Si con los libros viajas, viajar al mundo de los libros es aún mejor. Existen lugares en los que pueden respirarse las hojas de un libro, y sentirse blanco sobre negro. Si hay un libro por excelencia, ese es El Quijote. Si existe un viaje literario, es su ruta. Las autoridades de turismo de la región han creado un trayecto organizado que, aunque no se puede recorrer como el Camino de Santiago, sí es muy asequible para realizar en coche. Además, no está pensada como un único trayecto, sino que se limita a señalizar los puntos de interés basados en la inmortal novela, para que el viajero sea consciente de por qué escenarios transita, y deje volar su imaginación. Nosotros hemos recorrido un punto céntrico por nuestra cuenta que consideramos muy representativo del mundo de El Quijote. Y podemos asegurarte que el viaje al pasado está asegurado. Bienvenidos a un lugar de la Mancha de cuyo nombre sí podemos acordarnos: Cuenca.

Cuna de escritores

El punto central de la ruta, la base de operaciones, no está elegida al azar y sí en función de su valor literario. Nos alojaremos en Belmonte, villa natal de Fray Luis de León, uno de los escritores místicos del Siglo de Oro y otra cumbre de las letras españolas. En su honor, las calles del pueblo exhiben azulejos en sus paredes con retazos de su poesía. Y no acaba ahí su relación con la literatura, pues cuentan las crónicas que su imponente castillo —del que hablaremos luego— comenzóse a construir por Don Juan Manuel, Señor, Duque y Príncipe de Villena, sobrino de Alfonso X el Sabio y como él autor insigne de nuestro idioma gracias a, entre otras, El Conde Lucanor.

Por tanto, algo tendrá el lugar cuando tan buenas letras produce. Y lo tiene.

En su entramado de callejones intramuros, aún se respira por las noches la paz encalada entre sombras y gatos. Casonas blasonadas saludan al pasar con la eterna mirada vigilante de su baluarte, al alimón con la colegiata.

Y es que el castillo de Don Juan Pacheco, primer marqués de Villena y por tanto señor de Belmonte, ha sobrevivido en uso desde el siglo XV hasta nuestros días salvo un periodo en el que, abandonado, casi cae en ruinas. Habiendo sido monasterio y cárcel, recuperó su esplendor con la presencia de su ilustre huésped la emperatriz Eugenia de Montijo, curioso personaje de la historia de España, muy desconocido pese a las coplillas en su honor y haber sido regente de Francia por tres veces. De su estancia queda una decoración afrancesada que le da un toque kitch a la construcción medieval. Hoy el castillo no cumple funciones defensivas, salvo las de las garras del olvido del pueblo. Gracias a la restauración y puesta en valor de sus propietarios privados en colaboración con las instituciones, puede visitarse como museo, está disponible para eventos y celebra cada año una de las pruebas del Campeonato Mundial de Combate Medieval. Sí, es un deporte, y son peleas con armaduras, espadas, mazas… ¡Ya te dijimos que viajarías al pasado! [embedyt] http://www.youtube.com/watch?v=BQCOw3AOsCE[/embedyt]

A todo confort

Gracias a estas iniciativas, Belmonte cuenta con plazas hoteleras que han sabido aprovechar el patrimonio igualmente, rehabilitando casonas y palacios. Uno de ellos, el más significativo, es el Hotel Palacio del Infante Don Juan Manuel. Un cuatro estrellas con Spa en lo alto de la villa que en una loable restauración ha respetado los restos arqueológicos sobre los que se asienta, el primer palacio de Don Juan Manuel, también convertido posteriormente en convento. Pegado al hotel, se encuentra la colegiata. Un edificio religioso notable, del siglo XV pero levantado sobre una iglesia visigoda, que entre otros tesoros cuenta con la primera sillería de coro tallada en madera que se hizo en España. Curiosamente, fue hecha para la catedral de Cuenca y acabó aquí.

Existen más puntos de interés en Belmonte, pero dejaremos algo a la aventura del lector.

La aventura va guiando nuestras cosas, mejor de lo que acertáramos a adivinar...

