De entre los 15 contratos del Ayuntamiento de León que investiga la Policía dentro de la Operación Enredadera, hay uno especialmente llamativo. Lo es por ser el de mayor cuantía, 8,7 millones de euros, porque se lo llevó José Luis Ulibarri, el empresario que está en el centro de la trama y porque es un tema recurrente en los pinchazos telefónicos desvelados por ElPlural.com.

Mesa presidida por Ciudadanos

El contrato en cuestión es el de la asistencia a domicilio para personas mayores y dependientes que acabó en manos de la empresa Aralia de Ulibarri tras un cambio técnico de última hora y bastante chapucero en la mesa de contratación. Una mesa presidida por un concejal de Ciudadanos, Justo Fernández, y en la que también estaban los concejales del PP Agustín Rajoy -primo del expresidente del Gobierno- y Aurora Baza, y el edil de UPL, Eduardo López.

El inicio de la tramitación de este suculento contrato se remonta a abril del 2017. En la publicación del concurso, se especificaba que la valoración de los solicitantes se haría con un baremo de hasta 100 puntos. Dicen que el demonio está en los detalles y en este caso, en una adjudicación que se preveía muy ajustada, la clave está en 10 puntos del apartado “Mejoras sin coste adicional”.

Dentro de ese bloque, el primer apartado y el más importante, porque daba 5 puntos, es el que se refería a las “limpiezas extraordinarias”, que son aquellas “imprescindibles en situación de gran abandono y que son necesarias” antes de empezar los cuidados de personas mayores. Aquí, por ejemplo, entraría una limpieza de una persona que sufre síndrome de Diógenes. El contrato especificaba claramente que “la valoración de esta mejora se realizará asignando la mayor puntuación al licitador que ofrezca un mayor número de limpiezas extraordinarias”.

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El problema llegó cuando, al abrir los sobres de las ofertas, tres de las cinco empresas que aspiraban al contrato sí especificaban el número de limpiezas que incluía su oferta, pero dos de ellas, la de Ulibarri y la de Caser seguros, solo hablaban de “horas anuales” dedicadas a las limpiezas extraordinarias.

“Una mera operación matemática”

El acta de la adjudicación del contrato incluye cómo la Mesa de Contratación, con los políticos antes mencionados, decidió resolver este entuerto. Podrían haber rechazado las ofertas de Ulibarr y Caser, pero las aceptan con el argumento de “la tendencia restrictiva a la exclusión de plicas aún más en supuestos en los que las ofertas presentadas no son sustancialmente diferentes del modelo establecido”.

Y aún, es más, la Mesa de Contratación decide que van a realizar “una mera operación matemática para referirlo todo a horas”. La adjudicación del contrato está repleta de fórmulas matemáticas complejas para valorar las ofertas, pero en el caso de las limpiezas extraordinarias, deciden “que cada limpieza extraordinaria ofrecida empleará ocho horas de trabajo”. Sin ningún tipo de explicación o argumento técnico.

Ese cálculo supone que la propuesta de Carflor pasa de ofrecer 300 limpiezas a 2.400 horas, mientras que Ulibarri proponía que su empresa, Aralia, haría 12.000 horas. El cálculo arbitrario de las 8 horas para limpiar una casa supone que Ulibarri obtenga 5 puntos en este apartado y su principal rival, Carflor, sólo rasque 1 punto. De haber sido al revés, Caser habría ganado la adjudicación y Carflor se habría quedado a unas décimas del primer puesto, con Ulibarri en tercer lugar.

“Lo otro ya está adjudicado”

Este contrato, el más alto de los conseguidos por Ulibarri, es uno de los temas preferidos de conversación en los pinchazos telefónicos y hay tres charlas registradas por la Policía que son bastante ilustrativas.

La primera de ellas es de Ulibarri con el mismísimo alcalde de León, Antonio Silván y se produce el 29 de septiembre, en las fechas en que se está estudiando esta adjudicación. Es cuando el regidor le dice a Ulibarri “oye, que lo otro ya está adjudicado”. No especifican a qué se refieren, pero el empresario le dice “pues muchas gracias”. Justo el día anterior, el 28 de septiembre, el Ayuntamiento publicaba una “nota aclaratoria” en la que insistía en que las “limpiezas extraordinarias” se medirían en limpiezas individuales y no en horas.

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“Te dije que me iba a enterar de todo”

Otra conversación que merece la pena recordar es la que se produce con Ángel Villa alias Gelín, exconcejal del PP, en la que avisa a Ulibarri de que tiene el teléfono pinchado. Sin embargo, el grueso de esa llamada se centra en el contrato de asistencia a domicilio porque Gelín contaba con información reservada de la mesa de contratación que, al parecer, le estaría filtrando Gus, Agustín Rajoy, el primo del presidente del Gobierno.

En dicha charla, Gelín avisa a Ulibarri de que ya se ha abierto el sobre B, pero que el sobre C no se abre hasta dentro de “mes y pico”. Sin embargo, le alerta de que Caser ha entrado en la pugna por sorpresa, con una oferta económica de “baja temeraria” después de “una comida en no sé qué, que vinieron los directores de no sé qué”, insinuando que su propuesta se ha gestado entre bambalinas. Ante el peligro de perder la adjudicación, el exconcejal del PP recomienda a Ulibarri presionar al alcalde: “Ve a decir al alcalde, ¿eh, que tanto tal?, hay que engancharle, hay que decir oye, déjate de promociones”.

“Ya te dije que me iba a enterar de todo y te lo iba a explicar”, presume Gelín ante Ulibarri. Al parecer, su contacto sería Agustín Rajoy, primo del expresidente y miembro de la mesa de contratación, puesto que le cuenta a Ulibarri que Gus le ha dicho que Aurora Baza, la otra edil del PP en la mesa “es subnormala”. Y Ulibarri acaba la conversación diciendo a Gelín: “Contrólamelo, contrólame al Gus, ¿eh?”. A lo que el exconcejal del PP responde: “Bueno, menudo hijo de puta es. Pero lo acabo de coger y estoy cómodo con él”.

“Estaré contento con el alcalde”

Por último, existe en el sumario una tercera conversación bastante transparente, que Ulibarri mantiene con su hija Adriana, consejera delegada de su holding mediático. Esa charla es fundamental porque ilustra cómo los Ulibarri usaban sus medios, como el Diario de León para presionar a políticos a cambio de contratos.

En concreto, en la charla captada el 1 de febrero de este año, Adriana le cuenta a su padre que ha estado en un acto sentada junto a Juan Martínez Majo, presidente de la Diputación de León, que estaba muy preocupado porque Ulibarri estaba “muy enfadado” con él. Cuando su hija le pregunta las razones del enfado, Ulibarri responde “pues que mire el contrato quien lo tiene es muy sencillo”.

Aquí los investigadores de la Policía hacen un inciso para explicar que se refieren al contrato de asistencia a domicilio de la Diputación de León, idéntico al del Ayuntamiento de León, pero que sí se llevaron Carflor y Seralia. “Se lo ha dado a otro, ¿no?”, dice Adriana. A lo que Ulibarri contesta: “Pues a Carflor y Seralia. ¿Quiere que esté contento? Estaré contento con el alcalde, que nos lo hemos llevado nosotros”.