Una cita en el centro, un restaurante nuevo que todavía huele a pintura en el dédalo de las callejuelas, un exalcalde, un exdelegado y catedrático, un empresario que dice seguir siéndolo y yo. A veces, todavía, me hurgan en la vanidad y me la encuentran. Es sencillo: basta con que me recuerden aquella exclusiva, aquel artículo que alguien enmarcó, aquellas madrugadas donde todo era posible. Por fin me vuelven a mirar las piernas. Por fin hablamos de política. Estamos en la segunda semana del advenimiento superclarifragilisticoespialidoso de Sánchez, en las horas del mediodía en el que Màxim Huerta todavía no se había reconocido a sí mismo que defraudar a Hacienda no está bien, aunque seas muy muy guay y de izquierdas.

Exalcalde.- Yo diría dos cosas sin orden de prevalencia. Una, que soy feliz como hacía tiempo no recordaba, seguramente por la propia fragilidad del presente, por estos días en el alambre parlamentario en los que la política ocupa su decisivo espacio en la vida y nos hace soñar con que somos capaces de romper el fatalismo determinista (sic). Dos, que yo lo que quiero y creo que quiere él es que Gómez de Celis sea el nuevo Delegado del Gobierno en Andalucía.

Exdelegado.- Cuidado con el buenismo y todo ese rollo estilo Kichi y esa izquierda de todos funcionarios revolucionarios, que me lo veo venir. Llegará el otoño, la derecha se habrá lamido sus heridas y el independentismo nos seguirá tocando los cohones. Para entonces se habrá esfumado esta festividad de la palabra diálogo, de la palabra dignidad, de la palabra solidaridad, de la palabra nosotros los de entonces cuando respirábamos política. Y ya puestos, yo a Celis lo hubiera querido de ministro o algo.

Empresario.- Habrá elecciones adelantadas andaluzas en octubre o noviembre. Curioso este guiño del destino que hace que el sanchismno le venga bien al susanismo, si es que no se demora en convocar y las encuestas avalan lo que se respira en la calle. Las bolsas no se hunden, la economía crecerá, el empleo seguirá subiendo, Montero parece una señora con todos sus riegos. Pronto veremos a Susana como a Penélope: Peeeeedroooo.

Yo y yo misma.- Recordé uno de los desengrasantes preferidos de mi altocargo para cuando las sobremesas se espesan como la porra (con perdón) antequerana. Ella le pregunta a otra ella si su pareja le quiere por amor o por interés. Y ella responde que por amor porque interés su pareja pone poquísimo. Pues ahora a Susana no le va a quedar más remedio que poner mucho  interés por el sanchismo porque aquí el amor es lo de menos. Y al sanchismo no le queda otra que hacerse susanista de manera absolutamente interesada porque de Andalucía sigue siendo el granero y sin la sultana nada es posible. Y fue entonces cuando les confirmé, en un alarde de intuición inspirado por medio gin-tónic y dos fuentes oficiosas, que Celis venía de delegado del Gobierno.

Y se tiraron a darle al wassap como locos.