La situación de la sanidad pública en Cataluña roza lo dramático, mientras que los responsables políticos del tema lanzan cortinas de humo. Todo sea por el proceso. Los datos son escalofriantes, pero lo son más aún las declaraciones de los políticos nacionalistas al referirse a éste asunto.

El independentismo tendría que ser capaz de confeccionar una lista extraordinaria de cara a unas próximas elecciones generales”, ha declarado Francesc Homs, portavoz de Junts pel Sí al congreso. Las encuestas vaticinan un soberano, que no soberanista, batacazo para los de Mas y Puigdemont, y el convergente toca a somatén a ver si pica Esquerra y se presentan juntos. Todo ha de ser extraordinario, histórico, único, irrepetible, decisivo. Es la única manera que tienen los que gobiernan en Cataluña de tapar su ineptitud y la corrupción. Pero de lo de cada día, nada. Brindis al sol y aquí no se mueve ni Dios, que no en vano los diputados autonómicos y cargos catalanes son los que más cobran de todo el estado.

Recortes millonarios

Ahí está la sanidad, por ejemplo. El partido de Artur Mas hizo recortes en las clínicas concertadas por más de cien millones de euros en el anterior mandato. Eso significa alrededor del setenta por ciento del presupuesto. El ex conseller Boi Ruiz aplicó la tijera a fondo, tanto en el Institut Català de la Salut como en el resto de todos los organismos de la salud pública que dependen de la Generalitat.

El Consorcio Sanitario de Barcelona, que gestiona el área más poblada de Cataluña y al que pertenecen hospitales tan importantes como el de la Vall d’Hebrón o el Hospital del Mar, se vio fuertemente afectado. Según cifras oficiales pasó de recibir 23 millones en el 2010 a 7 en el 2015. El Institut Català de la Salut es un enfermo, y nunca mejor dicho, que está a punto de entrar en coma. Con los chicos de Mas y el famoso proceso ha perdido más de cinco mil puestos de trabajo y un 11,7% del presupuesto en tan solo cinco años, añadiendo a esto un tijeretazo en la plantilla de trabajadores fijos de 4.000 empleados y una reducción en los sustitutos de 1.500.

Temporalidad laboral

No se quedan ahí los dramas sanitarios en ésta Cataluña que, según Raül Romeva, consejero de algo relacionado con exteriores a definir todavía, tiene pendiente de un hilo a todo el mundo mundial. La propia Generalitat no tuvo más remedio que intervenir el Consorcio Sanitario del Maresme, que alberga al Hospital de Mataró, porque el pasado 2015 cerró el ejercicio con un déficit de 2,5 millones de euros.

La temporalidad entre los trabajadores sanitarios ha aumentado en el 2015 en más de cuatro puntos, la oferta pública de empleo en el sector el pasado año fue solo de 52 plazas, hay médicos que llevan más de diez años en calidad de “temporales”, no se cubren las plazas de los jubilados, falta material imprescindible en numerosos hospitales, como Bellvitge o el Mar, como guantes, sondas, vendas, sábanas o jeringuillas. Las urgencias están colapsadas y las listas de espera son interminables.

Con la independencia

¿Qué hace el gobierno de Carles Puigdemont frente a éste panorama terrible? Por boca de su Conseller de Sanitat, el ex socialista y ahora conspicuo independentista Toni Comín, nos hemos enterado de lo bien que nos va a ir. Comín afirma que precisa mil millones para arreglar el estropicio que los suyos han creado, pero que eso ya vendrá con la independencia. A la par, de la mano del todopoderoso Conseller de Economía Oriol Junqueras está el hombre muy entretenido diseñando una seguridad social catalana que sea “estructura de estado” y, no contento con eso, desafía al estado con una ley catalana de sanidad universal.

Lo primero asciende al monto de 32.400 millones de euros, lo segundo es incalculable. Pero ellos están a lo suyo e insisten, es el estado el que se lleva de Cataluña el dinero, cuando seamos independientes todo serán tortas y pan pintado y, mientras tanto, el que esté en una lista de espera o se vea mal atendido por la terrible precariedad en la que se trabaja en la sanidad pública, puede pensar que España es malísima y ya está.

Mientras tanto, los grandes laboratorios farmacéuticos y las mutuas privadas, campo del que provenía el anterior conseller Boi Ruiz, siguen haciendo el agosto en éste país que está en la UCI. Faltaría más.