738. Es el número de páginas que ha necesitado el periodista Ernesto Ekaizer para documentar una hipótesis que muchos afectados intentaron materializar procesalmente pero que la justicia descartó finalmente: el encubrimiento de la salida fraudulenta a bolsa de Bankia por parte del Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CMNV).

Los dos privilegiados guardianes de los mercados financieros no solo no habrían hecho bien su trabajo, sino que su conducta podría perfectamente haber sido considerada delictiva por el juez instructor Fernando Andreu, para quien sin embargo resultaba, en opinión de Ekaizer, poco menos que metafísicamente inconcebible que una entidad fuera de toda sospecha como el Banco de España pudiera ser procesada.

Ocho ex altos cargos del banco y de la CNMV –entre ellos el exgobernador Miguel Ángel Fernández Ordóñez, el subgobernador Javier Aríztegui o al expresidente de la CNMV Julio Segura– llegaron a ser citados como investigados durante la instrucción de la causa, pero el juez rechazó a la postre su procesamiento.

Antetítulo título y subtítulo

Aparecido hace solo unas semanas, ‘El libro negro’ lleva de antetítulo ‘La crisis de Bankia y las Cajas’ y de gráfico subtítulo ‘Cómo falló el Banco de España a sus ciudadanos’. Antetítulo, título y subtítulo levantan en el lector grandes expectativas que su contenido no defrauda, aunque los editores habrían hecho bien en incorporar un pequeño glosario de términos financieros, una cronología financiero-judicial de los hechos narrados o incluso un índice temático. Pegas en todo caso menores que en muy poco desvirtúan el volumen aparecido bajo el sello de Espasa. 

El juicio ha comenzado este lunes y en el banquillo se sientan Rodrigo Rato y otros 34 ejecutivos de Bankia y de su matriz BFA, aunque la investigación judicial arrancó en 2012 a partir de la denuncia presentada por la pequeña formación hoy desaparecida UPyD, que los acusó de haber ocultado la situación patrimonial de la entidad para recabar miles de millones de euros con la salida a Bolsa.

Cómo fue posible

Lo que Ekaizer intenta contestar en su libro, fruto de cinco años de trabajo, es cómo fue posible que sucediera a la vista de todo el mundo el que tal vez haya el mayor atraco político-financiero cometido a cara descubierta en España en lo que va de siglo.

El autor cifra en 86.466 millones de euros el coste total de la fiesta para el Estado: 22.550 millones en ayudas directas de capital; 22.137 millones que pagó el llamado ‘banco malo (SAREB) por unos activos inmobiliarios de Bankia que en el mercado valían muchísimo menos; activos fiscales diferidos por 6.957 millones y “avales otorgados por el Estado para sus emisiones” por 34.768 millones.

Los detalles de este atraco de película son complejos, pero no así el resumen del guion: unos tipos sacan en 2011 a Bolsa un negocio ruinoso proclamando sin complejos que es una perita en dulce, y lo hacen con el visto bueno del Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores, las dos instituciones que tienen encomendado el papel de policía financiera encargada de que no pasen cosas como la que pasó con Bankia.

Una fecha clave

Para Ekaizer, Bankia habría sido el último capítulo de un libro de despropósitos que comenzó a escribirse mucho antes de aquel 20 de julio de 2011 en que el mundo pudo ver a un sonriente Rodrigo Rato tocando la campanilla de la Bolsa de Madrid para anunciar la buena nueva.

La fecha clave es mayo del ya muy lejano 2006: la Asociación de Inspectores del Banco de España remitía a Pedro Solbes una carta alertando de los graves riesgos derivados de la expansión desmedida del crédito que estaba teniendo lugar: bancos y cajas, advertía la misiva, cajas están prestando dinero que financian no con sus propios depósitos, sino en el mercado internacional, por lo que si hay una crisis y se cierra el grifo del crédito, nos vamos al infierno, que es precisamente adonde nos fuimos todos, si bien unos más que otros.

El Banco de España dirigido por Miguel Ángel Fernández Ordóñez, recuerda el periodista, utilizó de manera absoluta su autonomía para hacer “un diseño de salida de la crisis financiera que pretendía encubrir la gestión de su antecesor Jaime Caruana, con aquellas llamadas fusiones frías de las cajas con las que encubrió temerariamente la expansión crediticia que el Banco de España no supo frenar, pese a advertencias de 2006 de sus inspectores”.

El último episodio de esa estrategia de encubrimiento habría tenido lugar con ocasión de la salida de Bankia a bolsa, aunque durante toda la crisis “a esa cúpula del Banco de España le anima más su interés de camarilla por enterrar el cuerpo sin autopsia de la política practicada antes, durante y después de la crisis, que el objetivo de esclarecer esa conducta y sus conexiones con el sector financiero privado”.

La camarilla

Cuando Ekaizer habla de “la camarilla” no lo hace de forma vaga o inconcreta, sino que le pone nombres y apellidos: exactamente 22 nombres con sus correspondientes apellidos cuyos cargos y ejecutoria se recogen sintéticamente en las páginas 46-55.

Ciertamente, los papeles estelares del libro son para Bankia y el Banco de España, pero también aparecen como secundarios muchos otros actores que apenas han sido señalados públicamente con el dedo. Aun así, también hicieron jugosísimas operaciones financieras a la sombra de la benevolente policía financiera española. En este juicio, pues, son todos los que están, pero desde luego no están todos los que son.

En esta intervención periodística de precisión que es 'El libro negro', Ekaizer ha oficiado de no tanto de cirujano como de forense de un sistema financiero bastante más podrido de lo que su omnipresente inversión publicitaria autoriza a imaginar. Los resultados de su autopsia son demoledores.