En Galicia, al igual que en el resto del Estado, a pesar de que, por ahora, el avance presenta todavía una virulencia menor que en otros puntos de Europa, se espera por su evolución la adopción de medidas restrictivas debido al incremento de los positivos derivados de la Semana Santa. Uno de los colectivos sobre los que los focos ya no apuntan de manera directa es el de los usuarios de residencias de mayores, cuya vacunación se completó hace ya algunas semanas.

Esto, sin embargo, no significa que los centros no deban someterse a las limitaciones que se imponen, con carácter general, al conjunto de los concellos, en lo que a restricción de movimientos y de reuniones se refiere.

En las últimas semanas de febrero, tal y como adelantó ELPLURAL.COM, la Xunta puso en marcha la desescalada en residencias después de meses de pruebas en un centro situado en la localidad pontevedresa de Ribadumia. Fue un paso adelante, pionero a nivel nacional que ha ido superando etapas de manera pausada desde entonces a lo largo de este tiempo.

Toda precaución es poca, por eso adquiere mayor relevancia la denuncia que acaba de realizar la Federación de Asociaciones de Usuarias y Familiares de Residencias, REDE, haciéndose eco del escrito enviado por la Asociación de Familiares de la Residencia ‘Paz y Bien’ tanto a las Consellerías de Sanidade y Política Social, como a la Subdelegación del Gobierno en Pontevedra.

El motivo, la celebración de una misa en las últimas horas en dicho centro, cuando este tipo de actos está prohibido por las normas para frenar los contagios.

Se da la circunstancia de que el centro franciscano ‘Paz y Bien’ vuelve a optar por la celebración de una liturgia después de que en enero, como consecuencia de un brote, llegaron a morir 23 usuarias y monjas, con un total de 82 contagios que obligó a su intervención por parte de la Xunta de Galicia. A juicio de los familiares, tal y como denuncian en un comunicado, esta misa supone “un peligro latente para una nueva infección masiva”, además de ser una “vulneración mayúscula de las normas vigentes” relativas a la convivencia en residencias en estos tiempos de crisis sanitaria.

Cartel anunciador de la misa celebrada en la tarde de ayer (Foto: REDE).

En concreto, según la información enviada a la administración regional, durante la Semana Santa se celebraron “otras dos misas, el Jueves santo y el Domingo de Pascua”, además de la prevista para la tarde de ayer.

Es un hecho “muy grave” para la Asociación de Familiares de la Residencia ‘Paz y Bien’ debido al antecedente de lo ocurrido en enero, puesto que ese foco que provocó la muerte de más de veinte personas se produjo después de que “un clérido de A Coruña, infectado con anterioridad, hubiese oficiado una misa” en sus instalaciones por las fiestas de Navidad. Sobre esto, según el comunicado de la Federación citando "fuentes fidedignas del Servicio Galego de Saúde, Sergas", el citado sacerdote coruñés encargado de la liturgia "embrión de la infección masiva, trasladó a la residencia la variante inglesa que hizo letal el contagio" que conllevó el fallecimiento de la "tercera parte de la colonia de mayores" del centro.

A juicio de Paulino Campos, presidente de REDE, “no aprendemos nada. Ya denunciamos en su momento a la superiora de la congregación que lleva la dirección de la residencia, María Isabel Lomba, por una actitud irresponsable tanto en los días previos a aquel brote de enero, como después, en la gestión del mismo”. Fue la Federación, precisamente, la que solicitó la intervención de ‘Paz y Bien’.

A pesar de las peticiones, finalmente la misa se celebró ayer oficiada por tres sacerdotes y con presencia de unas 40 personas. Como explicó la propia Lomba a un medio local la celebración se desarrolló con “normalidad” en los jardines del centro, "con mascarillas y respetando la normativa sanitaria".

La ceremonia religiosa estuvo presidida por la Cruz de Lampedusa, símbolo de las migraciones que tiene carácter itinerante y que estas semanas recorre las diócesis de la provincia de Pontevedra.