De la misma manera que una enfermedad infecciosa se contagia pero también se pueden aplicar mecanismos para prevenir y evitar su transmisión, la Universidad de Columbia ha presentado un estudio que muestra diferentes alternativas para hacer frente al contagio de los pensamientos suicidas

La investigación, publicada en la revista Science Advances y liderada por Jeffrey Shaman, surgió después de que en la población estadounidense se detectase un aumento de suicidios después de conocerse casos de personas famosas que han optado por acabar con su vida. Entre los casos más famosos, destaca el de la muerte de Marilyn Monroe, cuando tras esta se registró un aumento del 12% de las personas que intentaron quitarse la vida. Lo mismo pasó con la muerte del actor Robin Williams en 2014, el chef Anthony Bourdain y la diseñadora Kate Spade en 2018.

De hecho, el estudio se ha centrado en estos dos últimos casos. Los resultados muestran que tras la muerte de ambos, los suicidios entre la población general se incrementaron. En el caso de Williams, los ideas de suicidio entre aquellos que no las habían tenido previamente se multiplicó por mil, y entre aquellos que ya las tenían, se triplicó. Una tendencia que también se reflejó tras la muerte de Bourdain y Spade, cuando el efecto producido fue la mitad. Sin embargo, la proliferación de estas ideas tras conocerse el suicidio de famosos se extendió únicamente durante un breve periodo de tiempo. De hecho, el autor del estudio, Jeffrey Shaman, señaló: “Estos cambios fueron temporales, durando solo unas semanas”. No obstante, “las personas que ya tenían ideas suicidas se volvieron más contagiosas y tenían diez veces más probabilidades de influir en una persona sin esas ideas para que comenzase a planteárselas”. Por ello, insiste en la necesidad de que se dediquen mayores esfuerzos e investigaciones para entender por qué y cómo se produce el contagio de estas ideas y cómo afecta también dependiendo de otros factores como el sexo o el país. 

Investigación en España

Pese a que el estudio se ha llevado a cabo en la universidad estadounidense de Columbia, investigaciones paralelas también llegan a España. En esta línea, desde el Hospital Provincial de Castellón, el psiquiatra Juan Pablo Carrasco ha centrado su estudio en la manera en la que las redes sociales pueden contribuir a estos contagios. “Un 30% de las personas que ven contenido suicida en internet, en redes sociales, no lo buscan, se los pone delante el algoritmo, y eso es algo problemático, sobre todo en una persona de riesgo”, explica. 

Hablar del suicidio sin tabú

Sin embargo, de manera paralela a este trabajo de prevención, los expertos insisten también en la importancia de hablar del suicidio con naturalidad lejos de tabús extendidos como los que señalan que esto genera un efecto llamada. “No se trata de obviar el tema del suicidio, sino de tratarlo de la manera correcta”, añade Carrasco. En este sentido, los expertos señalan como recomendaciones sencillas no tratar el tema como morboso, visibilizar contactos de ayuda para las personas con este tipo de ideas y hablar del suicidio con la máxima naturalidad posible.

Canales de ayuda y atención 24 horas

En España, el Ministerio de Sanidad tiene habilitado el número 024 de ayuda a la conducta suicida. Está gestionado por Cruz Roja y desde su puesta en marcha ha recibido una media de 348 llamadas diarias, con especial aumento del 8% entre mayo y diciembre de 2023 respecto al mismo periodo de 2022. Solo el día que se abrió la línea, el 10 de mayo de 2022, se recibieron 961 llamadas. 

Además de este número, disponible las 24 horas del día, también están disponibles las Líneas de Ayuda ANAR para menores de edad (900 202 010 y chat.anar.org) y para familias y centros escolares (600 505 152 y chat.anar.org), y el teléfono de la Esperanza: 717 003 717.