Pere Aragonès remodela mínimamente su gobierno minoritario para dar salida a la consejera de Cambio Climático, Alimentación y Agenda Rural, Teresa Jordà, que quiere volver al Congreso de los Diputados, y para dar acuse de recibo de la decepción de ERC por los resultados de las elecciones municipales. Los cesados son dos consejeros perseguidos por la mala gestión en Educación el uno (Josep González-Cambray) y por la resistencia del otro (Juli Fernández en Territorio) al pacto de los republicanos con el PSC para acabar la autopista del Vallès, conocida como la B-40. ERC y Junts están ya listos para afrontar las elecciones generales, tras esta minicrisis en el gobierno de la Generalitat y con el cierre del episodio Borràs en la presidencia del Parlament.

ERC y Junts ya solo necesitan armarse de paciencia para ir superando la larga secuencia de sobresaltos que les causan los pactos municipales. La creación de mayorías locales se está convirtiendo en un trio institucional en el que los partidos independentistas se relevan para ir asociándose con el PSC alternativamente. En cambio, en Ripoll, donde ganó la ultraderecha catalana con Sílvia Orriols al frente, pero podrían gobernar conjuntamente PSC-ERC-Junts, resulta que la presidenta de Junts, la recién defenestrada presidenta del Parlament, Laura Borràs, ha declarado que no le gusta contradecir el voto popular; una doctrina que no parece que vaya a respetarse en otros municipios.

Los cambios introducidos por Aragonès en su gobierno son una apuesta para evitarse grandes disgustos en lo que queda de legislatura, que según el presidente de la Generalitat va a llegar hasta 2025. En realidad, este plan de resistencia en el cargo con su grupo minoritario depende más de la predisposición del PSC y Junts que de la voluntad del presidente de la Generalitat. Para preparar el terreno, ERC ha cumplido con su pacto con Junts para que la candidata del partido de Jordi Turull retuviera la presidencia del Parlament en la figura de Anna Erra, y ha allanado el terreno a la B-40 para tranquilizar al PSC.

Erra ya no se presentó a la reelección como alcaldesa de Vic, seguramente alertada de la decisión de nombrarla para sustituir a Borràs una vez acabara la campaña de las municipales. En su debut como nueva presidenta de la cámara, dejó constancia de conocer el discurso oficial de sus predecesores al afirmar que “defenderé la soberanía del Parlament por encima de cualquiera otra cosa”, lo que no debe interpretarse como un deseo de desobedecer sino como un gesto retórico para contentar a los suyos. De hecho, Erra, vicepresidenta de Junts, parece alinearse con Turull y no con Borràs y sus unilateralistas.

En el nuevo gobierno de Aragonés, Teresa Jordà será sustituida por David Mascort, director general del departamento y persona de la total confianza de la exconsejera. El polémico González-Cambray deja su puesto en Educación a Anna Simó, que en su día fue consejera de Bienestar Social en el gobierno tripartito de Pasqual Maragall y posteriormente, en su condición de secretaria de la Mesa del Parlament, fue inhabilitada por desobediencia, inhabilitación que ya ha cumplido. Ester Capella, por su parte, relevará en el departamento de Territorio a Juli Fernández, reticente a cumplir los pactos firmados por su presidente para poder aprobar los presupuestos con los votos del PSC. Capella ocupaba hasta ahora la Delegación de la Generalitat en Madrid, cargo que quedará vacante hasta después de las elecciones generales.