'First Dates' es uno de los programas de mayor éxito de la parrilla televisiva. Cada noche desde hace varios años, congrega a un buen porcentaje de los telespectadores del país para ser testigos de cómo las parejas que designa el programa encuentran sus puntos en común y sus diferencias. Existe una gran mitología alrededor de varios aspectos de este espacio: si es en realidad un restaurante, la hora a la que se graba o lo sesgado que está el contenido de las citas (qué se omite en el montaje). En este sentido, el usuario de Twitter Israel Díaz Reinado ha elaborado un relato en el que se visualiza este programa como una puerta a un mundo paralelo, que comienza como un testimonio real y poco a poco se desvía hacia la fantasía. El objetivo de este hilo no es otro que el de fomentar la lectura y la literatura fantástica mediante un formato alternativo y más accesible, como puede ser a través de una red social como Twitter.

 

"¿Conocéis el programa First Dates? Yo sí, y de primera mano. Os diré algo: nada es como parece. En junio participé en una grabación que se emite esta semana. No os creáis nada", arranca Israel. 

"Todo surgió de la cabeza de unos primos míos que siempre se burlan de mí. Ya sabéis: se te pasa el arroz, eres un cuarentón, etc. Mis primos elaboraron una encerrona obligándome a asistir al programa. No les quise hacer un feo y accedí con pocas ganas. Hasta llegar al lugar de grabación todo fue de maravilla. Te pagan el AVE a Madrid y una furgoneta de producción te espera en Atocha. Luego en los estudios te agrupan con los asistentes de tu mismo sexo. Las mujeres se alojan en otras salas. Yo estaba un poco nervioso", expone.

"La grabación no es en un restaurante, sino un estudio que no tiene techos. De arriba cuelgan focos y cámaras. Tampoco es una cena. A mí me sentaron a las 4 de la tarde. A la entrada del plató me recibe Carlos Sobera. No es el presentador simpático que todos conocen. Su gesto es poco cercano. Al darme la mano la tiene fría como el hielo y su mirada me genera desconfianza. Como ya he dicho, estaba nervioso", prosigue relatando, incidiendo en su nerviosismo.

"Mientras me tomo una cerveza en la barra hacen pasar a mi pareja. Es una joven morena y alta. Se llama Elena y es de Murcia. Me saluda con dos efusivos besos. Al menos la chica es guapa, me digo. Puede que la idea de mis primos no fuera tan mala. Elena me habla de su trabajo y aficiones. Es una mujer dinámica. Yo le cuento acerca de mi futuro profesional. Estudiaré una nueva carrera, la compaginaré con el trabajo y haré unas oposiciones. Ella me observa extraña. Una mezcla entre indiferencia y sorna. Una mirada gélida", cuenta, con preocupación.

"¿Es que no le intereso nada a esta mujer?", se pregunta. "Pues me equivoco. Yo sí le intereso, aunque no mis proyectos. Al fin traen la comida. Yo no tengo más ganas de hablar, así que a comer. Traen una especie de cerdo agridulce de sabor muy peculiar. No he probado algo igual en mi vida. Me consta que los cocineros del programa son de prestigio. Pero la verdad es que aquello sabe a rayos. Elena devora el plato como si no hubiera un mañana", señala, destacando que el sabor del plato era, cuanto menos, extraño.

"Intento de nuevo darle una oportunidad a aquella aventura. Otra vez hablo de mis proyectos. Ella vuelve a torcer el gesto. No vas a cumplir ningún proyecto, me dice. Tu futuro acaba aquí. ¿Pero qué habla esta loca? Entonces su rostro se vuelve muy serio. El entrecejo se le arruga y comienza a hablar con voz grave. ¿Sabes por qué estás aquí?, me dice. Vaya pregunta rara a estas alturas, pienso. No has venido por decisión propia, continúa. Pues claro que no, guapa", narra Israel, justo antes de que el hilo comience a volverse un relato rocambolesco.

 

"Tu futuro acaba aquí"

"Estoy a punto de levantarme, harto de aquella loca. No te vayas, dice mientras me toma la mano. Me gustas. Vaya, una buena noticia. Es entonces cuando Elena me cuenta una historia que ni Spielberg. "No me llamo Elena. Mi nombre real es Wrlsndinda. Vengo del sistema Orión". ¿Perdona? No soy de este planeta. Has sido elegido por mí. ¿Que yo he sido elegido por ti? ¿Para qué? Para ser salvado. Me gustas, te vi en un catálogo. Puedes casarte conmigo y vivir", escribe.

"Esto es demasiado. Está claro que mis primos me están gastando una broma. Los voy a matar. Bueno, y dime, ¿si no me caso contigo no voy a vivir? Pues no, responde. Vas a ser convertido. ¿Convertido en qué?, le digo. Pues en comida, contesta señalando el plato", cuenta.

 

"[...] Entonces se abren las puertas del plató y Elena me invita a salir. No es la misma por la que entré, sino una de servicio. Accedo a un pasillo. Entonces la puerta se cierra tras de mí y quedo completamente solo. El pasillo se convierte en una sala enorme con cientos de ganchos. En cada gancho hay un ser humano congelado y descuartizado. Creo que elegí mal. Debí casarme con Wrlsndinda", concluye el hilo y con él, la descabellada historia.

Cada vez se hacen virales más relatos como este, que buscan cautivar la atención del usuario utilizando un gancho verosímil, como puede ser, en este caso, la participación en un conocido programa, antes de dar paso a la parte literaria de la historia. El precursor de este formato fue un hilo elaborado por el guionista Manuel Bartual, allá por 2016. 

El hilo de Israel Díaz acumula, en el momento de la publicación de este artículo, casi 60.000 visualizaciones.