El lunes trascendió el fallecimiento del padre de Bertín Osborne, cuya muerte sucedió el pasado viernes 18 de octubre. Una noticia que deja al cantante tocado y hundido, con la pérdida de otro ser querido pocos días después de que su mejor amigo, Ignacio Arizón, falleciera poco tiempo antes. Nueva oleada de dolor para Osborne, a pesar de la relación curvilínea que mantuvieron durante décadas, que, con todo, se convertirá ahora en el octavo conde de Donadío de Cassasola por herencia.
Enrique Ortiz López-Valdemoro fue, hasta el viernes pasado, el VII conde de Donadío de Casasola. Su fallecimiento provoca que este título llegue a manos de su hijo varón, Bertín Osborne, que por fin ostentará un titulo aristocrático como su hermana Teresa, duquesa de las Navas desde el año 1994. El artista tiene otras dos hermanas más, Marta y Mari Luz, menores que él, por lo que la veteranía le lleva hasta este título nobiliario.
Duro momento para Bertín
Enrique López falleció el viernes a la edad de 96 años, aunque no fue hasta este lunes cuando se hizo público. Se desconoce por el momento las causas de la muerte, aunque sí es de dominio público los baches de salud que ha padecido el padre de Bertín Osborne hasta sus últimos días. De hecho, ingresó de urgencia en un hospital tras suministrársele mal una dosis de medicamentos hará poco menos de un año.
Según apuntaban los medios de comunicación, el cuerpo del padre del artista fue incinerado en un acto de carácter privado en el tanatorio de La Paz, en Madrid. Enrique López tenía en su haber los títulos de VII conde de Donadío de Casasola y VII conde de las Navas. El cantante aún no se ha manifestado públicamente, pero su condición de primogénito le sitúa como heredero del primero de los dos títulos nobiliarios.
Aunque tampoco esta noticia paliará su dolor, pues Osborne pasa por momentos tremendamente complicados. No sólo su padre ha fallecido recientemente. También murió en este último mes uno de sus mejores amigos, Ignacio Arizón, con quien mantenía una profunda relación de amistad de más de 50 años. Dos golpes prácticamente consecutivos que dejan al presentador noqueado emocionalmente, aunque amparará su dolor bajo sus otras hermanas.
Una relación difícil
La madre del artista y célebre rostro de la revisión española, María Teresa Osborne y Marenco, falleció ya en el año 1991, hace más de tres décadas. Una muerte que a Bertín dejó más que tocado, incluso más que la de su hijo. Así lo hizo saber el cantante tras su paso en 2018 por el programa Planeta Calleja, de Cuatro, donde confesó que sufrió “más la muerte de mi madre que la de mi primer hijo”. “Ahora él tendría 37 años”, aseguró entonces el intérprete.
En cambio, la relación de Bertín con su padre ha atravesado varios baches a lo largo de su vida, especialmente en su juventud. De hecho, Enrique Ortiz no asistió a la boda de su hijo con Sandra Domecq, su primera mujer y madre de sus tres hijas, que falleció también en 2004 a causa de la leucemia. No obstante, con el paso del tiempo, reconstruyeron los puentes, hasta llegar a estos últimos años, donde el propio Bertín Osborne ha presumido de su buena relación con su progenitor, tanto a través de redes sociales como en sus participaciones en la televisión. Así las cosas, tanto Bertín como sus hermanas y su entorno más íntimo han despedido a Enrique en la más absoluta privacidad, ceñidos a la discreción que siempre tuvo en vida a pesar de la celebridad de su hijo.