De todas las absurdas teorías de la conspiración una de nuestras preferidas es la que defiende la relación del Egipto faraónico con extraterrestres. Que si las pirámides no podían haberse construido sin la intervención de alguna inteligencia superior a la que en la época había en la Tierra. O que la escritura jeroglífica no es sino una forma de comunicarse con los seres de otros planetas por parte de los antiguos egipcios.

Hierro de un meteorito

Por su fuera poco, otro hallazgo vino a reforzar estos delirios. Cuando Howard Carter halló la tumba de Tutankamón encontró, entre los innumerables tesoros una extraña daga. Una daga de hierro en plena edad del bronce. El análisis muy posterior del cuchillo determinó que el material con el que estaba elaborado procedía del espacio exterior. Para qué queremos más. La daga del faraón forjada con hierro de un meteorito. Ahora un grupo de científicos, científicos de los de verdad, de los que analizan y tratan de encontrar explicaciones racionales, nos han dado la clave. No es solo la daga, sino que hay otros muchos artículos creados con hierro procedente de meteoros, como cuentas de collares hallados en enterramientos de año 3.000 antes de Cristo.

Una explicación sencilla

Según los expertos del Centro Nacional de Investigaciones Científicas francés la explicación es más o menos sencilla a la existencia de artículos de hierro dos mil años antes de que el ser humano fuera capaz de forjarlo. Desde el años 3.300 antes de Cristo se desarrolló la Edad del Bronce. Armas y elementos decorativos se creaban con este mineral que era relativamente fácil de extraer de las rocas. Sin embargo, tardó dos milenios más en ser capaz de crear hornos que alcanzaran las altas temperaturas necesarias para trabajar el hierro. Pero el mineral que procedía de los meteoros era mucho más fácil de extraer. En muchas ocasiones, de hecho, los meteoritos eran prácticamente de hierro puro. De esta manera, resultaba más sencillo forjarlo para darle la forma deseada. Aunque precisamente por su procedencia se trataba de un material extraordinariamente valioso, solo apto para reyes y faraones. Una vez más, la ciencia nos da una explicación sencilla y plausible a aspectos que nos parecen inexplicables. Aunque siempre habrá el que crea que esta respuesta también es producto de una conspiración.