La industria audiovisual afronta un claro punto de inflexión tras darse a conocer que Jaume Roures abandona Mediapro tras casi 30 años al frente de la compañía. Al margen de todos los hitos logrados a lo largo de su trayectoria profesional, el empresario sufrió en carnes propias una vorágine laberíntica sin precedentes que terminó por denominarse como la segunda etapa de 'La Guerra del Fútbol'. Entre los años 2006 y 2011, una lucha con escasos precedentes se convirtió en clave de la conversación social, con el deporte rey en el ojo del huracán y con un mismo enfrentamiento emitiéndose simultáneamente en distintas cadenas.

Hubo una época en la que el fútbol se convirtió en el mayor quebradero de cabeza para distintas empresas que operaban en nuestro país. Para empezar, debemos recordar a la extinta Audiovisual Sport, una sociedad encargada de gestionar los derechos deportivos de LaLiga, que estaba participada por Telefónica y PRISA de manera mayoritaria, ambas acompañadas por TV3 en un porcentaje minoritario. En ese momento, se decidió proceder a la contratación de Mediapro únicamente para gestionar distintos aspectos técnicos, siempre desvinculada del accionariado.

Sin embargo, el punto de inflexión llegó en el año 2005 cuando Mediapro se hizo con los derechos relativos al Real Madrid Club de Fútbol y al Fútbol Club Barcelona, estos últimos gracias a la intermediación de la cadena autonómica catalana según se publicó en los medios de la época. Paralelamente, la mencionada compañía se adentró en el proceso de creación de laSexta junto a otras sociedades; realidad que provocó cierto nerviosismo en el sector por un motivo clave: la empresa que gestionaba derechos deportivos iba a formar parte del accionariado de una televisión en abierto.

¿Qué provocó este cruce de realidades? Pues que Mediapro fue expulsada drásticamente de todo cometido encargado previamente en Audiovisual Sport. No obstante, la compleja situación motivó la firma de un acuerdo en las mencionadas sociedades puesto que dos firmas poseían los derechos de explotación de los partidos de fútbol de distintos equipos pese a ser la misma competición.

Ya en julio de 2006, se intentó firmar un acuerdo nada fructífero a juzgar por lo ocurrido en los meses siguientes: Audiovisual Sport era la única habilitada para explotar los mencionados derechos y, en contraprestación, Mediapro entraría en su accionariado. Cuando todo parecía llegar a su fin, esta operación no fue autorizada por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), abriendo un escenario prácticamente nunca visto en nuestro país. Mientras que PRISA, recordemos su participación en la sociedad, emitía los enfrentamientos en Digital+, Mediapro hizo lo propio a través de laSexta.

La situación puede calificarse como inaudita: la misma competición aparecía en dos cadenas diferentes, cuyos ámbitos de emisión no tenían nada que ver. ¿Quién fue entonces la mayor beneficiaria de esta realidad? Lo cierto es que laSexta, todavía en pañales y sin estar posicionada en las mentes de los espectadores, fue capaz de llegar a un sinfín de hogares con la excusa de ser "la casa del fútbol en abierto y gratis". Mientras tanto, PRISA se limitaba a seguir con sus planes originales: emitir los enfrentamientos en la plataforma de pago Digital+.

El día en que Telecinco se convirtió en actor de la disputa

Mientras que el asunto ya estaba judicializado, Telecinco se convirtió inesperadamente en actor inesperado. La hoy principal cadena de Mediaset España compró a PRISA los derechos del enfrentamiento entre el Valencia y el Barcelona; enfrentamiento que también emitió laSexta en aquel espectacular sábado 15 de diciembre de 2007. Tiempo antes, la Justicia ya había pedido medidas cautelares contra Mediapro, lo que suscitó alegrías televisadas y radiadas en todos los altavoces mediáticos de PRISA. Ninguno de los dos batallantes en abierto lograron grandes resultados para la época:

  • Valencia - Barcelona (Telecinco): 16,6% de share y 2.656.000 espectadores.
  • Valencia - Barcelona (laSexta): 12,5% de share y 2.000.000 espectadores.

Telecinco firmó unas audiencias completamente inesperadas ante las expectativas generadas. Lo más curioso de todo es que se anunció solo un día antes la emisión del enfrentamiento, lo que significó la retirada de 'La Noria' para albergar el enfrentamiento de LaLiga. Recordemos también que en ese momento, el espacio nocturno de La Fábrica de la Tele capitaneado por Jordi González solía moverse alrededor del 20% de cuota media de pantalla.

Un preacuerdo incumplido años antes de la sentencia final

Como se diría popularmente, la situación se había ido completamente de madre hasta el punto de provocar la firma de un preacuerdo. PRISA debía pagarle una gran suma económica a Mediapro en contraprestación a que esta última compañía dejase de explotar los derechos deportivos que adquirió. Sin embargo, se produjo un importante vuelco cuando la primera compañía no abonó un solo euro de lo pactado, puesto que ese montante se restaría de las "deudas" que la segunda habría contraído.

La realidad es que esta flamante historia de nuestra televisión se tradujo en que Mediapro entró en concurso de acreedores antes de que el Tribunal Supremo dictase la sentencia final. Los magistrados emitieron un fallo en favor de Mediapro, tal y como recogen los medios de la época, eximiéndoles del pago de 105 millones de euros, además de otros 220 millones de avales.

El adiós de Roures a la compañía que fundó

El despido de Jaume Roures ha copado un sinfín de titulares. Según fuentes cercanas a los hechos, esta decisión viene motivada por los roces del empresario catalán con Southwind Media, accionista mayoritario y propietario de Mediapro. Esta compañía inversora busca darle una nueva estructura a Mediapro que no sería acorde con los principios fundacionales de la empresa ni con la visión de Roures sobre la misma. Por ello, el hasta ahora socio gestor ha decidido poner fin a este binomio.

Roures también posee acciones por valor del 5% del capital de la firma al margen de sus roles administrativos. A fecha de publicación de esta noticia, la filial de Hong Kong ostenta un 85% del capital, mientras que el 10% restante se lo reparten la multinacional británica WPP y Tatxo Benet, socio de Roures, ambos con un 5%. A pesar de la marcha de Roures, la salida de su mano derecha de la compañía no se plantea como una posibilidad, ya que ha sido apuntalado como director ejecutivo y presidente, "cargos que llevaba desempeñando desde hace 10 años", según un comunicado que ha emitido la propia compañía.