A las 19:48 de la tarde del miércoles 15 de junio, el puesto de vigilancia de Carmona, en Zamora, dio la voz de alarma sobre un incendio en el paraje de la Pedrizona, término municipal de Ferreras de Abajo, después de una tormenta con aparato eléctrico que había provocado múltiples focos simultáneos.

La tormenta seca, los fuertes vientos, de hasta 70 km/hora que cambiaban de dirección, la temperatura extremadamente alta y una humedad relativa mínima se combinaron en cóctel molotov para desatar una tragedia, en ese momento aún inimaginable.

La pregunta que cabe hacerse es si ese incipiente fuego que el vigilante de la torre de Carmona detectó a lo lejos podría haberse controlado a tiempo, evitando la destrucción de 30.800 hectáreas de la Sierra de la Culebra y su crecimiento hasta convertirse en el mayor incendio de la historia en Castilla y León  y de España.

La pregunta no es baladí teniendo en cuenta las constantes críticas de vecinos, trabajadores forestales y expertos sobre la escasez de medios del operativo propio de la Junta de Castilla y León que se encontraba de guardia ese día, un 15 de junio, cuando no se había activado aún el dispositivo al completo, puesto que no se había iniciado “oficialmente” la campaña de incendios, que, según el calendario, comienza el día 1 de julio.

Según han relatado este jueves técnicos de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta que formaron parte del operativo, ya esa misma noche, cuando se decidió pedir apoyo a los efectivos de tres provincias: León, Valladolid y Salamanca, a la BRIF de Puerto del Pico del Ministerio de Transición y a la Unidad Militar de Emergencias, el incendio ya se encontraba “fuera de capacidad de extinción”, un término que, según señalan, define el fuego que está “más allá de la capacidad técnica necesaria para contenerlo”.

Pero la cuestión es cuántos efectivos y cuántos medios estaban disponibles en Zamora esa tarde, y cuántos en Castilla y León del propio dispositivo de la comunidad autónoma para que, ya entrada la noche, además de activar a los de tres provincias y a la gente del MITECO, se pidiera auxilio a la UME.

El primer medio, zamorano, según este relato, se posiciona en la zona a las 20:04 horas: la cuadrilla de tierra y el vehículo autobomba más cercano, y cuando el 112 avisa de otros dos focos en Ferreras de Arriba y Sarracín de Aliste, se despachan dos vehículos autobomba y dos agentes medioambientales.

Según los técnicos de la Junta, se actuó “con total diligencia” en la primera noche, y al mismo tiempo, se generó gran alarma social, que provocó saturación de llamadas, colapso en las comunicaciones e “información distorsionada”.

La Junta afirma que a lo largo de esa primera noche, trabajaron más de 100 profesionales en 14 focos, con 5 medios aéreos y convoyes de todas las provincias limítrofes (cuadrillas de tierra y autobombas de Valladolid, León y Salamanca, la BRIF de Ávila y un batallón completo de la UME). No especifica, sin embargo, cuántos de esos cien eran sus propios efectivos.

Sí señalan que el día 16 el dispositivo ya lo formaban 300 personas, y el sábado, 18, cuando, según aseguran, hubo más medios trabajando en el incendio, eran 620, de los cuales, según sus datos, 202 eran de Castilla y León, 75 de ellos de Zamora.

Los datos no coinciden

Sobre el apoyo de las comunidades autónomas, niegan que Castilla-La Mancha aportara más efectivos que los de la propia Junta de Castilla y León puesto que, según señaló el director general de Patrimonio Natural y Política Forestal, José Ángel Arranz, “en su despliegue máximo, eran 38, junto a otros 8 de Extremadura, un helicóptero de Madrid, 16 efectivos de Cantabria y 26 de Galicia”.

Asimismo, afirman que los militares de la UME eran 40 el día de fuego más intenso, y 84 los del Ministerio para la Transición Ecológica.

No obstante, insistió el director general de Patrimonio Natural y Política Forestal, José Ángel Arranz, "si este incendio se hubiera producido con más medios, el resultado habría sido parecido; el incendio, sustancialmente, no habría cambiado".

Estos datos no coinciden con los facilitados por la Delegación del Gobierno en Castilla y León, que fue actualizando a diario durante esos cinco días el número de efectivos de la UME implicados en el operativo, así como los del MITECO.

El domingo 19, la Delegación informaba de que los medios del MITECO incluían 4 BRIF, con 130 profesionales, un helicóptero, dos aviones anfibios y un avión de coordinación, y que la UME aumentaba sus efectivos hasta 376 militares, 129 vehículos terrestres, 2 helicópteros, 29 autobombas y cinco nodrizas.

Por su parte, según datos recabados por ElPlural.com en contacto con las propias comunidades autónomas que apoyaron con sus propios medios la extinción en la Sierra de la Culebra, Extremadura aportó 30 efectivos, 1 helicóptero y un camión de INFOEX; Galicia 3 brigadas, 3 agentes medioambientales y 3 motobombas, en total, 20 personas; Asturias, 1 helicóptero con un jefe zona de bomberos del SEPA y tres efectivos del parque de La Morgal, en total, 5 personas; Cantabria 1 autobomba, 4 vehículos terrestres, 2 agentes de Medio Natural y 2 cuadrillas de bomberos, en total, 33 personas; Madrid envió 30 efectivos que se sumaron a 1 helicóptero bombardero que llegó en las primeras horas; y Castilla-La Mancha aportó un convoy con 91 personas: 4 medios aéreos, una BIFOR, 2 retenes, 2 autobombas y 2 dobles del INFOCAM. A todos ellos hay que sumar una brigada de Bragança (Portugal).

Es decir, el contingente de las seis comunidades autónomas mas la brigada del país vecino, según la información suministrada por esas seis comunidades, sumaba 215 personas y numerosos medios materiales.

"Como intentar frenar la lava en La Palma"

Arranz hizo un repaso sobre la evolución del incendio durante los 5 días, insistiendo en que hubo periodos, -la primera noche y las tardes de los días 16, 17 y 18, en los que el fuego estaba "fuera de capacidad de extinción, es decir, que no hay medios humanos ni materiales que puedan frenar el avance, con lo cual, la prioridad es proteger las poblaciones y evitar reactivaciones, pero si se me permite el símil, un incendio de estas dimensiones es como intentar frenar el avance de la lava del volcán de La Palma", dijo.

El incendio, señalaron los técnicos, avanzaba por pavesas a través de saltos de 500 metros, de un lado al otro del pantano, y en 5 minutos quemaba 20 hectáreas. "Cualquier estrategia de extinción aprovechando líneas del AVE, pantanos o carreteras, se la saltaba, la cabeza cambió al menos cuatro veces a lo largo de esos días, y la noche del 16 al 17 se convirtió en convectivo" -la atmósfera tira del fuego, succionando, de modo que crea su propio viento y la expansión del humo evita la visibilidad de los medios aéreos-, refirieron.

Los medios evitaron que el fuego saltara la autovía de las Rías Baixas, explicó el director general, "y si lo hubiera hecho, la extensión quemada no sabemos ni siquiera calcularla, porque llegó a abrasar 1.200 hectáreas a la hora, cuando cada 500 hectáreas quemadas se considera un GIF -Gran Incendio Forestal-.