Íñigo Onieva parece incapaz de evitar que la polémica recaiga constantemente sobre él. Ahora, el empresario y marido de Tamara Falcó se enfrenta a las fuertes críticas de los vecinos de la calle Fernando VI, en la que está ubicado su restaurante, Casa Salesas, por las grandes acumulaciones de basura que genera el local.

Tal y como se ha emitido en 'Ni que fuéramos shhh', el nuevo 'Sálvame' que puede verse a través de ElPlural.com, la calle se encuentra llena de bolsas de basura procedentes del restaurante que no han sido recogidas y que han provocado el desasosiego entre los residentes de la calle.

Sin embargo, parece ser que los vecinos no son los únicos enemigos que se ha granjeado el empresario desde la apertura de su local. "Los vecinos están en pie de guerra con Íñigo Onieva, pero las redes también y os voy a contar por qué", comentan desde el programa. "Resulta que este restaurante, que abrió hace una semana más o menos, empezó a recibir reseñas antes de estar abierto. ¿Y quiénes fueron los autores de esas reseñas? El propio Íñigo Onieva y su familia y amigos", denuncian.

 

Desde el plató ha habido multitud de calificativos. Mientras que Lydia Lozano lo definía inicialmente como un gesto de egocentrismo del empresario, Víctor Sandoval se aventuraba a decir que era "peligroso" porque una puntuación tan positiva para el local podía ser engañosa para los consumidores. Después, Lozano matizaba: "Yo creo que más que egocentrismo, lo que pasa es que, por ejemplo, las croquetas de jamón te las ibas a comer y no encontrabas ni un trozo de jamón". 

"Las opiniones de personas que sí han estado en el restaurante no han sido tan buenas", añadía Isa Morata por su parte. "A mí me produce mucha ternura porque hay un simplismo absoluto, el ponerse una reseña de cinco estrellas con su propio nombre...", reflexionaba Kiko Matamoros. 

Así, a Onieva se le abre un doble frente con la apertura de su negocio: la limpieza, con los vecinos profundamente molestos por la cantidad de basura que genera el local, y la honestidad, con las redes sociales haciéndose eco de las reseñas falsas que tanto él como su círculo cercano han publicado para mejorar las valoraciones del restaurante, mientras que las de los comensales reales no han sido tan positivas.

Los socios de Onieva: Espinosa de los Monteros y 'El Turronero'

La terna de empresarios que está detrás de esta apertura, además del propio Onieva, la componen el ex diputado de Vox Iván Espinosa de los Monteros y José Luis López, más conocido como ‘El Turronero’. Con unos propietarios de esta índole, ocurre lo que cabía esperar: una carta nada asequible para el trabajador de a pie y donde un botellín de cerveza se dispara a los cinco euros. Una carta de cócteles y bebidas espirituosas en la que incluso se contemplan 10 euros por un vermú o por un chupito de tequila.

Si se le echa un vistazo a su carta de desayunos y coctelería, se desprenden precios asequibles para unos pocos bolsillos en la capital. Por ejemplo, sólo un café espresso sube a 2,8 euros, mientras que si se convierte en "espresso lungo (largo)", se coloca en 3. Si el café se acompaña de un croissant Monsieur, sólo el desayuno podría suponer unos 15 euros. Eso sí, si se opta por el croissant de jamón y queso, el de toda la vida, su precio se queda en 6.

Por otra parte, la oferta de coctelería no es excesivamente amplia a pesar de las ínfulas del bistró. Los cerveceros tienen la opción de recurrir a Mahou. El botellín de la reconocida marca madrileña se sitúa en los 5 euros; 6 en el caso de recurrir o bien a la IPA, la Maestra o la Mahou Sin filtrar. El botellín de Alhambra sigue el mismo camino, al igual que la Corona o la Stella Artois (belga). La cerveza de barril, para los más clásicos, se rebaja hasta los 4 o 5 euros, dependiendo de si opta por la Mahou Clásica, la Maestra o la Tostada 0,0.

Mención aparte para el vermú o el tequila. En Casa Salesas, un chupito de la tradicional bebida mexicana podría ascender a los 10 euros, en el caso de optar por la elección más económica de la carta, aunque la broma puede salir por 190 euros si tu paladar te anima a darte el gustazo con el Clase Azul Repostado. El resto de bebidas espirituosas oscila en virtud de su calidad, aunque la oferta más cara con diferencia se encuentra en el apartado del Whiskey, con un Macallan de 30 años cuyo precio alcanza los 600 euros.

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