Manuel Pizarro, una de las presuntas víctimas de los espionajes de Iberdrola, ratificó ante el instructor del caso Tándem, el juez Manuel García-Castellón, que los informes que Villarejo entregó a la eléctrica sobre su vida privada incluían datos personales reales e información de conversaciones telefónicas que mantuvo con autoridades, amigos y familiares, tal y como ha desvelado El Confidencial.
Además, manifestó que los supuestos encargos de Iberdrola habrían coincidido con el periodo en que la compañía que presidía en ese momento, Endesa, era objeto de una opa hostil. Las diligencias del caso ya han acreditado que Iberdrola pagó precisamente en esos años a Villarejo para financiar el proyecto BlackBoard (B-B), una investigación clandestina que tenía como objetivo “buscar puntos oscuros” y otros datos comprometedores sobre Pizarro.
Para tratar de ocultar el encargo, Iberdrola habría abonado al excomisario parte de los servicios a través de una tercera empresa, Casesa (Castellana de Seguridad SA), mediante facturas falsas.
Pizarro explicó durante su comparecencia que fue objeto de dos episodios de coacciones demostradas con sentencia firme durante los años del proyecto B-B, aunque admitió que nunca sospechó que tras esos ataques pudiera encontrarse Iberdrola.
“Cuando se hace una opa hostil, lo que se hace es intentar llegar a un acuerdo con el opado para ver cómo se puede hacer el trato. Pero, claro, si ese señor lo que le dice al accionista es que la oferta es insuficiente...”, relataba Pizarro ante el juez: “Sin hacer juicios de valor, lo normal es que, si el titular de la empresa no se aviene a lo que quieren los opantes, pues entonces se buscan otras pruebas de convicción. Y ahí me quedo”.
“Yo sabía, no soy un ingenuo, que cuando empieza la opa voy a tener problemas. A la semana, ya detectamos una persona que estaba siguiéndonos. Al poco tiempo, tengo dos sentencias firmes donde se condena por coacciones a personal de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Se las traigo para que no pierdan el tiempo. Dos guardias civiles y tres miembros del Centro Nacional de Inteligencia identificados como tales”, decía ante las preguntas de la Fiscalía.
Además, contaba que durante esos años robaron los ordenadores del jefe de Contabilidad de Endesa y de su jefe de Gabinete, “que estaban en la quinta planta de Endesa”. “Avisamos a la Policía y nos dijeron que los autores eran simples ladrones que buscaban ordenadores (…) Qué cosa más curiosa”, decía.
En su opinión, Iberdrola podía tener interés en quedarse con las partes de Endesa que por cuestiones de competencia no podía absorber Gas Natural. “Hay toda una serie de actuaciones preparatorias para que alguien acceda a la voluntad del opante de vender por 21.000 millones en lugar de por 40.000 millones”, que fue el precio al que finalmente se cerró la venta de Endesa.
Tras consultar unos papeles ofrecidos por la Fiscalía, Pizarro admitió que mucha de la información de carácter personal proporcionada por el comisario a Iberdrola era auténtica, como detalles sobre su familia y amistades, y una larga relación de llamadas telefónicas efectuadas y recibidas a través del número de su domicilio particular. “Vamos a ver… Banco de España... Jaime Caruana, pues habré hablado con él muchas veces, pues porque... porque somos amigos de colegio mayor. No sé cómo decirle. La relación es continua”, explicaba Pizarro. “La sociedad esta de César Alierta, pues sí tenía los teléfonos de él o de su esposa, que éramos amigos también de Zaragoza. Él tenía una sociedad de valores y yo otra. La relación era de amigos”, decía con un más que notable tono de sorpresa.
"Este es mi suegro, mi cuñada, un tío de mi mujer, otro tío de mi mujer... Estas llamadas sí que se han intervenido. Todo esto sí es real. Es real completo. Es toda la familia de mi mujer. Es real seguro", añadía. "Son llamadas de mi domicilio", subrayaba. “Esta es una amiga de mi mujer. Sale mi hija. Un agente de bolsa amigo mío”, rafificaba.