La izquierda volvería a gobernar en la Comunidad Valenciana y sería capaz de retener el Ayuntamiento de la capital en las próximas elecciones, según se desprende de la encuesta Sigma DOS para El Mundo. Por escenarios, el consistorio de la capital quedaría capitaneado nuevamente por Compromís con los mismos 10 concejales y el bloque de izquierdas sumaría incluso uno más de cara a mayo de 2023, ya que el PSOE de Sandra Gómez ganaría un representante, pasando de esta manera de los 7 a los 8 y dejando a los progresistas con un total de 18.

El PP ganaría fuerza y pasaría de los 8 concejales que sacó en 2019 hasta los 12. Sin embargo, la notable mejora de los populares sería en balde para lograr la llave del órgano municipal. En primer lugar, porque Ciudadanos se quedaría sin representación en la capital de la Comunidad. En esta ecuación, Vox tampoco sería la incógnita a despejar para que a la principal formación de la oposición le salieran las cuentas, ya que la extrema derecha ganaría a lo sumo un concejal con respecto a los últimos comicios. Al igual que entonces, Unidas Podemos tampoco lograría representación, pero a efectos de gobernanza y a diferencia de la caída naranja, la morada no tendría efectos negativos sobre las izquierdas.

En cuanto a porcentaje de voto, el electorado de Joan Ribó es el que más fiel se mantiene a él, pues el alcalde conseguiría retener el 85,9% de los valencianos que confiaron en su persona en 2019. En esta línea, y si bien es cierto que el 7,2% de entonces apostaría por los socialistas, en el partido confían en que el antiguo votante de Podemos se decante por ellos. Esto se traduciría en que menos de la mitad del electorado de la formación a la izquierda del PSOE optaran por la formación con la que los morados gobiernan en Moncloa.

Por otro lado, y aunque por tan solo dos concejales, el PP se quedaría lejos del que en su día fuera feudo de Rita Barberá. En números, la formación de María José Catalá es la que más porcentaje aglutinaría (el 30,7%), insuficiente en cualquier caso pese a que casi la mitad de los votantes de Vox optarían por los populares, quienes también recogerían un buen puñado de votos fugados de Ciudadanos.

Ximo Puig revalidaría la Comunidad

La situación le sonríe igualmente a la izquierda en la Comunidad Valenciana. Aunque en el conjunto de la autonomía el PP también sube, el presidente Ximo Puig revalidaría por tercera vez la Generalitat y podría firmar nuevamente con Compromís y Unidas Podemos el conocido como pacto del Botànic. Traducido a las cifras, el PSOE subiría un escaño (pasaría de 27 a 28) y Compromís se quedaría en los 17 que, añadidos a los 6 de Unidas Podemos (que bajaría en dos), dejaría a Puig en lo más alto de la autonomía.

De nuevo la mejoría más notoria descansa sobre el PP, en este caso de Carlos Mazón, que ascendería hasta en 12 escaños, dejando atrás los 19 que cosechó en 2019 y aupándose hasta los 31. Vox también subiría -hasta 7 escaños- y se postularía como tercera fuerza política, al igual que la coalición nacionalista. Pese a ello, sería insuficiente para un posible tripartito de derechas debido, nuevamente, a la caída estrepitosa de Ciudadanos, que en las pasadas elecciones fue tercera fuerza política y ahora no conseguiría siquiera representación.

Desde la izquierda saben que hay dos variantes que podrían mermar sus aspiraciones, aunque tanto el bloque como el propio análisis ambas por superadas. La primera sería que Unidas Podemos no lograra rebasar la horquilla del 5% que permite la entrada en las Cortes pero, según los análisis, la formación superaría los 6,2 puntos porcentuales. La otra es que todo lo que ha rodeado especialmente en los últimos meses a Mónica Oltra pasase factura a Compromís, algo que tampoco parece que vaya a ocurrir a estas alturas.

A pesar del ascenso de las derechas y a las puertas de protagonizar un vuelto electoral, este finalmente no se produciría. Además, los encuestados valoran positivamente la gestión del Gobierno regional. De hecho, un 36,5% califican como bueno o muy bueno el modus operandi del actual ejecutivo por el 30,5% que lo considera malo o muy malo.

También es importante tener en cuenta lo que suceda en Alicante, feudo popular y enclave fundamental para las aspiraciones de los conservadores. Allí, el 65% de los encuestados abandera el lema de Mazón y considera que la provincia recibe menos inversiones de las administraciones estatal y autonómica de las que debería. Con todo, y aunque el resultado se prevé justo, la balanza se decanta, al menos de momento, hacia la izquierda.