El dolor por la muerte de sus padres o las crisis económicas personales fueron algunos de los temas más destacados que el presentador de El Hormiguero trató en este podcast, especialmente por ser asuntos que apenas suele tratar públicamente, siendo contadas las ocasiones en las que se abre de esta manera para contar sus intimidades.
Empezando por el fallecimiento de sus padres, Pablo Motos explica que fue un despertar para él y que le permitió entender que debía de llevar la vida de otra manera, no solo aprovecharla más, sino entender también que para ser feliz había que tratar de solucionar los problemas que uno se puede encontrar en el día a día y que, si para ello es necesario tragarse el orgullo para admitir, por ejemplo, un error, el sentimiento de alivio por volver a verlo todo fluir de nuevo es enorme.
Motos explicó que cuando muere un padre o una madre no se entiende nada y se actúa casi sin saber lo que pasa. "Es un dolor que viene de un sitio que no has sentido nunca", afirmó, explicando que, cuando su madre fallece tras su padre, el sentimiento de soledad que tuvo fue enorme. Ahora bien, explica que tras estas experiencias y que conforme avanzan los años, la muerte le da sentido a la vida. El presentador explicó que no siente temor por la muerte, sino pena por no poder exprimir más la vida.
"Es horroroso"
Abordando otros temas, Pablo Motos contó a sus entrevistadores que se ha arruinado dos veces durante su vida, siendo la primera de ellas debido a una estafa. "Es horroroso", dijo el presentador. Ocurrió en su veintena, cuando todavía trabajaba en la radio en Valencia. Explicó que un hombre acudió a la radio pidiendo un descuento en la publicidad y que, tras hablar con el director, se lo concedieron, hecho por el cual el hombre le pidió que fuera él el encargado de gestionar su publicidad. Un hecho que llevó a Motos a multiplicar exponencialmente sus ingresos, "pasé de ganar 600 euros a 20.000", detalló. Un cambio que le llevó a acelerar su ritmo de gasto.
El problema surgió cuando este hombre comenzó a pedirle que fuera el propio Pablo Motos quien firmara los contratos de publicidad, cosa que hizo que cuando este señor desapareció de repente, el presentador se viera obligado a asumir una deuda de 35 millones de pesetas. "En 24 horas pasé de tener mucho dinero a no tener nada", contó.
La segunda ocasión fue años más tarde, también de manera repentina. Había invertido gran cantidad de dinero en la bolsa y estaba obteniendo buenos beneficios, pero, un día, estalló la burbuja inmobiliaria. "Me desperté una mañana y había perdido la mitad de mis inversiones, me dijeron que eran fluctuaciones normales sin peligro. Media hora más tarde ya había perdido el 75%", así, explicó que se vio obligado a malvender las acciones para que las pérdidas no fueran catastróficas.