En la sede nacional del PP, descorazonados, cuando los resultados habían superado el 70% y ya se veía la foto definitiva de la noche con sus bordes muy definidos, uno de los dirigentes populares dejó la frase de la noche en Génova: “Estos resultados dejan una España ingobernable”. Y es que los resultados confirman su peor pesadilla. El PP pierde casi 60 escaños y obtiene la peor cifra de diputados desde 1989.

Aún peor para ellos, Ciudadanos no le permite repetir el ‘acuerdo de Madrid’, porque los resultados de la gente de Rivera, aunque significan una sólida irrupción en el Congreso, son muy insuficientes.

Dos bloques iguales, o casi, a ambos lados del hemiciclo
Asi es que antes de seguir, pongamos los números sobre la pantalla. La derecha y el centro derecha, o sea, PP y Ciudadanos, suman 163 escaños. A 13 de la soñada mayoría absoluta que les permitiría oficializar su ‘matrimonio’ en cualquiera de sus formas: boda oficial en un gobierno de coalición, o convivencia de hecho, disimulada en un apoyo parlamentario como el que sostiene a Cristina Cifuentes en Madrid.

En frente, el PSOE obtiene sus peores resultados desde que se inició el actual periodo democrático, por primera vez por debajo de los 100 escaños... en concreto 90, pero ha mantenido el suficiente peso como para no ser sobrepasado por la fuerza emergente del ‘nuevo bipartidismo’, Podemos, que irrumpe con 69 escaños, y al tiempo suma con ellos 159 escaños. Un grupo casi paritario con el que se formaría al otro lado del hemiciclo, el de PP y Ciudadanos.

¿El regreso de las ‘derechas’ y las ‘izquierdas’?
Es cierto que resulta legítimo hacerse esta pregunta: ¿Es realista realizar estas sumas? Según hemos venido escuchando desde que nacieron Podemos y Ciudadanos la respuesta podría ser ‘no’. Es más, tanto Albert Rivera como, aún más, Pablo Iglesias y los demás dirigentes de Podemos, se han hartado de repudiar el concepto ‘izquierdas’ y ‘derechas’.

Pero no es menos cierto que a la hora de la verdad, las posibles parejas sobre las que dar base a un Gobierno, aún sea medianamente estable, sólo parece posible formarlas en base al viejo alineamiento ‘ideológico’. Rivera ha repetido varias veces en las entrevistas post recuento de la noche electoral que ellos se abstendrán para que gobierne la lista más votada. Lo que dejaría al PP en manos de que PSOE y Podemos fueran incapaces de llegar a un acuerdo entre ellos... con el apoyo de algunos otros grupos minoritarios.

El PSOE lo tendría más fácil… teóricamente
Aunque oficialmente el PSOE ha declarado que es tiempo de dejar intentar formar gobierno a la lista más votada (tan oficialmente lo han dicho que han coincidido palabra por palabra en este sentido Pedro Sánchez y la presidenta andaluza, Susana Díaz), los socialistas juegan con la ventaja de que, aun con grandes dificultades, todo indica que podrían más fácilmente que el PP sumar a otras fuerzas. Al menos para dejarles gobernar.

Bien es verdad que es éste un parlamento tan fragmentado que lo convierte en un terreno demasiado pantanoso como para establecer las bases de lo que se anunciaba, una legislatura previa a preparar la llegada, o al menos la modificación, de una nueva Constitución.

Una cosa sí está clara… A la política española, a la que surge de estas elecciones, le aplica de lleno aquel viejo proverbio chino, el deseo envenenado que se aplicaba a los enemigos: “ojalá vivas tiempos apasionantes”.