Hubo algunas pullas, pero ninguna puñalada propiamente dicha. La confrontación de esta tarde entre Juan Manuel Moreno y Susana Díaz, la más esperada en el Debate sobre el estado de la Comunidad, se saldó con tablas: la socialista multiplicó sus ataques a los flancos más débiles del presidente, pero este o bien los neutralizó con destreza cuando tenía argumentos para ello o bien los eludió con desahogo cuando los reproches de la socialista daban en el blanco.

La expresidenta intentó poner en evidencia la doble vara de medir del presidente durante la pandemia, sacando pecho cuando los datos eran buenos y agarrándose a dimensión planetaria del Covid cuando los contagios se han disparado.

No obstante, Moreno supo defenderse, unas veces con cifras –como el aumento de las partidas de sanidad y educación– y otras con regates retóricos de esos que dicen poco pero visten mucho –“¿De verdad cree usted que mi Gobierno lo ha hecho todo, todo, todo mal y el de Pedro Sánchez todo, todo, todo bien?”–.

El único momento en que el debate llegó a entrar en el ámbito de lo personal fue cuando Moreno le reprochó a Díaz haber estado desaparecida durante el estado de alarma, para así no tener que criticar al Gobierno de Pedro Sánchez. La socialista respondió escuetamente “no estuve callada durante la pandemia, estuve pariendo y criando a mi hija” y el presidente no volvió sobre el tema en su réplica de cierre.

La gestión de la pandemia y el reparto del Fondo Europeo de Recuperación fueron, en todo caso, los dos grandes asuntos sobre los que polemizaron Díaz y Moreno.

Los principales reproches políticos de la líder socialista fueron la tardanza del presidente en reconocer que la atención primaria está sobrepasada; lo imprudentemente que presumía en el pasado de buenos datos de contagio, hoy disparados; que haya tenido dinero para contratar a 3.000 vigilantes de la playa, pero no para contratar rastreadores (solo 307 con dedicación exclusiva a tiempo completo); o que Andalucía sea la última comunidad en test PCR de todo el país.

En el intercambio de intervenciones, el presidente optó por no replicar a estas acusaciones en las que su oponente tenía bastante razón y prefirió centrarse en asuntos en los que, con toda razón, se siente mucho más cómodo, como la distribución territorial de los 72.000 millones del Fondo Europeo de Recuperación o los recortes que podría sufrir el presupuesto de la Política Agrícola Eomún.

Con esta frase resumía Moreno uno de los principales ejes de su estrategia de defensa frente a los ataques socialistas: “El debate es Andalucía o Pedro Sánchez, pero ante este usted enmudece, no le reclama ni un céntimo y no reconoce sus errores como sí han hecho otros dirigentes sociales en Aragón o Castilla-La Mancha”.

Al PSOE no va a serle fácil escapar a ese marco mental y político –o los andaluces o Pedro Sánchez– en que el PP quiere a toda costa encuadrar el debate andaluz.