Granada es la mejor ciudad para vivir de España. No lo dice la sección andaluza de este diario, sino un estudio realizado por el histórico periódico francés ‘Le Figaro’. Para esta selección se han valorado las variables de vivienda, seguridad, oferta cultural o salud en las 30 ciudades más pobladas del país.

‘Le Figaro’ realiza estos listados para los 19 millones de lectores a los que accede cada día. Por ello ha creado dos clasificaciones, una dirigida a trabajadores y estudiantes; la otra dirigida a jubilados. En ambas, la ciudad de la Alhambra es la número 1. Pero, ¿qué implica esto para Granada? Obviamente, en la cuna de la mala follá, este reconocimiento internacional es visto con algo de recelo.

Granada es la mejor ciudad para estudiar y trabajar, siempre que vengas del extranjero, junto a Barcelona y San Sebastián. A la cola de este listado quedan Jerez de la Frontera, Madrid y Elche. En el ranking para los jubilados, Granada repite como mejor destino para vivir, seguida de Zaragoza y Cartagena. Jerez y Madrid vuelven a las posiciones de cola.

Mientras que Cartagena o San Sebastián destacan por su litoral, Barcelona por sus infraestructuras, Zaragoza por su seguridad y sostenibilidad, Granada reúne un compendio de pluses. Ofrece las comodidades de una ciudad con todos los servicios, pero de tamaño mediano. A menos de 40 minutos ofrece cotas de nieve para deportes de inviernos y el litoral mediterráneo. Y luego hay variables subjetivas, pero de peso, como la belleza de su casco histórico.

Pero el estudio no se presta innecesariamente a la lírica del Paseo de los Tristes y la nostalgia líquida de la Alhambra: Granada destaca por ser más barata que sus contendientes. “El precio medio del metro cuadrado ronda los dos mil euros”, es decir, rebaja en más del 50% “los precios de San Sebastián, Madrid o Barcelona”, ciudades en las que hasta los extranjeros de visa oro se las desean para comprar o alquilar.

No todo son puntos positivos: Granada suspende en los indicadores económicos que destacan por alta tasa de desempleo, ingreso promedio y PIB per cápita bajos. Como ves, este apartado del ranking no es un asunto menor. Es más, si no eres extranjero, es algo que te importa sobremanera y es por eso que la noticia ha sido recogida por los granadinos como era de esperar.

Con una buena dosis de mala follá

“Pero cómo va a ser Granada la mejor ciudad para vivir si no hay ni trabajo, parece un parque temático de bares para guiris o estudiantes”; “Entre las que tienen más paro desde los 1980, más contaminación acústica y lumínica, más polución, etc”; “hubo una época en que en el Albayzín vivía gente de Graná”… son solo algunas de las reacciones a la noticia que aparecen en redes sociales.

Lo cierto es que, lejos del brillo que atrae a estudiantes y jubilados franceses, la realidad local es tozuda. Granada y su entorno no se libran de la inflacción, estando el poder adquisitivo local en el vagón de cola nacional. La provincia de Granada es la que concentra el mayor número de municipios más pobres de España, concretamente ocho.

Y de trabajo, mejor no hablar. Este 2023, Granada ha registrado la cuarta tasa de paro más alta de España y en octubre la subida del desempleo fue del 1,5%, por encima de las subidas en España y Andalucía. Los granadinos se aferran a la contratación temporal que, en gran parte, está ligada a los servicios y a la agenda turística.

“El fenómeno ha evolucionado, Granada es una ciudad turística, pero ahora se da un turismo residencial, es una manera de referirse al turismo de jubilados”, explica el profesor e investigador de Geografía de la Universidad de Granada, Alberto Capote Lama, que investiga la evolución de determinados barrios a medida que evoluciona el turismo.

Capote Lama es uno de los autores del libro ‘Turismo, desarrollo urbano y crisis en las grandes ciudades andaluzas’ que tiene dos niveles de análisis, la distribución de población extranjera en pisos de alquiler turístico, por un lado, y la concentración de turismo residencial en áreas como el Albayzín, “donde hemos confirmado una gran concentración en los últimos años”.

“Granada siempre ha sido una ciudad turística”, explica el profesor, pero la evolución está en el asentamiento definitivo en las zonas más atractivas para el visitante. “Desde la patrimonialización del Albayzín hemos pasado de gentrificación a turistificación”, dice, poniendo como ejemplo la evolución de la calle Elvira o las Teterías. Fenómenos como el “fachadismo” confirman la conservación de la fachada del casco histórico, pero la remodelación interior de los edificios para dar paso a una ciudad preparada para ser habitada por el visitante.

Andalucía se ha recuperado con creces de la crisis del COVID, sobre todo gracias al sector turístico. Constatados los efectos que esto tiene en la población local, obligada a lidiar con la pérdida de espacios y usos tradicionales, por otros enfocados al visitante, preguntamos hasta cuándo seguirá Andalucía poniendo los huevos en la cesta de la gallina turística. “Hemos analizado las políticas públicas y no hay una reflexión sobre un turismo más sostenible”, apunta Capota Lama.

El titular que encumbra a la ciudad de la Alhambra de ‘Le Fígaro’ continúa esa misma senda de atraer al turista francés jubilado que quiere tener una villa vacacional en Granada. El lector promedio del periódico más longevo de Francia es el de una persona mayor, de corte conservador y con formación universitaria. El futuro y típico vecino del Albayzín y el Realejo.