Antonio Burgueño fue repescado por Isabel Díaz Ayuso para su equipo de asesores de confianza con el que combatir el Covid-19 en la región. Con claros vínculos con la sanidad privada -fue director de Adeslas entre 1999 y 2001-, no es la primera vez que el médico pone su conocimiento al servicio del Partido Popular. De hecho, los populares cimentaron un modelo sobre su figura y visión de futuro de la sanidad pública.

Ahora Burgueño tiene otro objetivo. Conseguir reforzar el sistema sanitario para frenar los daños ocasionados por una crisis totalmente anómala que ha desbordado las UCIs, ha colapsado los hospitales y ha obligado a los sanitarios a doblar turnos pese a la precarización que ha experimentado su sector en los últimos años. Y es precisamente esta última condición la que ha provocado que sean muchos los que nieguen con la cabeza cuando piensan en Burgueño, llegando a exigir a Díaz Ayuso que aparte a su asesor de la primera línea de toma de decisión regional.

José Ramón Arribas, jefe de Enfermedades Infecciosas de La Paz-Carlos III, mostró su malestar en redes sociales cuando la Comunidad de Madrid hizo público su nombramiento: “Respetuosamente le solicitamos que reconsidere el nombramiento de Antonio Burgueño como coordinador frente a COVID-19, una persona que cuenta con el rechazo de gran parte de la sanidad madrileña”.

Mientras el PP reivindica como “fake news” su apuesta por la privatización y los recortes que derivaron en protestas multitudinarios del sector médico, la hemeroteca de Burgueño resuena con fuerza. Defensor del modelo de Estados Unidos, el asesor de Ayuso apostó en actos públicos por “el pago directo de 30, 40 o 50 euros del paciente al médico de cabecera” para que el modelo sanitario fuera “más entrañable”. Además, reivindicó que “los hospitales no pueden seguir siendo propiedad del Estado ni los médicos pueden seguir siendo funcionarios”.

Tampoco su bonanza en la gestión es un atributo que cuadre con su currículum. Como ha publicado ElPlural.com, tanto la sociedad Esfera Médica como Madrid Salud, donde fue director general, acabaron cerrando tras su paso. También fue deficitario su experimento en el hospital La Ribera de Alzira (Valencia), en el que se cedió a empresas adjudicatarias la gestión del centro. La misma suerte corrió en su periplo por Argentina, donde ocupó el puesto del Centro Gallego de Buenos Aires y coordinador de las acciones sanitarias de la Xunta de Galicia en Argentina y Uruguay.

Sus hijos, colocados en la sanidad madrileña

Pero el vínculo del PP de Madrid con el apellido Burgueño no tiene un único episodio. Su hija Encarnación Burgueño ha sido recientemente fichada por la administración regional para asesorar en la crisis de las residencias. Su hermano, de forma paralela, forma parte del equipo que coordina el Proyecto Impulso.

En el caso de su primogénita el nombramiento no está exento de polémica. Tal y como ha recogido El País, su currículum dista mucho de ser el idóneo para gestionar una crisis que ya se ha cobrado 3.000 muertes en el mes de marzo, cifras que triplican las habituales. En los últimos años, Encarnación Burgueño ha sido jefa de ventas de Telepizza, trabajadora de una inmobiliaria y teleoperadora.

La tarea encargada a su hermano, Antonio Burgueño Jerez, ha consistido en la "evaluación y planificación de la gestión para la seguridad del paciente". Tal y como consta en diversas publicaciones, este proyecto "se ha aplicado en más de 12 hospitales y áreas sanitarias y ya se están empezando a aportar datos de benchmarking".