Con esa cita del Quijote y hablando de aventuras, es momento de subirse en Rocinante para recorrer en pocos kilómetros siglos de historia. Y sin dudarlo, acometeremos contra los gigantes. A tan solo 15 kilómetros, se encuentra Mota del Cuervo, Balcón de la Mancha. Y allí nos veremos las caras con los imponentes molinos de viento que inmortalizara Cervantes. Nuestra recomendación es que vayas al atardecer, para disfrutar de la puesta de sol y hacer el momento mágico. Aunque pueden ser más famosos los de Alcázar de San Juan o Campo de Criptana (ambos en Ciudad Real), estos no te defraudarán en absoluto.

Desde allí, puedes completar la ruta quijotesca con un salto a El Toboso, cuna literaria de la sin par Dulcinea.

«Llamábase Aldonza Lorenzo, y a ésta le pareció ser bien darle título de señora de sus pensamientos; y, buscándole nombre que no desdijese mucho del suyo y que tirase y se encaminase al de princesa y gran señora, vino a llamarla 'Dulcinea del Toboso' porque era natural del Toboso: nombre, a su parecer, músico, peregrino y significativo, como todos los demás que a él y a sus cosas había puesto.»

En el Toboso aseguran que Aldonza a su vez está inspirada en su vecina Ana Martínez Zarco de Morales, cuya casa reconstruyeron en la década de 1960 y hoy puede visitarse como museo. Sea cierto o no, en la visita aprenderás cómo era la vida en su época, incluyendo un palomar en activo en el que puedes entrar. Otras excursiones que puedes hacer desde Belmonte fácilmente en un largo día de verano o en dos días de escapada, puede ser la quijotesca Cueva de Montesinos (ya en Ciudad Real a 83 kms) o retroceder más en el tiempo y visitar Segóbriga, una de las ciudades romanas más importantes y con mejores restos visibles de la península Ibérica. Desde allí, también puedes ver Uclés, la sede de la Orden de Santiago, los caballeros del Camino y que pocos saben que su encomienda se hallaba tan lejos de Galicia.

Comer y beber como Don Quijote

Pero si algo no puedes dejar de hacer en un viaje como este es disfrutar de su gastronomía, más como Sancho Panza que como su adusto señor. A los platos típicos que debes probar, como las gachas de pastor, el morteruelo o el ajo arriero, los platos de caza o los zarajos, pondrás en todo lo alto su producto más famoso, el queso manchego. Por más que en Europa existan miles de variedades, el sobrio queso de La Mancha nunca defraudará. Aprovecha tu viaje por la zona para probarlos y comprarlos en las numerosas fábricas artesanales que encontrarás, sin ir más lejos, en Belmonte (increíble su variedad curada en manteca de cerdo a modo de corteza).

Además, el viajero de hoy debe ser responsable y aportar su granito de arena a la economía local para hacer sostenible la vida rural. Te recomendamos que consumas y adquieras productos de la tierra, aquí y donde sea que vayas.

Y nada mejor para acompañar esos manjares de origen pastoril que un buen vino, y de eso, La Mancha está sobrada. Tan sobrada que es el mayor viñedo del mundo por superficie cultivada. Sin embargo, hasta hace poco casi toda la uva se vendía a granel y acababa embotellada en otras D.O como Rioja o Francia. Con el boom de la enología en España y la llegada de los vinos de pago o autor, prestigiosos bodegueros que habían triunfado en Ribera del Duero, Toro o Rioja, decidieron apostar por esta zona de buenos caldos y están consiguiendo situarlos en el lugar que les corresponde. Puedes visitar muchas bodegas, algunas ya preparadas para enoturismo como en cualquier otra zona, y sería imperdonable que en tus comidas o cenas no pidieras un vino local. Nosotros probamos varios, y nos sorprendió muy gratamente Finca Antigua, elaborado en las proximidades de Belmonte, en Los Hinojosos. Acabamos esta parte gastronómica proponiéndote otro tesoro para el paladar, sus aceites de oliva, que también encontrarás en almazaras de la zona. Por ejemplo en Puebla de Almenara, a 28 kms de Belmonte. [caption id="attachment_8631" align="alignnone" width="550"] ©Leequid[/caption]

