“A la larga, la dictadura fue mejor que la II República” dijo recientemente Esperanza Aguirre al diario El País, en el marco de la promoción de su libro 'Una liberal en política'. Sostiene la exministra que la dictadura franquista, aunque represiva, permitió el surgimiento de la clase media y un crecimiento económico "exponencial", en contraste con la II República, a la que acusa de no respetar los derechos fundamentales ni la libertad de prensa. Justifica también el golpe de Estado de 1936 como reacción al asesinato del político José Calvo Sotelo. Para ella, la situación de inestabilidad y violencia durante la República fue el detonante del conflicto. Se olvida de los pistoleros falangistas, que también sembraron el terror en Madrid.

Es evidente que la exdirigente del PP enmarca su discurso en una corriente revisionista que busca reinterpretar la historia reciente de España, minimizando la represión franquista y criticando la Ley de Memoria Histórica, a la que acusa de "resucitar odios y rencores". Aguirre también enmarca su visión del papel del Estado, la economía y la influencia de la Agenda 2030, alineándose con posiciones liberales y críticas hacia políticas progresistas y de memoria democrática.

¿Qué esperaban ustedes? ¿Les sorprenden estas opiniones? Su famialia forma parte de los que vencieron en la guerra. Luego aceptaron la represión y se callaron durante la Transición porque era bueno para el negocio familiar. Ahora corren nuevos vientos y la señora Aguirre y otros a cuyas familias les fue muy bien durante la dictadura, se sacuden el silencio, porque ya no está en riesgo su interés. Al contrario, ahora hay que contrarrestar a VOX siendo más papistas que el Papa y abrazar a Franco como el papito que nos sacó las castañas del fuego. Es coherente que lo hagan muchos dirigentes del Partido Popular; insisto, ahora que el negocio ya no está en peligro.

En el fondo, la realidad está dando la razón a quienes señalan que la Transición se cerró en falso; que la reconciliación por parte de los vencedores se firmó a cambio de mantener sus históricos beneficios. Se mantuvieron callados durante 40 años. Ahora se sienten felices de expresar lo que realmente sienten: aversión a los principios de una izquierda con intención solidaria que busca la igualdad social. Esos rojos no nos volverán a callar y se van a enterar de lo que vale un peine. Como Aguirre hay muchos; no solo en la política, también en la Judicatura y en las grandes empresas. El poder económico y político, como Dios manda, debe estar siempre en manos de las buenas familias.

Las declaraciones de la expresidenta de Madrid han provocado una fuerte reacción de asociaciones memorialistas y de historiadores, que recuerdan la brutal represión, los miles de desaparecidos y la falta de libertades bajo el franquismo, calificando la postura de Aguirre como un intento de "blanquear" la dictadura y tergiversar la historia. A ellos les da igual. Es mucho más rentable aplaudir el comportamiento de la dictadura militar que asumir que fue un periodo negro para toda la clase media; da igual que fueran ganadores o perdedores de la contienda.

A partir de 1939, nuestro país volvió a ser una economía paupérrima gracias a unos generales que se rebelaron precisamente en nombre de esa España que decían defender, envueltos en una bandera que ocultaba una brutal represión, en favor de los intereses de las grandes familias vencedoras, muchos de cuyos herederos levantan ahora la voz.

En 1941, la pertinaz sequía provocó la muerte por inanición de muchos niños en España. Se prohibió difundir esta noticia. Los nacidos a partir de 1930 vivieron una adolescencia llena de carencias, para que unos pocos se lucraran. Los mismos que hoy claman por la bondad de aquellos tiempos.

Si la clase media española cree que el futuro está garantizado con un Partido Popular aliado con VOX, entonces es que no hemos entendido nuestra historia. Trump está entre nosotros.

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