Hace unos días más de una veintena de asociaciones del sector de la hostelería de Galicia mostraron su malestar con el Plan de Hostelería Segura, impulsado por la Xunta. La acusación más grave tenía que ver, tal y como señalaron, con que el mismo les obliga en trabajar en una situación de ilegalidad.

Según sus explicaciones, a esto se llega a través de la “inseguridad creada fruto de la improvisación” del Gobierno que preside Alberto Núñez Feijóo y que los profesionales llegaron a calificar el viernes de “inaceptable”

Hoy, después del primer fin de semana de vigencia del Plan, han hecho un balance que, en algunos casos, arroja unas expresiones similares a las pronunciadas justo antes de su entrada en vigor. En concreto, portavoces del sector han reconocido este lunes que el nuevo protocolo para bares, restaurantes y cafeterías todavía genera "dudas" entre unos profesionales que se quejan de que "no facilita el trabajo".

A priori, las medidas incluidas en este Plan de Hostelería Segura deberían ser observadas con optimismo puesto que, entre otras decisiones, permite la apertura en toda Galicia con independencia de la situación epidemiológica de cada municipio.

Sin embargo, la realidad, a tenor de las opiniones de los propietarios, es bien distinta. En palabras de César Ballesteros, presidente de la Federación de Hostelería de Pontevedra (Feprohos) "la impresión es de que seguimos haciendo vida normal, entre comillas" y reconoce que, después del primer fin de semana de actividad del nuevo protocolo su organización está recibiendo "muchas llamadas" de asociados "consultando dudas".

Del mismo modo, a pesar de que los profesionales no están “estusiasmados” con el Plan regional, ha agregado que todavía se está en fase de adaptación al mismo. Las críticas vienen, sobre todo, según ha reconocido a que la nueva normativa en forma de protocolo e obliga a tener “unos procedimientos a mayores" que antes no había. Uno de los aspectos que más controversia suscita es la formación de los trabajadores y la realización de pruebas, a pesar de que la pandemia "está a la baja".

Se acuerdan de Madrid

Una vez más, como ha ocurrido en otros lugares del país, también los hosteleros gallegos ponen de ejemplo a la Comunidad de Madrid, donde "se están haciendo aperturas sin ningún tipo de limitaciones", en el marco de las políticas de 'libertad' establecidas por el equipo de Isabel Díaz Ayuso.

Similar a la anterior es la opinión de uno de los miembros de la Asociación Hostelería Compostela. Avelino Martínez ha denunciado que el protocolo "ni facilita más aforos" o el trabajo en sí mismo, además de no implicar “un aumento real del número de clientes” que pueden acceder a los locales.

Al iugal que su colega pontevedrés, también se fija en Madrid lamentando que "cada autonomía tiene sus restricciones", porque hay responsables de locales que "están teniendo enfrentamientos" con algunos clientes que llegan a Galicia desde otras comunidades con medidas más laxas.

En el lado contrario a los anteriores, cuando menos en parte, se sitúa el presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería de Ourense, Ovidio Fernández. Destaca que el Plan de Hostelería Segura es un sistema "más viable" y "menos malo", aunque reconoce que trabajar con él "no es excesivamente satisfactorio".

"¿Son las medidas un poco más exigentes? Sí, en el aspecto sanitario sí lo son, pero tenemos que comprender que lo que queremos es que la epidemia nos abandone y nos deje trabajar", ha asegurado.

Paralelamente a la entrada en vigor del nuevo protocolo de la Xunta para estos locales, aún se habla entre los integrantes del sector del certificado Covid que el Tribunal Supremo consideró en una sentencia totalmente válido. Muchos son los responsables de asociaciones o plataformas que piden su implantación, aunque otros propietarios ya anunciaron desde un primer momento que no estaban dispuestos a exigirlo a sus clientes.

Lo que parece evidente es que a Feijóo y a su Gobierno la hostelería vuelve a acusarlos de improvisar, algo que, por otra parte, ya había hecho con anterioridad. No obstante, en esta ocasión aparece un nuevo elemento en las críticas al presidente gallego: su comparación con su homóloga madrileña en la que no sale bien parado. Por lo menos en lo que a la hostelería y la pandemia se refiere.