Hay que fastidiarse con cómo somos. No nos cansamos de reafirmar nuestra personalidad. De decir que tomamos nuestras propias decisiones, que nada nos influye. Que somos autónomos. Pero luego sale un famoso con una chaqueta verde y al día siguiente se agota en todas las tiendas.

La era de los 'influencers'

Es la era de los denominados “influencers”. Esos personajes con miles, millones de seguidores en redes sociales. Esas personas a las que las marcas rápidamente echaron el ojo para proporcionar sus productos. Porque las redes sociales han proporcionado al consumidor una extraña sensación de cercanía con el famoso. La posibilidad de mandarle mensaje y que, eventualmente, el personaje popular conteste por la vía del like o del reply nos hace pensar que formamos parte de su mundo. Entonces es cuando cualquier cosa que diga en su perfil, se convierte en axioma. De esta manera, muchas marcas han encontrado la manera de meter sus productos o servicios. Como si tal cosa. Como si el “influencer” estuviera comprando en tal tiempo o comiendo en ese restaurante y compartiera la experiencia igual que puedes hacer tú.

Post para hacer caja

Pero no es así. Ellos cobran por cada post de ese tipo. Y mucho en ocasiones. Por eso, las redes sociales quieren que esa relación comercial le quede clara al usuario. Instagram ha decidido controlar la política de contenidos patrocinados. La red social de fotografías y vídeos está probando un sistema para incluir un texto que encabece cada publicación comercial de “influencers”. La frase “Paid Parnership with…” seguido de la marca, mostrará a los usuarios que lo que están viendo es simplemente un anuncio. Claro, esta acción no está enfocada solo al usuario. Según Instagram también buscan poder monitorizar mejor estas publicaciones para ofrecer a las marcas datos más fiables sobre los resultados de sus campañas. Y como cualquier puede suponer sin ser muy mal pensado, un sistema previo para monetizar ellos mismos los anuncios.