Desde luego imaginación no nos falta. Y menos mal, porque la creatividad suele ser el primer paso de los grandes inventos. Y en este caso, lo de grande está muy bien empleado. Si no cómo puede definirse al Deserscraper. Una máquina gigantesca que se supone que convertirá en fértil la tierra de los desiertos.

Deserscraper, un proyecto loco

Para que eso llegue aún queda mucho tiempo, eso sí. Porque el Deserscraper de momento es solo un proyecto. O ni tan siquiera eso. Es la idea, un tanto loca, las cosas como son, de dos ingenieros coreanos. Yungi Jung y Jeong Gwang han ideado este rascacielos horizontal. Su visión fue presentada el pasado año en el concurso internacional de rascacielos. Y despertó la atención no solo por tratarse de un rascacielos vertical si no sobre todo por su función. Cada año se pierden millones de hectáreas de suelo cultivable a causa del avance de los desiertos. Y a medida que el cambio climático se agudiza, la aceleración aumenta. Estos inquietos coreanos han pensado en una solución.

Plantando granjas

El Deserscraper rodaría por los suelos del desierto y dejaría a su paso fértiles granjas. ¿Cómo? Pues muy sencillo. Removería la tierra y sobre este suelo levantado plantaría las granjas que ya se han medio cultivado en su interior. Para ello, la enorme máquina rodante cuenta con grandes invernaderos en su interior. Así iría dejando granjas a su paso, igual que las máquinas que instalan tepes de césped en jardines y campos de fútbol. Además, al remover la tierra, mejoraría la porosidad del suelo desértico, facilitando el crecimiento de las plantas. Estas plantas, al echar raíces, mejoraría la consolidación del terreno, de manera que este no se diluiría en arenisca.

Algunos inconvenientes

Así leído tiene hasta su lógica. Hay dos pequeños inconvenientes. Por un lado, el suministro de agua a estas zonas. Pero eso no paree nada comparado con la increíble y ciclópea labor de ingeniería que sería necesaria para producir uno solo de estos rascacielos. Pero aún así, no cabe duda de que la imaginación y la voluntad de estos ingenieros coreanos merece un reconocimiento.