Aznar, que ha boicoteado permanentemente el liderazgo de Rajoy, parecía haberle aceptado cuando, el pasado 19 de diciembre, en la cena de Navidad del PP, asumió punto por punto su discurso de investidura. Quizá sólo fuera su buen propósito para el año nuevo que ha quedado en agua de borrajas nada más comenzar el año. Al menos es lo que se desprende de lo publicado por El Mundo -convertido en el refugio de los disidentes del régimen marianista-, sobre la conferencia de ayer del expresidente.

Párrafo incomodo

Según El Mundo, Aznar "eludió apoyar la subida del IRPF y el primer paquete de medidas aprobado el 30 de diciembre por el Gobierno. Simplemente lo ignoró". Añade que eliminó de su discurso un párrafo que podría haberse interpretado como una crítica a las reformas de Rajoy instándole a evitar " soluciones escapistas".

El Mundo, un altavoz amigo

Esta vez ha sido un pellizquito de monja comparado con las críticas a Rajoy que diferentes dirigentes del PP han venido haciendo en estos años y han encontrado en el periódico de Pedro J. un altavoz amigo. Allí fue donde, por ejemplo, Gabriel Elorriaga, estrecho colaborador de Rajoy, pidió un nuevo liderazgo para el partido.

Los fantasmas del 11-M y la guerra de Irak

Según recuerda el periodista y colaborador de ELPLURAL.COM Graciano Palomo en su libro "Rumbo a lo desconocido. Historia secreta de los años más convulsos del PP", Aznar llegó a romper la estrategia del partido al empeñarse en hablar de la guerra de Irak y el 11-M. Así recuerda cómo el 21 de julio de 2007, "Juan Costa [todavía en el círculo íntimo de Rajoy] y Soraya Saenz de Santamaría celebran una rueda de prensa para presentar sus propuestas electorales. Pero las declaraciones del expresidente rompen la estrategia del partido, que quiere pasar página y mirar al futuro. Costa no descalifica a Aznar, faltaría más, pero le desautoriza de forma ostensible. "La posición del PP es la que marca Mariano Rajoy". Y lo repite cuatro veces".

El Bobby Kennedy del PP
Apenas un año después, Costa le traicionaría y amagó con disputarle la presidencia. Fue entonces cuando Pedro J. quiso convertirle en el Bobby Kennedy del PP. En plena guerra contra Rajoy publicó la siguiente homilía:
"Claro que Juan Costa no es Bobby, ni mucho menos, aunque yo el otro día aludiera, en una comparación superficial, a su aire lánguidamente kennediano que le hace tener tanto éxito con las chicas. Pero merece la pena escucharle. Nunca hay dos momentos históricos idénticos ni dos elencos de personajes iguales. Sin embargo, en medio de la mezquindad y gandulería de nuestra vida política y periodística, atiborrada de zopencos y mediocres, de cínicos carentes de valores, de patéticos envidiosos carcomidos por el prestigio ajeno, los seguidores de un partido, los ciudadanos de un país, necesitan que de vez en cuando alguien sea capaz de hacerles remontar el vuelo y ayudarles a soñar. Mal que nos pese a muchos, Zapatero ha conseguido inyectar ese chute de empatía en la izquierda social. En eso consiste el liderazgo que luego amortigua el coste de los más graves errores. ¿Quién será el que nos mire a nosotros a los ojos y nos diga, citando a Shaw como hacía Bobby: «Algunos hombres ven las cosas como son y se preguntan por qué. Yo sueño cosas que nunca han sido y me pregunto por qué no»?"