La Federación Galega de Balonmán ha sido la encargada de dar a conocer la triste noticia del fallecimiento de Andrés Rico. Este era el abuelo del árbitro gallego de apenas 15 años que el pasado 15 de diciembre se encargaba de ejercer estas labores en un encuentro de categoría cadete femenina en el municipio pontevedrés de Sanxenxo.

En un momento determinado, este abuelo intervino ante el padre de una de las jugadoras para que dejase de insultar a su nieto. Su intento, que según los presentes fue respetuosa y calmada, no solo no logró su propósito sino que terminó con un empujón por parte del progenitor y con Andrés, de 68 años, cayendo y golpeándose en la cabeza.

A causa de esta caída, el hombre fue trasladado de urgencia al Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, en cuya Unidad de Cuidados Intensivos ha permanecido debido a las graves lesiones cerebrales provocadas por el impacto. Esta pasada madrugada, después de más de 2 meses, Andrés Rico ha fallecido, tal y como ha informado la Federación.

Cabe subrayar que tanto el ahora fallecido como la persona que le empujó son de vecinos de O Grove.

La Federación Galega de Balonmán ha transmitido que la familia del fallecido quiere agradecer públicamente a todo el personal del Hospital Álvaro Cunqueiro, en especial a los trabajadores de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y Reanimación (REA), su profesionalidad, atención y empatía a lo largo de todo este tiempo.

La misma entidad ha hecho público un comunicado en el que, además de informar de la “triste noticia para el balonmano gallego” que supone el fallecimiento de Andrés Rico, y trasladar esos agradecimientos de la familia, incluye una carta que, según señalan desde la propia Federación está “dirigida a la víctima”.

Empiezan señalando que “nos encantaría poder decirte tantas cosas que no sabemos por donde comenzar, pero lo que si tenemos claro es que hoy vamos a decir lo que llevamos tiempo queriendo hacerlo”.

Una emotiva carta

Prosigue la emotiva carta reconociendo que “con el riesgo de equivocarnos, creemos que lo más lógico sería comenzar por las disculpas, así que antes de nada: PERDÓN. PERDÓN por no ser capaces de impedir el fatídico suceso que desgraciadamente nos lleva a escribir estas sinceras, pero huérfanas palabras. PERDÓN por llegar tarde; PERDÓN por no avisar y por no haber sido capaces de transmitir de manera eficiente que sin respeto nada de esto tiene sentido. PERDÓN por no parar antes, por no volcarnos desde el primer conflicto en la lucha contra esta lacra; PERDÓN por no lograr que más de uno entienda que la violencia no solo es cosa de golpes. PERDÓN por no lograr que quien legisla y regula, por lo menos, intuya que lo que hay no llega. PERDÓN por no poner fin a que unos disfruten a costa de que otros sufran. PERDÓN por sentirnos solos; PERDÓN por el despropósito de que quien provocó tu partida aún tenga más que decir y siga haciendo vida normal; PERDÓN por todas esas personas que no ven el problema porque non les tocó de cera. PERDÓN por no ser capaces de impedir tu viaje”.

Tras esto, y con el mismo propósito de dirigir la carta al propio Andrés, la Federación Galega de Balonmán le da las “GRACIAS por permitirnos conocer a tu estupenda y unida familia; GRACIAS por ser un ejemplo y promover lo que el balonmano debería cimentar. GRACIAS por tu implicación, por tu cariño; GRACIAS por sacrificarte para cambiar algo que muchos niegan; GRACIAS por dar la oportunidad de romper con todo esto. GRACIAS por estar ahí, Andrés; GRACIAS porque sabemos que aunque no te veamos en nuestros pabellones, siempre estarás con nosotros”.

Los hechos ocurridos el 15 de diciembre del año pasado provocaron una gran repercusión por tratarse de un partido de deporte de base y de un árbitro que tiene la edad de las jugadoras que disputaban el encuentro.

Hay que indicar que, a pesar del impacto social y mediático de este suceso que ha acabado con la vida del abuelo del árbitro de balonmano, hace solo unos días otro árbitra joven, de 13 años, sufrió un episodio de acoso en un partido de prebenjamines. 

Los hechos ocurrieron en A Coruña y se conocieron tras denunciarlo la madre de la colegiada. En relación con este encuentro, la Federación de Fútbol sancionó a los delegados de ambos equipos, uno por coacciones (tres meses) y otro por menosprecios y desconsideraciones hacia la árbitra (3 partidos). Este fin de semana, Raquel, la joven árbitra, protagonizó junto a otros jóvenes árbitros un acto en la previa del partido del Deportivo y el Huesca contra la violencia verbal o física en el fútbol y en el deporte en general.