Estamos a dos semanas de las elecciones y hace ya tiempo que en el PP se sienten presidentes. La derecha descorcha botellas antes de tiempo, mientras todo son carcajadas (e insultos, con su particular mala leche, aunque algunos se vistan de corderos) hacia quien diga, dude o insinúe si la izquierda puede, dividida o unida, aguar la fiesta de la gaviota. ¿Qué dejarán para la noche del 20?

Se dice que cuando la derecha gana, es la izquierda abstencionista la que le deja el poder en sus manos, y lo comparto. Pero también añado que si la derecha gana (o la izquierda pierde) es por un desencanto, que, si bien es favorecido por la derecha con mensajes directos e indirectos para provocar la desazón colectiva, tiene en la izquierda (tanto la que ha gobernado como la que no) una alta nómina de responsables.

La política (y menos entendida por alguien de izquierdas) no es chupar de la teta. Cada uno de los que, siendo de izquierdas (o, destiladamente, progresistas), han usado su cargo público o traicionado sus ideales o ideología por interés propio ha corrompido y traicionado la democracia, por la que muchos dieron su vida, para que hoy, sinvergüenzas de poca valía intelectual y ética, a uno y otro lado, usen las instituciones para su propio pábulo e intereses trepa-políticos.

Es posible que Rajoy se convierta en presidente del Gobierno. Y ello, sin mover un dedo; sin tener autoridad ni en su partido; sin haber demostrado que vale para presidente del Gobierno; sin haber enamorado a nadie, en términos políticos; sin ilusionar ni al propio electorado del PP.

No es casualidad que Felipe González sea el último de los presidentes (democráticos de la actual Democracia) que pueda presumir de haber sido elegido porque lo quería. Aznar gobernó para que no siguiera el PSOE. El PSOE gobernó posteriormente para que no lo siguiera haciendo el PP, después de la devastadora experiencia antidemocrática y neoliberal del partido de Aznar. El PP podría ganar las elecciones dentro de dos semanas, para que no siga gobernando el PSOE.

A Zapatero le sobrevino la crisis y no supo abordarla a tiempo. Tras su paso se nos ha quedado el cuerpo como cuando uno ve que alguien se empeña en hablar de su libro, sin atender a los requerimientos del auditorio. Es una pena que sus grandes logros sociales queden empañados, aun siendo tantos como han sido (no sólo que se puedan dar besos como matrimonio los maricones, como llaman a personas con una determinada y legítima orientación sexual los mismos que, casados o no, han gustado siempre de someter la voluntad del mariquita del pueblo para que éste les limpiara su erecto y patrio sable de odio y sangre, antes de humillarlos, despreciarlos y golpearlos con menos respeto que el que se le tiene a un animal).

Los grandes logros sociales del Gobierno socialista quedan empañados por su claudicación ante los mercados y el neoliberalismo, no sólo achacable a Zapatero, cuyo 'pecado' para con los ciudadanos quizá disculpe la historia, al haber ha acallado al león de los mercados y de la Europa más neoliberal de la historia con un cachito de cada uno de nosotros para que la fiera no nos devorase enteritos, cual merienda de griegos.

Todos los que no votaron en las elecciones europeas son más responsables que aquellos que dieron su voto al PP. Poniendo Europa en manos de la derecha, los ciudadanos de este continente han dejado su futuro en manos de dirigentes políticos conservadores que, sin creer en el proyecto europeo, han ninguneado las instituciones europeas debilitando al máximo la ya de por sí débil Europa política, entregándola a los intereses económicos de los llamados mercados, los banqueros, los especuladores, las agencias de calificación. Todos ellos, repugnantes y sinvergüenzas, que nos han robado en nuestras propias narices no sólo nuestros sueños futuros, nuestras rentas, nuestras casas y las de nuestros padres que nos avalaron; nos han robado la democracia, un poder que el pueblo descuidó sin percatarse de que la democracia requiere una continua construcción y defensa.

Dejar este país el día 20 en manos de la derecha será sumar a la crisis económica y financiera una crisis social, donde lo público sea depauperado y lo privado -donde siempre habrá un interés económico o particular, ya sea de un individuo o un colectivo-, bendecido.

Y volverán las oscuras golondrinas... o no. ¡Aún tenemos la vida!

*Ígor R. Iglesias es periodista y lingüista.