de nuestros montes y la dignidad de los bomberos forestales de la Comunidad de Madrid no son negociables!”.

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