Tras casi dos meses de negociaciones, Partido Popular y Vox han culminado su pacto en una larga sesión de investidura que ha tenido lugar este lunes. Alfonso Fernández Mañueco ha sido erigido presidente de Castilla y León en una sesión de investidura en la que más que dar a conocer su plan de gobierno ha tenido que rendir cuentas de su pacto con la ultraderecha e intentar explicar el precio que ha tenido que pagar en materia de violencia de género, de memoria histórica e de inmigración. La investidura ha sido de Mañueco, pero la coronación ha sido de Vox.

El partido de la extrema derecha ha protagonizado gran parte el discurso de investidura de Mañueco mientras asumía el concepto de violencia intrafamiliar frente a violencia de género, aunque insistiendo en que ambas son compatibles, pero también sobre la memoria histórica, defendiendo la nueva Ley de Concordia que “evita la utilización de la historia para dividir”, y dando detalles de lo que la ultraderecha llama inmigración ordenada.

Mañueco ha dejado claro que el acuerdo con Vox “mejora la calidad democrática” y dará estabilidad a la comunidad, pese a la falta de transparencia que ha habido en este largo periodo de negociaciones, en el que Vox ha exigido a su antojo y ha presionado al PP aprovechándose de su incapacidad para formar otro gobierno. Pero, además, Mañueco, que pasará a la historia por ser el presidente del primer gobierno con la ultraderecha en su seno desde la Transición, no ha sido arropado por el propio líder de su partido, el recién llegado a la dirección del PP Alberto Núñez Feijóo.

El gallego ha excusado su ausencia en Valladolid este lunes en la reunión semanal del nuevo comité de dirección de Génova. “Tengo un compromiso de partido ese día, pero que yo esté o no, no es lo importante”, aseguraba Feijóo en una entrevista. A lo que sí ha confirmado que asistirá es a la toma de posesión, que se producirá el próximo lunes 18 de abril.

Mañueco también ha sido investido presidente sin apoyos en el arco parlamentario de las Cortes de Castilla y León. La falta de apoyos ya era evidente desde hace varias semanas, cuando se daba por firmado el acuerdo entre PP y Vox. Los partidos de la oposición han cargado duramente contra el pacto con la ultraderecha, recordando que Castilla y León sería la vergüenza de Europa.

Un alto precio a pagar

Luis Tudanca, portavoz del Grupo Parlamentario Socialista y líder de la oposición, ha advertido a Mañueco que “pagará” ante la historia por haberse situado al lado de Vox. “Pasará a la historia por ello. Pagará ante la historia por ello”, ha aseverado, antes de afear: “Hoy, el PP, apenas un día después de ver lo que sucede en Francia, de comprobar cómo también su partido hermano en Francia renegaba de ella, ha sido usted, señor Mañueco, quien ha abierto de nuevo las puertas a la extrema derecha, ha abierto las puertas de Castilla y León y de su gobierno a quienes quieren cuestionar los derechos de las mujeres”.

Tanto o más duro ha sido Pablo Fernández, procurador de Unidas Podemos. “Pasará a los anales, pero de la infamia”, ha asegurado en relación al permiso que Mañueco le ha dado a Vox para entrar en las instituciones autonómicas. “Hoy, en la sede de la soberanía de los castellanos y leoneses, se firma el pacto de la infamia, el acuerdo con la encarnación del nazismo, para consagrar el recorte de derechos sin inmutarse y sin vergüenza. Hoy se hacen cómplices del odio. Y ahí está usted en su poltrona, sabiendo que van a tapar los casos de corrupción del PP. Este pacto les hace indistinguibles de Vox, para vergüenza del PP de Europa, donde se abochornan de ustedes, de usted y de Feijóo. Usted es a la moderación lo que Putin al pacifismo”, ha pronunciado.

Francisco Igea, procurador de Ciudadanos y quien fue socio de Mañueco hasta que el popular decidió romper su acuerdo de gobierno, también ha lamentado la formación de este Ejecutivo y ha recriminado al presidente autonómico el mínimo valor que tiene su palabra. “Le voy a juzgar por sus hechos; prometió acabar la legislatura, no cumplió; prometió lealtad eterna a Pablo Casado y gobernar en solitario, y aquí estamos. El PSOE buscaba trásfugas en la pandemia y encontró a uno: usted. El primero que explora con la ultraderecha. Le va a sonar exagerado, pero ya se blanquea el discurso de Vox. Vox ha negado la presencia de periodistas en sus actos, como ha hecho hoy aquí en la puerta”, ha pronunciado.

El mismo rechazo ha recibido por parte de UPL, Soria ¡Ya! y Por Ávila. Mientras Pedro Pascual ha reprochado a Mañueco que “no cumple lo que promete y se olvida de las personas”, en clara relación al amago que el PP hizo de buscar apoyo en el partido abulense para aprobar los presupuestos, el soriano Ángel Ceña ha criticado que Mañueco se haya olvidado de mencionar a la despoblación como “el mayor desafío” y de anunciar “un gran pacto” y el leonés Luis Mariano Santos ha pronosticado una “corta legislatura” que da comienzo.

Violencia de género, memoria histórica e inmigración en juego

En su discurso de investidura, Mañueco ha tenido que rendir cuentas sobre las cesiones en materias tan transcendentales como son la violencia de género, de memoria histórica e inmigración, además de intentar normalizar las propuestas de la ultraderecha en este sentido. “La violencia ejercida contra las mujeres no se produce solamente en el ámbito familiar” y “no vamos a dar ni un paso atrás en los derechos reconocidos” es lo que ha asegurado Mañueco, entre otros argumentos, para terminar reconociendo la iniciativa ultra que ha aceptado de “elevar a rango de ley el actual Plan de Prevención de la Violencia en el Ámbito Familiar, elaborando y aprobando una nueva Ley de Lucha contra la Violencia Intrafamiliar, para generar nuevos derechos y proteger a las víctimas. A todas las víctimas”.

También ha tenido que explicar su cesión en materia de memoria histórica con la ley que ha acordado en lo que llaman “concordia”. Frente al actual decreto autonómico de Memoria Histórica que tenía como base la reparación de los represaliados del franquismo, el ya nuevo presidente autonómico ha defendido la necesidad de la Ley de Concordia que integrará la historia “como elemento de reconciliación y evitando la utilización de la historia para dividir a los españoles”.

Por último, otro importante campo en el que han cedido los populares es en la inmigración. Aunque entiende a Castilla y León como una “tierra de acogida de quienes se marcharon y quieren regresar y de quienes llegan buscando una nueva oportunidad” y cree que es “enriquecedor y necesario” incorporar “a personas extranjeras”, ha reconocido que hay que hacerlo “de forma legal, ordenada, con clara vocación de incorporarse al mercado laboral y que busquen la plena integración a través del respeto a las leyes, valores y libertades europeos de la sociedad que las integra”.