Plus: vivir el pasado en sus tradiciones

Dependiendo de la época en la que vayas, tendrás ocasión de asistir a alguna de las numerosas fiestas y tradiciones ancestrales que perviven desde tiempos de El Quijote y más atrás. Siempre sorprendentes, emocionantes, intrigantes y con capacidad para ponerte la piel de gallina. Por ejemplo en agosto, por las fiestas patronales de Nuestra Señora de Manjavacas, los mozos de Mota del Cuervo llevan en hombros a la Virgen, los siete kilómetros que separan la ermita del pueblo, a la carrera en la “traída y llevada”. Nosotros tuvimos la suerte de estar en la zona por la Candelaria y San Blas, y ser testigos de una tradición que mezcla lo pagano con lo cristiano en una celebración de enorme interés antropológico llamada “La Endiablada”, en el cercano pueblo de Almonacid del Marquesado. En ella, todos los hombres del pueblo disfrazados de diablos recorren las calles hasta entrar en su iglesia y celebrar un atronador rito con los enormes cencerros que portan a su espalda. Simplemente, apasionante.   No queremos ponerte más nervioso, seguro que ya estás mirando la agenda y las distancias. Sólo añadiremos esta galería de fotos para que te hagas una idea más aproximada. Aunque los viajes son como los libros, cada uno los vive a su manera y citando a Cervantes en su obra:

"Cada uno es artífice de su propia aventura". El Quijote.

  [gallery ids="https://www.leequid.es/wp-content/uploads/2017/02/Belmonte_leequid_2.jpg|Belmonte desde el castillo @Leequid,https://www.leequid.es/wp-content/uploads/2017/02/Belmonte_leequid_7.jpg|Entrada al Castillo de Belmonte ©Leequid,https://www.leequid.es/wp-content/uploads/2017/02/Belmonte_leequid_8.jpg|Acceso desde el foso del castillo de Belmonte ©Leequid,https://www.leequid.es/wp-content/uploads/2017/02/Belmonte_leequid_9.jpg|Armería del Castillo de Belmonte ©Leequid,https://www.leequid.es/wp-content/uploads/2017/02/Belmonte_leequid_10.jpg|Salón de Eugenia de Montijo. (Castillo de Belmonte) ©Leequid,https://www.leequid.es/wp-content/uploads/2017/02/Belmonte_leequid_1.jpg|Dormitorio de Eugenia de Montijo. (Castillo de Belmonte) ©Leequid,https://www.leequid.es/wp-content/uploads/2017/02/Belmonte_leequid_4.jpg|Castillo de Belmonte por la Noche. ©Leequid,https://www.leequid.es/wp-content/uploads/2017/02/Belmonte_leequid_3.jpg|Colegiata y Palacio de Don Juan Manuel en Belmonte. ©Leequid,https://www.leequid.es/wp-content/uploads/2017/02/Belmonte_leequid_5.jpg|Claustro del Hotel Palacio de Don Juan Manuel. ©Leequid,https://www.leequid.es/wp-content/uploads/2017/02/Belmonte_leequid_6.jpg|Patio del Hotel Palacio don Juan Manuel ©Leequid,https://www.leequid.es/wp-content/uploads/2017/02/Belmonte_leequid_12.jpg|Restos arqueológicos a la vista en el hotel (Belmonte) ©Leequid,https://www.leequid.es/wp-content/uploads/2017/02/MotadelCuervo_leequid_1.jpg|Mota del Cuervo ©Leequid,https://www.leequid.es/wp-content/uploads/2017/02/MotadelCuervo_leequid_2-1.jpg|,https://www.leequid.es/wp-content/uploads/2017/02/MotadelCuervo_leequid_3.jpg|Molinos en Mota del Cuervo ©Leequid,https://www.leequid.es/wp-content/uploads/2017/02/MotadelCuervo_leequid_4.jpg|"...ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí..." ©Leequid,https://www.leequid.es/wp-content/uploads/2017/02/endiablada_leequid_2.jpg|La Endiablada ©Leequid,https://www.leequid.es/wp-content/uploads/2017/02/endiablada_leequid_1.jpg|La Endiablada ©Leequid,https://www.leequid.es/wp-content/uploads/2017/02/Belmonte_leequid_11.jpg|Gachas de Pastor MAnchegas ©Leequid"] Datos prácticos: Turismo de Belmonte Ruta del Quijote